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Listos para el salto: Marlins de Miami

Los jardines, con Christian Yelich, Marcell Ozuna, Giancarlo Stanton e Ichiro Suzuki, será uno de los puntos fuertes. Getty Images

Muchos expertos aseguran que la Serie Mundial se gana durante el invierno y de cierta forma tienen razón.

Los movimientos que se hacen en las nóminas de los diferentes equipos a lo largo de la temporada baja muchas veces determinan la suerte de lo que pase en la campaña.

Hay conjuntos que tuvieron un 2014 para el olvido, otros no tanto, pero que de todas maneras quedaron fuera de la ansiada postemporada y que este invierno se han reforzado tanto que parecen listos para dar el gran salto.

Los Marlins de Miami, los Cachorros de Chicago y los Padres de San Diego dan la impresión de tener las armas suficientes para disputar el liderazgo en sus respectivas divisiones o al menos llevarse uno de los dos comodines en la Liga Nacional.

De igual manera, los Medias Rojas de Boston, los Medias Blancas de Chicago y los Marineros de Seattle, estarían en condiciones de pelear en sus respectivos grupos de la Liga Americana.

Hoy hablaremos de los Marlins, el equipo que posee al pelotero mejor pagado de toda la historia, Giancarlo Stanton.

Después de años sumidos en la miseria (y no sólo desde el punto de vista económico), la gerencia de los peces parece que ha comenzado a hacer bien las cosas en pos de crear un equipo realmente competitivo, que sea capaz de atraer público al Marlins Park.

Todo comenzó con la sorprendente extensión de contrato a Stanton por 325 millones de dólares, para entonces empezar a añadir las piezas necesarias en torno al poderoso jardinero.
Los Marlins del 2015 son una mezcla de jóvenes talentosos y experimentados veteranos, que deberían disputarle a los favoritos Nacionales de Washington la división del Este en el viejo circuito.

Al trío de jardineros que ya estaba (Christian Yelich en el izquierdo, el dominicano Marcell Ozuna en el medio y Stanton en la derecha), se suma la mayor estrella japonesa que haya pasado por las Grandes Ligas, Ichiro Suzuki, un atractivo innegable que a pesar de sobrepasar los 40 años, aún tiene gasolina en el tanque para perseguir los 156 hits que le faltan para llegar a los 3,000.

Los mayores cambios se produjeron en el cuadro interior, donde solo repite el campocorto cubano Adeiny Hechavarría.

El veloz Dee Gordon (2B), el venezolano Martín Prado (3B) y Michael Morse (1B) son las nuevas caras en el infield de los Marlins, para aportar la tan necesaria ofensiva de la que careció el equipo hace un año atrás.

Asimismo, los experimentados lanzadores Matt Latos y Dan Haren se suman a la rotación de abridores, donde ya figuraban el venezolano Henderson Álvarez, Jarred Cosart y Tom Koehler, a la espera del regreso del cubano José Fernández para junio o julio.

El cuerpo de relevistas tiene a Steve Cishek como su cerrador asegurado y a A.J. Ramos, Mike Dunn y Carter Capps como los hombres que seguramente verán más acción a lo largo de la campaña.

Si yo fuera el gerente general del equipo trataría de traer al veterano agente libre dominicano Rafael Soriano para reforzar el bullpen y aprovechar su experiencia ante cualquier tropezón que pueda tener Cishek.

¿Dudas? Varias e importantísimas. Una de ellas es la receptoría, clave para guiar al triunfo a ese cuerpo de serpentineros.

Las dos veces que los Marlins ganaron la Serie Mundial tuvieron detrás del plato a maestros de la posición, Charlie Johnson en 1997 e Iván "Pudge" Rodríguez en el 2003.

Jarrod Saltalamacchia está lejos de poder ser considerado un estelar con los arreos, su promedio de hombres capturados en relación con las bases robadas permitidas es mediocre y su aporte con el madero es bastante escaso.

Las otras opciones con que cuentan los Marlins son el veterano Jeff Mathis, más confiable detrás del plato, pero peor ofensivamente, además del jovencito Jacob Realmuto, con apenas nueve juegos en su corta carrera de Grandes Ligas.

Otra duda está en la primera base que defenderá Morse y no precisamente por sus habilidades con el mascotín o con el madero.

El problema que le ha impedido al jugador pasar a un nivel superior es su salud.

En diez temporadas que lleva en las Mayores, de 1,620 partidos posibles, sólo ha participado en 704, menos de la mitad, aunque viene de jugar 131 encuentros con los Gigantes de San Francisco en el 2014, una de las tres únicas veces en su carrera que sobrepasó el centenar.

Y una gran duda despierta también Mike Redmond como manager.

Olvídense del récord perdedor de 139-185 en los dos años que lleva al frente de los peces, pues entonces no contaba con las piezas para poder hacer mucho más.

El problema es que entonces, sin la presión de tener en sus manos un equipo contendiente, sus errores de juicio en jugadas elementales, de esas que forman el ABC del béisbol, a veces llegaban a la categoría de horrores, con decisiones inexplicables que obviamente terminaban saliéndole mal.

Ahora, le tocará crecer junto a sus jugadores, si es que quiere llevar a los Marlins a dar el gran salto hasta la postemporada en el 2015.