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Guillermo Czerner busca a la Dulko mexicana

Sofía Sánchez es el Proyecto Dulko Juan Ignacio Ceballos

SAN LUIS POTOSÍ -- Durante siete temporadas, Guillermo Czerner fue el coach de la mejor tenista latinoamericana de la actualidad, la argentina Gisela Dulko. Billy guió la carrera de la campeona del Abierto Mexicano 2011 desde que tenía 10 años, hasta los 17. En ese periodo, Gisela fue número 1 junior en dobles (y 5ta en singles), y luego concretó un exitoso salto al profesionalismo, ganando 5 torneos ITF Circuit entre 2000 y el 2001.

Ahora, una década después, Czerner se encuentra ante un desafío similar: llevar de la mano a una de las mejores juniors mexicanas hacia una exitosa inserción al circuito de la WTA. Y, en el camino, lograr lo que nadie ha podido en los últimos 3 lustros: ubicar a una tenista tricolor entre las 100 mejores del ranking mundial.

Ella es Ana Sofía Sánchez Palau, el "Proyecto Dulko" mexicano.

"Sofi me hace sentir muchas cosas que sentía con Gisela: tiene la misma actitud y predisposición al trabajo que demostraba Gise", dice Czerner, quien conoció a Ana Sofía hace cuatro años, cuando asumió como Director de Tenis del Club La Loma, en San Luis Potosí. "Gisela era así cuando era chica. Estaba dispuesta a todo en búsqueda de la perfección".

Con 17 años cumplidos el 13 de abril, Sánchez Palau demuestra con su historia reciente que también tiene esa misma determinación. En octubre pasado, decidió dejar las comodidades de su hogar mexicano y mudarse a Buenos Aires de manera permanente para seguir desarrollando su carrera. Siempre junto con Billy como coach. "No fue difícil decidirme. Yo quería ir, y sabía que aquí en México no daba para más".

El cambio geográfico, la continuidad en el trabajo con Czerner y los desafíos que ha encontrado en Argentina han ayudado a que la incipiente carrera profesional de Sánchez Palau tuviera un comienzo alentador. En su tercer torneo del 2011, el ITF Circuit de Zacatecas (con 10.000 dólares en premios), la zurda potosina se quedó con el título. Su actual posición 873 en el ranking de la WTA sólo parece el punto de partida para un largo camino en el circuito femenino.

"Irse a Argentina fue muy positivo. Acá en México jugaba en altura, y no tenía muchas jugadoras para entrenar. Allá se respira tenis todo el día, y acá no tanto", dice Sofía, quien esta semana ha regresado a su ciudad natal para disputar un Future de 10 mil dólares que se está realizando en el Club Libanés Potosino. "Yo creo que es positivo para los tenistas mexicanos irse afuera. En México la mentalidad es diferente: la gente se conforma sólo con lo que hace aquí".

Instalada en la casa familiar de Czerner, en sus días argentinos Sofía se enfoca exclusivamente en desarrollar su juego. No hay distracciones. Sus jornadas de entrenamiento son en doble turno, en las canchas de la Academia de tenis del CIT, en el predio de Obras Sanitarias. Además trabaja en la parte física con Fito Villalonga, ex preparador de Dulko y de Paola Suárez. Y ha sumado también el apoyo de Iván Tcherkaski, psicólogo deportivo que también ayuda a Gisela.

"He mejorado mucho, tanto en lo físico como en lo mental", explica Sofi, quien en 2011 ha alternado torneos juveniles de ITF con eventos profesionales. "Hemos tenido ocho meses muy buenos –agrega Czerner--. Ella ha progresado mucho, incluso físicamente. Cuando llegó a Buenos Aires, estaba pesando 49 kilos. Ahora aumentó a 52. Estamos trabajando con un nutricionista. Pero la ventaja de Sofía es su velocidad. Es rapidísima".

Mientras buena parte de los tenistas juniors mexicanos tienen como objetivo lograr una beca deportiva para asistir a universidades estadounidenses (Valeria Pulido, Nazari Urbina, Alejandra Granillo y Giuliana Olmos son las mexicanas más destacadas que compiten actualmente en la NCAA), Sánchez Palau cultiva un sueño diferente: triunfar en el profesionalismo.

"Sofi puede estar entre las 100 primeras del ranking mundial", dice Czerner. "¿Mi meta? Jugar el cuadro principal de los Grand Slams", agrega Sofía. Si lo logra, compartirá courts, players lounge y cartel con Gisela Dulko, un espejo en el cual Sánchez Palau puede comenzar a mirarse.