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Otro milagro para Auburn

MÉXICO -- Si había que agradecer --como seguidor del fútbol americano universitario-- la oportunidad de atestiguar un final como el de la jornada pasada cuando Ricardo Louis atrapó un pase "Ave María" desviado por dos defensivos de los Georgia Bulldogs, para un touchdown de 73 yardas que dio el triunfo agónico a Auburn, entonces no hay palabras para lo que le debemos a los Tigers en esta jornada.

Decir Auburn dio la campanada de la fecha es quedarse tan corto como el intento de gol de campo de Alabama que preparó la escena para uno de los finales más increíbles, inauditos, inimaginables que puedan suceder en un partido de futbol americano.

¿Por dónde comenzar?

Quizás valga la pena mencionar que la rivalidad entre Alabama y Auburn está entre las tres más tradicionales en la NCAA. Que el partido de esta tarde en Jordan-Hare Stadium, casa de los Tigers, fue uno de los publicitados en la campaña. Que no es común, pese a la longevidad de esta rivalidad, que estos dos enemigos estatales se encuentren con tanto en juego. Después de todo, más allá del usual derecho a presumir el triunfo en el enfrentamiento de este año, se disputaban el pase al Juego de Campeonato de la SEC y, quizás, un boleto a Pasadena para el Juego del Título del BCS.

Alabama llegó como Nº 1 de la nación, Auburn como el Nº 4, pero aparentemente en el papel de víctima ante la maquinaria ofensiva del Tide y su implacable defensiva. Los Tigers en cambio aparecían como un equipo unidimensional al ataque, y con varias dudas en la defensiva secundaria.

Pero cuando hay tanto en juego ante un rival tan odiado, las distancias pueden acortarse.

Auburn puso los primeros puntos en el marcador con touchdown terrestre de 45 yardas del mariscal de campo Nick Marshall, sobrevivió al embate carmesí del segundo periodo que incluyó 21 puntos sin contestación del Tide, y retomó el momento del partido con touchdowns a ambos lados del entretiempo para igualar cifras en el marcador.

Entonces llegó lo emocionante.

Un magistral despeje de Steven Clark para Auburn encajonó adentro de la yarda 1 a Alabama por segunda vez en el partido. El Tide respondió con una jugada de play-action desde la sombra de su propio poste, con un pase de A.J. McCarron para Amari Cooper por la banda derecha que se convertiría en una escapada de 99 yardas para anotación, y una nueva ventaja --de 28-21-- para los visitantes.

Así, de un latigazo, el momento del partido cambio de uniforme y Jordan-Hare se hundió en un silencio momentáneo.

Los Tigers intentaron responder agresivamente, pero sólo pudieron avanzar 9 yardas en dos acarreos y una recepción de Cameron Artis-Payne. En cuarta oportunidad y 1 por avanzar, desde su propia yarda 35, Auburn intentó correr el ovoide ante un muro de color carmesí que consiguió una detención crítica. El Tide tomó el ovoide con gran posición de campo, el momento a favor, y las llaves en la mano para echarle cerrojo al partido.

Cuatro acarreos de T.J. Yeldon y 22 yardas más tarde, el Tide enfrentaba una cuarta oportunidad y 1 por avanzar en la yarda 13 de Auburn.

Cade Foster, pateador de lugar de Alabama, había fallado intentos de 44 y 33 yardas en el partido, y el entrenador en jefe Nick Saban no quiso arriesgar otra patada errática; mandó otro acarreo y esta vez los Tigers le aplicaron los frenos a Yeldon para recuperar el ovoide y esquivar la bala.

Auburn tomó posesión en su propia yarda 14, pero retrocedieron hasta su yarda 5 antes de enviar, ahora sí, al equipo de despeje al campo, pero Alabama se benefició de un buen regreso de Christion Jones y el Tide ya estaba tocando la puerta nuevamente, en la yarda 25 de los Tigers. Pero el avance de 'Bama perdió gas y un castigo aumentó la distancia entre la ofensiva y las diagonales. Recordando lo ocurrido en el avance anterior, Saban no quiso volver a tirar los dados en cuarta oportunidad y 12 por avanzar en la yarda 27 de los Tigers.

Nuevamente, a contener el aliento los aficionados de Alabama; nuevamente, una patada mala de Foster, esta vez estrellando el ovoide en el casco de uno de sus linieros. Los de casa se vieron beneficiados, incluso, en el regreso del gol de campo por un castigo de rudeza innecesaria, para comenzar su última ofensiva del partido desde su propia 35, con 2:41 por jugar.

Auburn puso el ovoide en las manos de Tre Mason y el partido en sus piernas, con seis acarreos consecutivos, que depositaron a los Tigers en la yarda 39 de Alabama. Entonces, con toda la defensiva de 'Bama fijando la mirada en Mason, el entrenador en jefe Gus Malzahn mandó la jugada precisa en el momento perfecto: una "triple-option" con la que el Tide se comió el engaño con Mason, pero en la que Marshall lanzó, centímetros antes de cruzar de línea de golpeo, un pase para un solitario Sammie Coates, quien recorrió el resto del campo para el touchdown del empate, dejando apenas poco más de medio minuto en el reloj.

Alabama tendría un último intento de remontada y en dos acarreos de Yeldon, ya estaba en la yarda 38 de Auburn. Sin embargo, el reloj parecía haber llegado a ceros antes de que el corredor del Tide pisara fuera en su escapada de 24 yardas. Los oficiales revisaron la jugada, a petición de Saban, y después de examinar minuciosamente el video, se llegó a la conclusión de que le quedaba un segundo al reloj de juego.

No había prórroga por el momento.

Momento de decisión para Saban con el ovoide en la yarda 38: ¿Intentar un pase "Ave María"? ¿Volver a intentar un gol de campo? ¿Resignarse a las series alternadas del alargue?

Saban envió al equipo de gol de campo, pero esta vez con Adam Griffith como encargado de ejecutar la patada en lugar de Foster. Griffith, con menos experiencia pero con mayor alcance, tendría la posibilidad de convertirse en uno de los héroes más improbables en la historia del Iron Bowl, si tan sólo pudiera convertir desde 57 yardas.

Pero ese papel estaría reservado para un jugador del equipo contrario.

La patada de Griffith tuvo dirección pero no potencia, y fue tomada por Chris Davis de aire, a 1 o 2 yardas de la línea final de las diagonales.

Entonces, se dedicó a correr. Entonces, se dibujó el milagro.

Poco a poco, Davis fue encontrando bloqueos en el campo, viró hacia su derecha y corrió siguiendo la línea lateral hasta que se acabaron los uniformes blancos en su campo visual. Incluso, se dio el lujo de bajar un poco la velocidad en las yardas finales, ya celebrando uno de las victorias más memorables en la historia del fútbol americano colegial y, sin duda, completando la jugada del año de la NCAA.

De un inverosímil zarpazo, los Tigers sacaron a sus archirrivales del Juego de Campeonato de la SEC y, prácticamente, de borraron cualquier aspiración del Tide al Juego de Campeonato del BCS.

¡Qué dulce es la venganza!

Alabama aplastó a Auburn 49-0 el año pasado, en camino a su segundo título nacional consecutivo, y tercero en cuatro años. Sin embargo, esta derrota para el Tide debe arder más que la paliza recibida el año pasado por los Tigers, porque se quedaron tan, pero tan cerca.

Florida State, que desmanteló a domicilio a Florida, amanecerá mañana lunes como el equipo Nº 1 de la nación, y solamente el Juego de Campeonato de la ACC contra Duke los separa del boleto a Pasadena.

Ohio State, que sobrevivió apenas a Michigan en Ann Arbor, aparecerá como el Nº 2, y deberá derrotar a Michigan State en el Juego de Campeonato del Big Ten para obtener el segundo boleto para la cita en Pasadena.

Auburn será el Nº 3, y le queda el Juego de Campeonato de la SEC --ante Missouri o South Carolina, al momento de escribir esta nota--, y rezar por un descalabro de Seminoles o Buckeyes para pelear por su segundo título nacional de la década.

A Alabama le resta rezar mucho. No debe caer demasiado en los Standings del BCS, y una compleja combinación de resultados --improbable, pero no imposible-- podría mandar de rebote al Tide a Pasadena.

El actual sistema del BCS está en su año final. El año que viene, tendremos un esquema de playoffs de cuatro equipos. Pero no hay mejor manera de despedir al controversial proceso actual --cuyo lema es, apropiadamente, "Every game counts" (todos los partidos cuentan)-- que con un final de campaña emocionante que arroje a dos, y solamente dos, candidatos legítimos para pelear por el título.

Dos triunfos dramáticos, milagrosos, de Auburn --en semanas consecutivas-- nos pueden entregar justamente eso.