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Arce y los porteros rivales redimen a Chivas

LOS ÁNGELES -- Moribundo como está; intimando e intimidado por el descenso, como vive; desesperado por oxígeno, entre la asfixia y el asma de su ubicación en la porcentual, Chivas se niega a escribir su testamento y elige, saludablemente, el penoso, largo, accidentado camino de la redención.

Suma cuatro puntos y da cuatro de los 47 puntos que necesita en un año para salvar la zalea.

La medicina de Chivas tiene una fórmula cruel, casi obscena: Arce cobra una falta y el portero rival perpetra una calamidad impúdica, sospechosa casi, a no ser, en este caso de Pumas, que el mártir de sus propios defectos es el Pikolín Palacios, lo que significa que la traición a su equipo es un hecho recurrente.

Es una cuestión de simbiosis o de complicidad: Arce mete la pata con ganas y el portero contrario mete la pata con más ganas. Y Chivas suma así cuatro unidades.

Así pasó en la Jornada 1 ante Chiapas, y la receta indecente, escabrosa, se repite ante Pumas.

Cierto: la culpa no es de Arce ni de Chivas. El refuerzo le pega con la intención y la potencia que puede. Lo demás es la artritis reumatoide mental y física del Pikolín.

Y además, la victoria se consuma con un hombre menos en la cancha, porque al Ángel de Reyna, con sus humos petulantes de arcángel, le saltan sus conocidos demonios y se hace expulsar reventando el termómetro en que se califican las estupideces.

Ante Pumas, Chivas manifiesta una promesa que por minutos hizo ante Jaguares: demuestra que sabe, que quiere y que puede jugar bien al futbol.

El Guadalajara olvida, por inconstancia, por inconsistencia, que es un compromiso de más de 90 minutos y se hunde de repente en lagunas, esa misma falta de ganas y de compromiso de las que los acusó su propietario Jorge Vergara tras el juego ante Jaguares.

Claro, los jugadores y el cuerpo técnico pueden responderle a Vergara hablando de inconsistencia e inconstancia, que el burro habla de orejas, tomando en cuenta su propia inconstancia e inconsistencia con la cantidad de directivos, directores de fuerzas básicas y técnicos que han desfilado por la pasarela grotesca y estrafalaria de los humores del dueño.

Pero, ya se sabe, entre Jorge Vergara y sus empleados deportivos hay una relación mentalmente incestuosa.

Pero Chivas, por momentos, muestra esa mejoría que asomó sólo temporalmente, a ráfagas, a andanadas, incluso con otros entrenadores, por eso, no basta para tomar totalmente en serio los escarceos de juramento de cada partido.

Como sea, cumple su cometido. El agonizante tiene dos caminos: llamar al mejor médico o al mejor notario, con su mejor cura y su mejor sepulturero. Prefiere salvarse a morir intestado.

El Guadalajara elige lo primero, a sabiendas de que tiene 34 semanas de redención, y de las dos primeras, ha ganado cuatro de seis puntos posibles.

El método, el protocolo, podrá parecer burdo, circunstancial, accidental, suertudo, afortunado, pero mientras Fernando Arce siga teniendo balones propicios, sólo necesitará que ese Síndrome de Judas Iscariote siga agobiando a los porteros rivales, como pasó con Lozano y el Pikolín, y sigan metiendo la pata en lugar de meter las manos.

Incomprensible la tozudez de Bustos, no por la elección, sino la predilección, y elijo este término por todo lo que lleva implícito, por colocar a Aldo de Nigris, cuando queda claro que su participación tiene una repercusión nula en goles -su objetivo primordial-, y en generar servicios de gol -su asignación secundaria-, porque es evidente que para tratar de ser el primer hombre de recuperación, el que inicie el trabajo defensivo, sus recursos son toscos, rudimentarios e inefectivos.

Así, al final, de la mano y del pie de Arce, y el contubernio mental de los porteros contrarios, Chivas da pasos a la supervivencia.

La ruta es larga. 32 semanas y 43 puntos a conseguir, para ganar la indulgencia de continuar en Primera División. No es imposible, aunque no todos los equipos tengan Lozanos o Pikolines en el arco.

¿Pumas? No todos sus rivales son el desahuciado Querétaro. Aunque siempre su técnico seguirá siendo José Luis Trejo.