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River tiene hambre de revancha

BUENOS AIRES -- Después de una pretemporada casi ideal, plagada de alegrías, River llega al momento de la verdad, a la competencia por los puntos, con la autoestima por las nubes. ¿Optimismo justificado?

Si bien en sus presentaciones estivales los resultados fueron más que auspiciosos, su juego no alcanzó picos de excelencia. Pero claro, no se puede soslayar que el fútbol argentino no cuenta con equipos que sean imbatibles ni que tengan una estructura demasiado eficaz.

La prueba más fehaciente de la paridad, sin contar lo sucedido en el torneo pasado, la marcó el campeón reinante, San Lorenzo, que perdió en su presentación visitando a Olimpo. Así que River bien puede ilusionarse. Entre otras cosas, lo cual no es poco, porque cuenta con un plantel como para pelear arriba. Que tiene, además, hambre de revancha.

La pésima e injustificada campaña del semestre pasado ofició de disparador anímico. Todos quieren mejorar esa pálida imagen. El fútbol son momentos y en Núñez se produjeron algunos movimientos que parecen haber revitalizado su vida interna, como la llegada de nuevas autoridades, la presencia de Enzo Francescoli en esa dirigencia, la vuelta de Fernando Cavenaghi y un Ramón Díaz más abocado a su equipo que a ostentar un marcado protagonismo personal.

Pero no todo es color de rosa. Existen algunos aspectos del juego que pueden incidir directamente en la campaña. Más allá del poderío que posee de mitad de cancha hacia adelante, el sistema con línea de tres aún no coloca en un punto vulnerable. En el verano, por ejemplo, un Boca que mostró y atacó muy poco, le generó varias posibilidades claras para convertirle. Demasiadas. Y hablamos de un equipo que atraviesa una crisis, que no logra encontrar un estilo ni un planteo de juego que lo favorezca. Pese a todo, lo complicó.

Otro aspecto negativo es la falta de recambio que padece en algunas posiciones. Como la banda derecha del medio campo. Con el agravante, en este caso, que Carlos Carbonero se lesionó, quedó afuera del debut y Ramón optó para sustituirlo por un futbolista con mucho futuro, pero que en definitiva es un joven que aún no ha tenido tanto rodaje, como Augusto Solari. Una carencia a lo cual deberá hacer frente el entrenador a lo largo del campeonato.

Pero, como fue señalado líneas arriba, también hay costados positivos. Como lo es el hecho de no jugar Copa Libertadores. Ahí tendrá un extra respecto de muchos equipos que, se intuye, estarán en la pelea por el título. Esto, con un calendario apretado a causa de la realización de la Copa del Mundo que se disputará en Brasil, termina siendo un punto que inclina la balanza hacia su lado.

A priori, entonces, todo parece indicar que las condiciones están dadas para que el Millo vuelva a se protagonista, como en sus tiempos de gloria. Más allá de lo que la realidad le depare, en el análisis previo la ilusión riverplatense parece tener un sustento sólido. ¿Se habrán alineado, de una vez por todas, los planetas a favor de River?

Gimnasia será el juez en el primer capítulo de una historia que pretende escribirse dentro de las páginas más importantes de la institución.