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A la angustia de Chivas le quedan 14 fechas

LOS ÁNGELES -- Chivas sigue inhalando azufre, pero sigue respirando. 1-1, angustioso ante los Leones Negros. Y Guadalajara se mantiene a salvo del sótano en la escalerilla al Infierno.

El problema es que Chivas es músculo, desesperación, pero sin orden, sin coherencia. Y encima, sus peones se desploman. Ángel Reyna se suma a los lesionados. Se agrega a Ponce y a Marco Fabián.

En tres juegos, tres lesionados. Sus supuestas grandes contrataciones reposan costosamente, financiera y futbolísticamente hablando, en el nosocomio.

Chivas saca el empate en la mescolanza de circunstancias más que por un aluvión de talento y merecimientos.

1. Anangonó perdonó dos veces en zona de fusilamiento, donde un delantero con su cartel debe convertir el trámite del disparo final. Y a sus desperdicios se sumaron los ecuatorianos González y Martínez. Leones Negros no supo dar el tiro de gracia.

2. Chivas encuentra el gol cuando Leones Negros se resignó a que le ametrallaran su portería, forzando a su desesperada, abnegada y estoica defensa a una labor de salvamento angustiosa y angustiada. Pero el servicio de Brizuela, el alargue de De Nigris y la resolución brava de Bravo le permiten el empate.

Evidentemente, Chepo de la Torre trata de rescatar al equipo con las piezas que tiene. Pero Carlos Salcido no puede jugar de lateral, puesto que en la zaga central su lentitud extrema la rescata con experiencia. Y mientras Salcedo escapó a una roja, López era un pase de cortesía para los avances de Leones Negros.

Los universitarios deben aceptar que son más culpables que Chivas del empate. La forma en que se replegó la U de G desesperadamente, en la que cedió los espacios, fue una invitación abierta al abordaje rojiblanco porque además, Fidel Martínez estaba ya fatigado y era imposible un contragolpe de 50 metros.

Alfonso Sosa eligió atrincherarse de la manera más pueril. Con cinco en el fondo se resignó a la avalancha desordenada del Guadalajara, cuando debió apostar por un trabajo claro de cinco mediocampistas para impedir que Chivas creara y se recreara en las inmediaciones de su área y obligarlo, más bien, a los balones largos, que hubieran permitido anticiparse a las jugadas a sus jugadores del fondo.

Pero Sosa eligió el vulgar amontonamiento, en lugar de fortalecer la demarcación y el anticipo, que con tanta eficiencia había impuesto en el juego. Especialmente debió hacerlo cuando debió detectar que los ecuatorianos no tenían ya fondo físico para una proeza.

A Chivas el punto le da pausa, no tranquilidad. Le amplia la tregua, pero no la serenidad. Y para su fortuna recibe al inestable Pachuca, que poco puede presumir con la accidentada victoria ante el Querétaro.

Especialmente le favorece tener de huésped a los Tuzos porque Leones Negros viaja ante el sangrado Toluca, Puebla recibe al aún invicto Cruz Azul, y Veracruz va con pañuelo en mano ante la lágrima que es el Monterrey.

Peroel Guadalajara necesita mejorar y eso implica al menos ofrecer un razonable esquema de juego, una pretensión estratégica, más allá de remitirse a la testosterona de un grupo de jugadores -no todos-, está consciente de la dimensión de la camiseta que tratan de rescatar.