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Pincelada de color ante la grisura

La posible revancha entre 'Chocolatito' González y 'Gallo' Estrada puede brindar la emoción que no tuvo la MayPac. Getty Images

El boxeo ha cambiado. Ya no es lo mismo. Puede que la pelea entre Floyd Mayweather Jr. (48-0-0, 26 KOs) y Manny Pacquiao (57-6-2, 38 KOs) rompiera todos los récords de recaudación y los colocara a ambos, en los puestos uno y dos, del ranking de los deportistas mejor pagados del año. Pero las apariencias engañan. Hoy en día el llamado Arte de Fistiana está huérfano de grandes figuras.

No digo que no exista uno u otro pugilista que tenga el rango de estrella, sino que son pocos los presentes que enamoran verdaderamente al público y tienen grandes resultados.

Mayweather Jr. es un ejemplo. Es indiscutible que es un súper dotado a la defensiva y el contragolpe, sin embargo sus peleas suelen provocar bostezos. Sus mega ganancias responden más a un fenómeno de marketing, a su extrovertido y polémico comportamiento personal, que a lo que realmente despliega sobre el ring.

Ser defensivo no quiere decir ser aburrido. Varios combates de Muhammad Ali --y de muchos otros-- derrumban esa filosofía que hoy se ha convertido en estereotipo. Solo hay que ir a Youtube y ver las peleas de Ali. Es poesía verle mover hacía los laterales, hacía atrás o dar el "pasillo de baile" que casi todos los amantes del boxeo reconocen. Pero, mientras Ali entretenía al público y al rival con su histrionismo defensivo, soltaba como ráfagas sus puños poniéndole un recital de golpes a su oponente. Esa conjunción de talento lo inmortalizó.

Otro aspecto que contribuye al "slump boxístico" es la edad de los intocables. Floyd tiene 38 años, Manny (36) y Wladimir Klitschko (39). Ellos han sido los más dominantes en los últimos años, lo peor de todo es que no se encuentra en el horizonte algún peleador que pueda hacerles verdadera resistencia, ni que decir del relevo.

La grisura de los pesos completos es otro de los síntomas del slump. Las contiendas entre los mastodontes siempre fueron las más promocionadas y espectaculares. Enunciar grandes nombres y combates que pulularon en esa división haría interminable esta columna. Hoy habría que excarvar y dudo que se encuentre alguna, siquiera interesante.

Aclaro que Klitschko no tiene la menor culpa. En el país de los ciegos... el tuerto es rey. El ucraniano no hace más que aprovechar sus contadas habilidades ante adversarios con poquísimo o ningún talento para el boxeo.

No obstante, la limitada gama de colores es relativa. No me contradigo. En las divisiones pequeñas existe mucho talento y se desarrollan peleas bien cercanas a los patrones de gusto de la gran mayoría. Desafortunadamente esas categorías pasan sin penas ni glorias en los principales mercados del deporte, los grandes medios y las multitudes.

Salvo en Japón (y Asia en general), medio ambiente natural de los pesos chicos, en el resto de las zonas geográficas resulta poco común que se destaque y que se coloque a peleadores de bajo tonelaje a protagonizar carteleras; ni hablar del sistema de Pague por Ver.

Esa es una de las explicaciones por la cual el nicaragüense Román 'Chocolatito' González (43-0-0, 37 KOs) apenas tuvo su primera pelea con trasmisión de HBO.

No sé si 'Chocolatito' será el encargado de romper los moldes, pero el hecho de que ESPN y The Ring Magazine lo coloquen en el tercero y segundo lugar del ranking libra por libra, respectivamente, habla a las claras de que se ha comenzado a voltear la cara hacía esas divisiones pequeñas que solo servían para rellenar carteleras.

La pelea revancha de 'Chocolatito' contra el mexicano Juan Francisco 'Gallo' Estrada (32-2-0, 23 KOs) pudiera brindarle color a un deporte que lo necesita. Además de sentar las bases para que sus colegas de peso dejen de estar a la sombra de otros mediocres que su única virtud es vender más.