NATAL -- No voy a hablar del triunfo. Sinceramente la victoria es el bálsamo de todos los males en el futbol. Ganar no sólo significó dar un paso importante en sus esperanzas de avanzar a la siguiente fase, sino también mandar un mensaje muy claro: Este equipo está para hacer historia.
No es buscarme colgar de un triunfo irrefutable. Simplemente debe aplaudirse la mentalidad que posee este equipo. La concentración. Saben lo que quieren, porqué lo quiere y se van a morir en el intento por conquistarlo. Se observa en la expresión de sus rostros, en la unión de grupo, que no sale nada más en declaraciones, sino también en hechos.
Podría parecer simple, pero no lo es. Hoy todos los jugadores se paran en la zona mixta a ofrecer declaraciones con paciencia de cirujano. La mayoría lo hace de buen humor, quizá por el resultado positivo que sacaron el viernes, pero también en el entendido que la gente es la que va a estar informada, enterada de lo que sucede con ellos. Sean cual sean los puntos de vista.
Resalta otro aspecto importante: Todos hablan de la fuerza de grupo. Destacan que hasta los jugadores que están en la banca respaldan al compañero que está adentro. Casos como Andrés Guardado, quien ha estado en los últimos tres mundiales, admiten que este equipo, a diferencia de otros no hay envidias y sí mucho compañerismo. A nadie le gusta estar en la banca, pero quien declara sobre le hecho, lo pide con mucho respeto.
No es que hoy hable bien del equipo porque se llevó el triunfo. No. Lo he escrito en otras columnas. México era una auténtica incógnita. Si se conectaba era factible que puediera llegar lejos en el Mundial, pero si en el primer partido no lo hacía, entonces, el fracaso estaba consumado. Quizá sólo los medios y un sector de la afición lo dudaba. Hoy el Tri debió haber despejado la interrogante.
Con lo mostrado en el Estadio Das Dunas, pocos dudarían que México pueda darle una sorpresa a Brasil. Existe la ligera esperanza. En el enfrentamiento ante los anfitriones nos vemos como víctimas y no victimarios, porque la lógica así lo indica, sin embargo, no puede descartarse que México pueda sacar un buen resultado en Fortaleza, que le permitiría llegar tranquilo frente a Croacia.
Convencimiento existe. Unión también. La afición cree en este equipo, aunque le haya dado bofetadas en el camino. Esta vez la Selección le tributó aplausos a quienes lo han dado todo por el equipo. Hay consciencia de que cargan la responsabilidad sobre sus hombros, pero están mentalizados. México tiene algo diferente que no le había visto. Podrán quedar eliminados de Brasil, pero me quedo con la actitud y hambre de alcanzar las metas propuestas.
México ya dio el primer paso de cinco que mínimo se esperan. Si algo deben estar tranquilos los aficionados es que si el Tri es eliminado será con la cara en alto y siempre llevándolo en el corazón en la mano. No lo duden. Hoy ya se los demostraron.