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Matosas, artesano del suicidio americanista

LOS ÁNGELES -- Dicho está: no todos los caminos son para todos los caminantes. Ni todas las manos transforman todas las arcillas siempre en milagros. Hay caminantes que necesitan reinventar caminos. Y hay artesanos que necesitan fabricar su propio barro.

El Nido es hoy una incubadora de desolaciones. Herediano lo humilla. Veracruz mastica los despojos que le llegaron de Costa Rica. Siete bofetadas en dos citas a las que no respondió, sino que bíblicamente ofrendó sumisamente la otra mejilla.

El ambicioso proyecto del América Campeonísimo, del América Legendario, del América Hollywoodesco, con una plataforma multimillonaria y multianual, se colapsa, se resquebraja.

Muere con los agravantes del suicidio.

Es más evidente que nunca. Gustavo Matosas está extraviado en una ruta ajena. A su brújula se la ha marchitado la Rosa de los Vientos. No puede recorrer un camino planificado por Antonio Mohamed y por Ricardo Peláez. "Se gastaron 25 millones de dólares en traerle al nuevo técnico (Matosas), los jugadores que yo pedí (Quintero, Pellerano, Benedetto y Samudio)", dijo el Turco despechado cuando le pedían que entregara la cruz, el silbato y la cachucha para el nuevo ungido de El Nido.

Y Matosas ha demostrado que sus manos de orfebre fueron hábiles en inventar un León fascinante con una mezcla mestiza, bastarda, recolectando barros desahuciados por otros alfareros, recolectados por él. Pero con América pactó un matrimonio por conveniencia con una mujer que entregó su doncellez a otros, y sin adivinar que estaba consumando el divorcio por anticipado.

¿Es culpa total de Matosas? Sin duda es el principal responsable, porque se mareó lasciva e irresponsablemente con las fumarolas festivas de proezas concebidas en escritorios donde las fantasías telenoveleras siempre tienen un final ante el altar. Pero Ricardo Peláez debe asumir su pedazo de fracaso, aunque pertenezca a una clase social intocable: la de los directivos.

La hecatombe es incuestionable. Un equipo que protagonizó la Liga con títulos y subcampeonatos en los últimos años, se pulveriza súbita e impredeciblemente, pese a estar, aún, en campos esperanzadores de Liguilla.

¿Qué está ocurriendo? ¿El abismo parece más futurismo que salvación para el América? ¿Por qué en emergencias extremas no saca el nigromante cabalero Gustavo Matosas su costalito de sal y lo esparce en canchas rivales como en la Final ante Pachuca? Enumeremos.

1.- ¿Cuándo llega el Santo Patrono de las fechorías futbolísticas permitidas? Ni la sombra de Carlos Darwin Quintero, más allá de sus cambios de posición, abandona esta noche culposa y continuada de decepciones con América. ¿Y el caudillo Pellerano? ¿Y el bombardero Benedetto? ¿Y el Samudio que evaporaría los últimos aromas de Miguel Layún? Jugadores incuestionables bajo cuestionamientos.

2.- Las Viudas de Mohamed. Paolo Goltz y Pablo Aguilar, declarados por los facilistas y simplones como la mejor pareja de centrales de la Liga, hoy son un catálogo de cómo equivocarse, que puede ser sospechoso de traición. Y agregue a un Paul Aguilar que es un referente nostálgico de tantos laterales que llegan a fondo sólo para arruinar ese ataque con un vulgar balonazo obsceno de renuncia al futbol.

3.- Y mientras la única obra de arte de Matosas, el mejor Sambueza de la historia, lucha y genera más en el abandono que en solitario, Arroyo juega para su narcisismo conformista, mientras Oswaldito sigue siendo un correlón con accidentes de futbolista.

4.- Y Matosas no siempre se ayuda. Con su equipo sufriendo aun para digerir el prólogo de su libro táctico, quiere imponer variantes que a sus analfabetas futbolísticos les deben parecer teoremas de física cuántica. Los hace parecer maratonistas con andaderas. Y se van de hocico en su supina ignorancia.

5.- ¿Fue equivocada la llegada de Matosas? Presuntamente, no. Si América quería reinventar una versión ya conocida. Recordemos que Matosas, en la crisis premundialista del Tri, sugirió a Miguel Herrera. Y El Piojo recomendó a Matosas como su eventual sucesor, pero no pudo zafarse del León. Pero el mismo menú futbolístico no representa siempre al mismo paladar.

6.- Y para no soslayar cínicamente detalles morbosos, hasta los maltratados y vilipendiados guardianes semiocultos e incondicionales del América han saltado del barco que se hunde. Los roedores buscan otro queso. ¿Dónde están los árbitros que saltan a atender al que se debate en terapia intensiva?

Y el americanismo sufre. Y sufrirá más si este domingo las Chivas brincan sobre el América en la tabla de posiciones. Recordemos: la desgracia viaja acompañada del sadismo como hienas hambrientas, y las pulgas arman procesión sobre el perro más flaco.