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Brasil y la necesidad de gloria

Getty Images

Un 3-0 ante Japón origina extrañas y exageradas manifestaciones de júbilo en las calles de este país. Brasil no tuvo ni la magia ni la chispa que caracteriza a su glorioso futbol, pero sí el resultado que sus aficionados esperaban con impaciencia. Habrá que verlos cuando se midan a potencias de su mismos calibre. Ahí veremos si la nave de Neymar y de Felipao despliegan banderas rumbo al horizonte prometido. Por lo pronto, tienen el viento a su favor...

RIO DE JANEIRO, Brasil.- Algunos síntomas pueden ser demasiado confusos aquí: Un abucheo generalizado mientras la presidenta realizaba la declaratoria inaugural del evento, manifestaciones en las calles por temas que no tienen que ver con el futbol y hasta un clima festivo generalizado y excesivo tras una victoria de Brasil sobre un rival que de ninguna manera tiene el nivel para generar esa clase de reacción.

La Copa de las Confederaciones comenzó oficialmente esta tarde. Y lo hizo con Neymar marcando un bello gol, con la selección de casa dando el primer paso y con la esperanza de que veremos mejores tardes de futbol mientras el evento adquiera su tono de madurez.

Entre esos mensajes distorsionados e indeterminados parece claro que el pueblo brasileño tiene el deseo de festejar y que cuando un cinco veces campeón del mundo "despierta" con esa intención, los demás deben empezar a preocuparse.

Puede que Brasil haya mantenido la inercia de un juego que no convence a los más escépticos, que la "magia" de su juego siga ahogándose en los intentos fortuitos del mismo Neymar, o de Hulk, o de Fred. Brasil enseñó la misma cara que su futbol ha tenido en la última época: un futbol que evidentemente puede dar más, del cual se espera mucho más, pero que por ahora solo tiene eso para ofrecernos. Aquellos que no queden satisfechos tendrán que entender que atraviesa por un proceso distinto, que tiene una necesidad imperiosa de ganar, de volver y que después, si acaso hay tiempo para ello, buscarán el convencimiento y al mismo tiempo la "chispa" que ha alimentado el espíritu de su camiseta durante su gloriosa historia.

Este Brasil es práctico. Centraliza la atención en Neymar y luego aprovecha la debilidad, el parpadeo, el error del rival para ganar el partido. Contra Japón, contra México eso podría bastarle. La gran pregunta, sin embargo, llegará cuando tenga que hacerlo ante rivales que se codean en mismo "planeta futbolístico". Ahí es donde Brasil será exigido, puesto a prueba y donde finalmente deberá entregar "cuentas claras".
Hay una necesidad terrible de recibir buenas noticias. La primera llegó anoche, en Brasilia, la ciudad oficialista, la capital.

MÉXICO "SALTA" AL "MARACANÁ"

Las finas gotas de la lluvia se deslizaban por la empañada ventana del tercer piso en el Sheraton de Leblon. José Manuel de la Torre tenía ante si un atardecer nublado, lluvioso y con una extraña mezcla de alegría y melancolía que parecía confundirle.

México empieza a jugarse algo más que una Copa Confederaciones este domingo en el mítico Maracaná. Empieza a jugar un evento que podría marcarle poderosamente en su futuro inmediato como equipo de futbol. "El Chepo" lo presiente, lo palpa, lo ve en el ambiente que le rodea, en los rumores que le llegan y en las miradas de sus propios jugadores.

Una noche antes había reunido a los medios de comunicación para descartar que alguno de sus auxiliares -en este caso Luis Fernando Tena- tenía aspiraciones de convertirse en su sucesor. Un anuncio, un descargo, una justificación que parece inapropiada en tiempos también poco propicios.

Mientras Neymar contagiaba de confianza a toda una nación y mientras Blatter y la presidenta Rousseff acaparaban los abucheos en Brasilia, México pisaba el húmedo césped del sagrado "Maracaná" con la idea de recuperar la memoria futbolística y comportarse finalmente como "el futbol emergente" (entiéndase en vías de desarrollo) que algún día podría competir ante las grandes potencias del mundo.

La pregunta es: ¿Qué tipo de pensamiento envuelven al "Chepo" y a sus jugadores? ¿Juegan para cumplir, para mejorar, para salvarse? Hay, ciertamente, una presión, que no significa sumar puntos para clasificarse al Mundial. Hay, por otra parte, una "presión extra" que indudablemente puede convertirse en otra forma de apremio para el futbol mexicano.

Sea como sea, la Copa de las Confederaciones llegó "manchada" para México. El mal paso en la eliminatoria ha condicionado la oportunidad de lucir avances antes las grandes potencias y los rumores de un rompimiento en el proceso del entrenador podrían condicionar la cancha de otra forma.

Todo este panorama que parece irreal y vano irrumpe ante un hecho real y contundente: un cuatro veces campeón del mundo como Italia, con la calidad, la experiencia y la solidez para agravar aún más las cosas.

El duelo de este domingo en "Maracaná" es de "pronóstico reservado", de "pronóstico reservado" para México y habría que agregarle de pronóstico delicado a pronóstico grave y trágico. Pero el futbol es como la vida misma y muchas cosas pueden cambiar de un momento a otro, como lo es la vida de Rio, que aún bajo la lluvia, en un atardecer gris, combina perfectamente la melancolía con la alegría.

@Faitelson_ESPN