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El día en que Messi no pudo "salvar" al Barcelona

La frágil memoria de los críticos y de los aficionados al futbol no alcanza para recordar los días en que el astro argentino salvaba con su talento e inspiración la caída de un equipo de época. Digamos que el Barcelona se derrumbaba poco a poco y que Messi se colocaba bajo las columnas y los cimientos para sostener el equipo a pesar de los "terremotos" de la cancha, del vestidor y de la oficina. Messi, su talento, sus genialidades, fueron capaces de darle una "muerte lenta", en cama y rodeado de sus grandes amores al Barcelona. Hoy, la crítica se dirige hacia él, cuando fue él quien prolongó la agonía de un legendario equipo.

LOS ANGELES, CA.- El día en que marca tres goles, en el que se pone a los hombros al equipo y en el que sale con una sonrisa del campo es un día normal para Lionel Messi. El día en que nada le sale, el día donde se equivoca en las decisiones, en el pase final y en el que el equipo no funciona y encuentra la derrota como un justo resultado, los reflectores siguen puestos sobre él.

La responsabilidad de ser el jugador más desarrollado del presente y uno de los mejores de la historia pesa poderosamente sobre los hombros del número "10" del Barcelona.

Y en una época donde las "redes sociales" cumplen con una función de comunicar, de entrelazar y de unir, también cumplen con otra donde cada quien parece tener una explicación de lo que le sucede a Messi. Y en serio que hay versiones de todos los estilos y los colores: desde que se está cuidando para la Copa del Mundo, la que indica que está lesionado, la que tiene problemas en el vestidor, la que no se habla con la mitad del equipo y hasta la que indica que modificó sus hábitos alimenticios y que ha perdido potencia en la cancha.

Cualquier explicación tiene cabida, menos la que señala o señalaría que es un ser humano de carne y hueso y que puede tener, como cualquiera de nosotros, días buenos, malos, regulares o periodos donde su productividad desciende. En Messi caben todas las versiones, menos la humana.

Tampoco parece existir espacio para advertir que el Barcelona, el gran Barcelona que llenó toda una época como equipo de futbol, que cautivó a propios y extraños, que atrajo miradas incluso de aquellos que no específicamente eran o son aficionados a este deporte, ese gran Barcelona ha sido parte de un deterioro y que como equipo de futbol, más que como una figura individual, ha encontrado un punto de reajuste o un tiempo para una revisión exhaustiva de sus alcances. No, aquí la explicación más fácil y recurrente es otra: el culpable de todo es Messi porque es el mejor futbolista del mundo y porque no tiene derecho a fallar jamás.

El nivel de competencia de los clubes de futbol europeos no tiene espacio para parpadear. Un titubeo es suficiente para sepultar los sueños de toda una temporada, pero nadie quería poner demasiada atención en este Barcelona, que poco a poco, a cuenta gotas, daba de agotamiento, un agotamiento más mental que futbolístico que empezaba a ser más frecuente en la cancha. Y ahí, nadie pareció o quiso darse cuenta de que Messi y su habilidad para jugar este deporte, para acudir a su genio a y a su temperamento futbolístico, eran capaz de soslayar la pesada crisis que ya afectaba al club. Las genialidades de Messi tendían una "cortina de humo" suficiente para de esconder las deficiencias de un equipo que se hacía viejos en muchas zonas del campo, que sufría por lesiones, por bajas de rendimiento naturales y hasta por el esfuerzo de entender la nueva doctrina del nuevo entrenador.

Messi es y seguirá siendo un futbolista fuera de serie. Pero como cualquier ser humano, tiene derecho a fracasar o a ser parte de una debacle. El Barcelona ganó mucho de la inspiración del argentino. El Barcelona se salvó muchas veces de la capacidad de Messi. El Barcelona escondió sus defectos tras el astro. Hoy, Messi ha acusado el cansancio, físico y mental, de no poder sostener más a un equipo que se derrumbaba con el paso del tiempo.

@Faitelson_ESPN