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A fuerza de números positivos River va superando la crisis

BUENOS AIRES -- A fuerza de números positivos River va superando la crisis. La que se genera en el entorno cuando un equipo no suma de a tres. Pero, de momento, la batalla futbolística continúa siendo una deuda pendiente.

Ganar no significa jugar bien. Son pocos los que alcanzan la excelencia de ese envidiable combo. Quizás algunos lo consiguen en forma esporádica, en partidos aislados, pero casi nadie en el fútbol argentino puede jactarse de poder perpetuar, a lo largo del torneo, la placidez que genera el jugar bien y ganar.

Las estructuras estaban empezando a moverse en un River que vive al ritmo de las necesidades de sus hinchas, pero luego de cosechar siete puntos de los últimos nueve en juego las cosas se fueron calmando. Todo gracias a los resultados, esa bendita (o maldita) palabra que muchas veces nubla horizontes, oculta autocríticas. En este sentido hay que decir que el Millo le ganó a Arsenal sin jugar bien (y con una gran mano de Pablo Lunati), pero por suerte para su futuro, Ramón Díaz reconoció la fragilidad exhibida por su equipo.

Es positivo que no se haya refugiado en haber hilvanado tres resultados positivos para tergiversar la realidad.

Algunos dirán: "es imposible ocultar que River jugó mal". Y es cierto, aunque no debemos soslayar que las victorias otorgan una opulencia que en muchos casos es utilizada negativamente. Sin embargo Ramón salió, enfrentó a las cámaras y reconoció que aún deben mejorar mucho. Buen gesto. Ahora bien, ¿alcanza con eso? No, obviamente, pero si les baja ese mensaje a sus jugadores en la intimidad, es un buen punto de partida para encontrar el rendimiento que tan lejos está de la fluctuante realidad de River.

Hoy le está alcanzando con voluntad, con convicción por salir a ganar. Eso, sumado a algunos destellos de calidad, ha colocado a los de Núñez a un paso de la punta. Gratificaciones que entrega nuestro fútbol, desmedidos premios que se sustentan en un virtuosismo ofrecido con cuentagotas. Algo que parece escaso para un cuadro con ambiciones, pero que los números lo suben, increíblemente, hasta la categoría de suficiente.

Con muy poquito hoy se puede batallar. Si no pregúntenle a Colón, que hace siete fechas era un número puesto para perder la categoría. Con orden y sacrificio es el líder del certamen. Analizando este ejemplo, entonces, los que a priori se presentan como los más encumbrados, tal el caso de River, se animan a soñar. Aunque no estén jugando bien. Es ahí donde pasan a tallar los resultados y esa muletilla de la tranquilidad que brindan cuando se pretende encarrillar un equipo.

Ramón tiene con qué dar batalla. Un plantel con recambio, que no juega la Copa Libertadores, que hasta ahora se asoció más con el sacrificio que con el juego, parece estar capacitado para torcer un pasado cercano errático. Hay quienes observan a la narrada suma de atributos como escasa, sin embargo, un campeonato ausente de regularidad y con el talento demasiado medido, dispara hasta el cielo la ilusión en el hincha de River.