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Nuggets tras una nueva identidad

Veamos, los Denver Nuggets tuvieron la mejor temporada regular en su historia. Ganaron su mayor cifra de juegos y finalizaron con la cuarta mejor marca en la NBA.

Sí, solo los finalistas Heat y Spurs, más el Thunder de Kevin Durant y Russell Westbrook, cerraron con un mejor total que las 57 victorias de Denver.

Hasta ahí estamos bien, más que bien cuando consideramos la totalidad de la situación. Una pimentosa franquicia de mercado pequeño en óptima conceptualización, considerando la edad promedio de la plantilla, su ventaja local en la altura de Denver y su dificultad a la hora de firmar agentes libres de renombre. Sí, los Nuggets dentro de todo no tenían -¿o quizás tienen?- nada de que quejarse.

Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, la era de George Karl -la más exitosa en la historia de la franquicia desde su mudanza de la ABA a la NBA en 1976- terminó de manera abrupta, y el anticipado turno Brian Shaw comienza con más dudas que certezas.

Denver presenta un radical cambio de identidad que muy bien podría noquearlo fuera de contención, como muy bien podría solidificarlo a largo plazo en la siempre apretada Conferencia del Oeste, donde el juego alegre de Karl parecía estar destinado a fracasar en la postemporada. No es solo la salida de Karl (Dirigente del Año), sino también la partida del GM Masai Ujiri (Ejecutivo del Año), lo que altera la cultura ganadora creada a través de los pasados 10 años.

A pesar de que hereda un tercer sembrado joven y atlético que trae de vuelta a gran parte de sus canasteros claves, Shaw encara la inmensa tarea de destruir la esencia de su equipo a la vez establece la suya, atando dos eras con un lazo que solidifique el buen momento que vive la franquicia. No será fácil.

El primer reto que enfrenta es remplazar a Karl, una figura amada que dejó su marca durante ocho años y medio de éxitos en la temporada regular, pero decepciones en la postemporada. Los Nuggets de Karl acumularon las tres mejores marcas en la historia de la franquicia, y siempre fueron interesantes y entretenidos; primero con Carmelo Anthony como figura principal de 2003 a 2010, y luego con un estilo rápido y alegre de baloncesto que enfatizó el trabajo acelerado en conjunto.

Lo que faltaba era defensa, y junto a la ausencia de un consistente juego de media cancha (o por lo menos la amenaza) tras la salida de Anthony, Denver se encontró con dos debilidades que fueron suficientes para no pasar de la primera ronda ocho veces en las nueve clasificaciones de Karl; de hecho, solo los Spurs (17) tienen una cadena de apariciones en la postemporada más extensa que las 10 de Denver.

Esa falta de éxito en los playoffs precipitó la salida de Karl, y le brindó la tan esperada oportunidad al ex asistente de Phil Jackson con los Lakers y Frank Vogel con los Pacers. Shaw lleva esperando años para comandar su propia nave, pero no necesariamente tendrá éxito en 2013-14, a menos que logre sacarle más a sus canasteros en las áreas que fallaron bajo Karl.

Transformación defensiva

Shaw no tendrá a Andre Iguodala para comandar la defensa, y su ausencia no puede ser menospreciada; marcaba una diferencia, aunque su tiro no le permita ser un jugador elite. Con él en cancha, los Nuggets mejoraron de número 19 a 11 en eficiencia defensiva (puntos permitidos por 100 posesiones), ayudando contra canasteros más altos, rápidos o versátiles que buscaban aprovechar las deficiencias del equipo en ese lado de la cancha.

Denver también perdió a Corey Brewer, dejando al quinteto sin dos de sus mejores jugadores de perímetro en el ala, mientras espera que el italiano Danilo Gallinari (16,2 ppj) se recupere de un desgarre en el ligamento anterior cruzado.

Eso significa más responsabilidades defensivas para el veloz armador Ty Lawson y el escolta Wilson Chandler (y eventualmente Gallinari), quienes se beneficiaban mucho de la presencia de Iguodala.

La alta gerencia cree y apuesta a que el pívot JaVale McGee (9,1 ppj, 4,8 rpj, 2,0 prblk) será el factor decisivo que transforme y mejore la defensa, aunque el pívot no ha hecho mucho para establecerse como una fuerza consistente en el medio de la pintura. Karl no lo vio como alternativa viable la pasada campaña, limitándolo a 18.1 minutos por juego, pero Shaw no tendrá esa opción; los jefes quieren verlo más tiempo sudando en cancha que sentado en la banca -por eso movieron al centro Kosta Koufos a cambio del delantero Darrell Arthur-, luego de la inversión de $44 millones que hicieron en él en julio de 2012. Está en los hombros de Shaw probarlos correctos.

¿Correr o no correr?

La ausencia de Gallinari, quien podría estar de vuelta en enero, deja al debutante coach sin su mejor francotirador y contra el reloj a la hora de establecer su propia identidad ofensiva, una gran incógnita entrando a la campaña.

Bajo Karl, Denver corrió y atacó el canasto para finalizar con la quinta mejor eficiencia ofensiva (107,6) y el mejor promedio de puntos por juego (106.1). Sin embargo, ese ritmo (junto a la ausencia de puntería a larga distancia) no los benefició en los playoffs cuando el juego de media cancha toma prioridad. Es algo que Shaw tiene que atender de inmediato.

Lawson (16,7 ppj, 6,9 apj) cargará con la mayoría del peso a la hora de crear ofensiva propia y para sus compañeros, buscando elevar su juego y encontrar un nivel máximo de consistencia para mantener la eficiencia ofensiva del equipo, aunque sea a un ritmo más lento. Recibirá apoyo de Chandler (13,0 ppj), Nate Robinson y Randy Foye, quienes llegan para fortalecer la línea trasera saliendo de la banca junto al veteranísimo Andre Miller…por lo menos esa es la esperanza.

Shaw necesita ver más del explosivo Kenneth Faried (11,5 ppj, 9,2 rpj) y el enigmático McGee como hombres claves debajo de los tableros, a la vez que le busca espacio en la pintura a J.J. Hickson (12,7 ppj, 10,4 rpj). Es una arma de doble filo, considerando que Faried y Hickson ocuparían un mismo espacio y no impresionan en defensa; el primero se faja pero falla en ángulos y coberturas, mientras que el segundo es simplemente muy lento. Y McGee, en pocas palabras, no es de confiar.

Shaw tendrá que caminar una línea bien fina para aprovechar al máximo las finas destrezas de sus canasteros en transición, a la vez que aprieta levemente el freno para desarrollar un ataque de media cancha confiable. Tiene el factor juventud a su favor (el cuarteto de Faried, McGee, Lawson y Gallinari promedia 25 años de edad al abrir la temporada), y una 11ma aparición corrida en los playoffs para la franquicia no sería una gran sorpresa; al igual que su primer turno en la lotería desde 2003, si las piezas no cuadran.

De cualquier forma, las dudas que surgen en Denver dada la falta de defensa, de un certero juego de media cancha y de experiencia en la banca (a todas estas, Shaw tiene que probarse) los deja en un perpetuo juego de ruleta rusa para la temporada que se avecina. Hagan sus apuestas.