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Luz en la oscuridad

Pepe Sánchez está jugando a un nivel sobresaliente en Bahía Prensa WBE

BAHÍA BLANCA -- Siempre me parece interesante cuando leo o escucho entrenadores o jugadores de otros deportes (o, incluso, especialistas en otras áreas como economía, política o ciencia)analizar la actividad desde lo técnico, desde la estrategia, desde el detalle.

Cuando veo fútbol, por ejemplo, sigo siempre la pelota, que es el eje central por donde pasa el juego (y lo que enfoca la cámara) y me pierdo muchas veces, aunque intente lo contrario, de ver la táctica que despliega cada equipo: cómo están parados, cómo cambian el esquema segun el resultado, cómo contienen a los mejores jugadores rivales, etc.

La conclusión a la que llego es que, a pesar de ser el mismo partido, se trata de dos deportes diferentes. Uno es el de ver y apreciar la habilidad personal del jugador, dejarse llevar por el resultado final (seguir la pelota) y el otro es el de apreciar formaciones, esquemas tácticos, desplazamientos en conjunto, algo que tiene que ver más con lo grupal y con la estrategia, y menos con el resultado. En definitiva, apunta al todo de la cuestión.

Ambas perspectivas contienen mucha belleza y armonía, siempre y cuando sean bien ejecutadas.

El básquet es un deporte que, empleado a alto nivel, puede asemejarse al ajedrez. Los jugadores somos las piezas que el entrenador pone y saca, mueve y acomoda, en pos de un objetivo de base.

El básquet europeo y los playoffs de NBA son quizás los más elevados ejemplos del basquet como ajedrez, como me gusta llamarlo. Siguiendo con estas palabras, un partido de serie regular de NBA es el ejemplo más claro del predominio de la destreza individual por sobre todo lo demás.

El mito en el ambiente es que, muchas veces, la táctica restringe o desmerece el lucimiento personal. El gran error es creer que el exceso de talento, como en el caso de algunos jugadores NBA, necesita de una libertad extrema para apreciarse en todo su potencial. Eso, generalmente, lo cree el talentoso, que por lo general es poco aplicado a la disciplina que conlleva seguir una estrategia, que es de conjunto y requiere de coordinación y ejecución casi perfecta (preguntarle a Michael Jordan o Kobe Bryant si lo necesitaron para ser campeones).

Sólo pocos equipos logran la mezcla necesaria para ser exitosos y, al mismo tiempo, que sus jugadores puedan no solo volcar su atleticismo y talento individual, sino también potenciarlo.

Esos son los equipos que marcan épocas (Yugoslavia de Drazen Petrovic, Argentina de Manu Ginobili, España de Pau Gasol), porque logran esa perfecta combinación de talento y ajedrez que, como todo equilibrio justo, deviene en armonía general.

En la siguiente entrega les voy a hablar de táctica, de cómo y porqué armamos nuestro equipo (Weber Bahía Estudiantes) de la manera que lo hicimos y de qué pensamiento hay detras de ese armado.

La idea es que sirva para poder apreciar el orden en el caos: que es lo que están haciendo diez personas corriendo detrás de una pelota en un espacio reducido.

Para mí, alli radica la verdadera maravilla del deporte.