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Empate, un consuelo prohibido para Chivas

LOS ÁNGELES -- Chivas sigue con la garganta seca. Morelia sigue con el Tarot adverso. 1-1 el desenlace.

Por el trámite, Chivas no puede deleitarse con hurtar sólo un punto del Morelos. No está para consolarse con reintegros. Le urge el Premio Mayor: la victoria.

Por el trámite, por las ausencias (Huiqui y Mancilla), Morelia puede lamerse las heridas. El empate es un ungüento de siete días, y su mayor festejo será en un susurro, especialmente ante los cuestionamientos que azufran la tarjeta roja contra Chivas que cambio el curso del juego.

Chivas mejora. Pero los puntos urgentes son joyas irrecuperables. Ojo: ante Morelia presentó su mejor equipo posible. La victoria coqueteó con su ímpetu hasta el minuto 90. Le abandonó por un descuido de Morales y un latigazo de Joao Rojas.

Insisto: este es el mejor cuadro del Guadalajara, pero no significa el mejor rendimiento posible. Al Rebaño le atenazan grilletes del pasado inmediato. En dos años se han trepado al banquillo cinco entrenadores con discurso distinto, contrastante, sin afinidades… y sin resultados.

El futbolista se debilita ante el marasmo de exigencias. Cambios de posición, de parado en la cancha, de recorridos. Si un técnico reclamaba desborde, otro ordenaba recato; si uno reclamaba explosividad, otro sigilo. Si uno les arengaba para el milagro, otro les alertaba de la pena de muerte.

Benjamín Galindo sólo tiene un recurso: trabajar contra reloj. Pero necesita los resultados. El mejor discurso, el más florido, el más marcial, el más vigorizante se marchita si, como este viernes, el empate se registra en un acto de traición táctica en la marca, y al suicidio estratégico se agrega la burlona fatalidad de ser saqueados por su propio desdén en el minuto 90. Porque el linimento de la autocompasión se evapora al abandonar el vestidor y revisar las estadísticas del torneo.

Hay una apuesta pendiente: ese concubinato de talentos debe arrojar placeres. Pero queda claro que el molde con que jugaron en Morelia no se ajusta al de Chivas, y aún tendrán que aprender a jugar a las escondidas con la memoria de sus hábitos en la cancha, tanto Márquez Lugo como Miguel Sabah y Marco Fabián.

¿Morelia? El gol cauteriza, sana, porque significa el empate con un bautizo de justicia. Sigue jugando bien a momentos, con riesgos aún en zona defensiva, pero también ya rebasó la garita conformista y autocomplaciente de jugar bien, dominar, generar futbol, y no cosechar todos los puntos.

Y es un dilema que acompaña a Monarcas desde el inicio, desde el 3-3 con que abrieron el torneo ante Cruz Azul. Pudieron golear, pero los errores de Vilar y de sus delanteros, notarizaron un empate con el sello amargo del fracaso.