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Halloween en Dallas

ARLINGTON -- En el día de las brujas, los fanáticos de Texas realizaron una peregrinación agridulce desde el faraónico Cowboys Stadium hasta el poco más moderado Ballpark de los Vigilantes.

Una vez llegamos al aeropuerto de Dallas-Fort Worth el viernes en la tarde, sabíamos que una de las actividades obligadas para el domingo sería visitar el nuevo estadio de Jerry Jones, el dueño de los Cowboys, aunque nuestra misión principal era seguir la Serie Mundial entre los Vigilantes y los Gigantes de San Francisco para ESPNdeportes.com.

Desde muy lejos del estadio, al caminar por estas planicies infinitas de Arlington, se ve el brillo de la pantalla de alta definición de 60 pies por 72 pies (49 metros por 22 metros), con una diagonal de 175 pies (53,34 metros), para un total de 11.520 pies cuadrados (1.070 metros cuadrados), la más grande del mundo y también conocida como "Jerry-Tron" en honor al estrambótico dueño de los Cowboys.

Una vez dentro del estadio, vimos una fila de fuentes de chorros de agua que suben y bajan sincronizadamente, una burbuja de plástico poblada por televisores y plataformas de bailarinas para promocionar una marca de cerveza. En el medio tiempo, se presentó una coreografía impresionante con cientos de personas sobre el terreno por motivo del día de Halloween en la que se imitaba el video "Thriller" de Michael Jackson.

Pero con el mariscal de campo Tony Romo lesionado y los Cowboys entregando un pase detrás de otro al equipo contrario, ya desde el segundo periodo la gradería gritaba "Let's Go Rangers", y la gente comenzaba a partir del estadio. Finalmente, los Cowboys perdieron 35-17 contra los mediocres Jacksonville Jaguars (4-4) el domingo para sembrarse en las profundidades del sótano del Este de la NFC con récord pésimo de 1-6.

La actitud de los fanáticos demuestra un giro asombroso pues los Cowboys, también apodados el "Equipo de América", son el alma y espíritu del inmenso estado de Texas. La temporada de NFL aún no cumple el medio camino y ya los fanáticos se resignan a pensar en los prospectos de la próxima temporada.

Muchos, sin embargo, los que no estaban disfrazados de Jackie Moon, Elvira o el vaquero improvisado del Fantasma de la Ópera, se quitaron sus jerseys de los Cowboys y se metieron en sus camisetas de los Rangers con alegría.

"Si no fuera por los Rangers", me dijo un fumador a las afueras de estadio, "esta ciudad estaría deprimida".