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Los culpables detrás del Piojo y su fracaso

RANCAGUA -- Los responsables no pueden esconderse. Están expuestos. El fracaso se consumó. México ha sido echado de la Copa América. Empató el que suponía ganar (Bolivia). Igualó el que suponía perder (Chile). Y perdió el que suponía empatar (Ecuador).

La realidad traicionó la ficción aritmética: dos puntos de cuatro estimados y de nueve posibles.

Y los responsables desfilan por la pasarela ominosa. Y peor aún cuando las promesas no se cumplen: protagonismo, “Copa América histórica”, Semifinales, Final.

1.- Miguel Herrera eligió a sus hombres de confianza y olvidó a jugadores en mejor momento: Aris Hernández, Jesús Molina, Omar Bravo, Dueñas, Torres Nilo, etc.

2.- Hugo Ayala, Topo Valenzuela, Catita Domínguez, Efraín Velarde, terminaron por protagonizar errores que terminan siendo funestos, suicidas. No es culpa suya. Su andamio no alcanza pisos superiores.

3.- Y jugadores de bajo compromiso y elevados miedos por vestirse con la camiseta nacional:, como Eduardo Herrera, Paleta Esqueda, Mario Osuna y hasta los momentos de duda de Javier Güemez.

Responsables, al final, todos de que esta gesta sudamericana, terminara con el veredicto de fracaso por el mismo entrenador, y que no se consumó con el 1-2 ante Ecuador, sino con las precipitadas y petulantes cuentas, al asumir que Bolivia era tan simple como pasar a despojar de la chuleta a un perro chimuelo.

Responsables ellos, todos. Pero los culpables son otros. Y quedarán impunes. A salvo. Contempladores de su obra, de sus ruinas.

Los culpables no visten de corto. Ni transpiran en la cancha. Ni dan la cara. Ni asumen riesgos. Ni son enjuiciados. Ni acumulan amarguras. Ni gastan. Ni se desgastan.

Culpables los que tienen como rehén de sus contubernios y sus intereses a una selección mexicana que es prostituida de manera abominablemente pública.

Aún en la peor de sus versiones, sus patrocinadores pagan ollas de oro por ella. Pese a que este verano parece presentarse como el debacle de todas, esperando el desenlace de los Juegos Panamericanos y la Copa Oro.

1.- La selección mexicana vive esclavizada. El contubernio entre la Concacaf y las televisoras para que México priorice la Copa Oro, como vía única de acceso a la Copa Confederaciones, cuando es evidente que la pretensión por ambas partes es que el Tri juegue la mayor cantidad de encuentros en ambos torneos.

2.- El Tri provoca llenos en los estadios de EEUU. Un promedio de 2.5 millones de dólares por taquilla. Agregue la lluvia de los patrocinadores, y añada que es la única selección en el mundo que tiene la misma cantidad de padrinos y mecenas, doce, en México y en EEUU, un lujo que ni Brasil, Alemania, Argentina o España pueden darse.

3.- Los patrocinadores demandan que México triunfe en el mercado que más le interesa: el de Estados Unidos y el de México, y no el de Sudamérica. Los más de 500 millones de dólares de ingresos por el ciclo mundialista exigen una selección triunfadora entre la grey que consuma camisetas, refrescos de cola, tarjetas de crédito y hasta galletas de animalitos.

4.- ¿Expulsará la Conmebol a México de la Copa América por un segundo fracaso consecutivo? Por supuesto que no. México no está en la Copa América por su gran nivel de juego, ni por sus estrellas, ni por su carisma llenando estadios, sino porque arrastra rating televisivo que repercute en las arcas de Conmebol y sus patrocinadores.

No olvidemos que México llega a la Copa América tras flagrante soborno como prueba mutua de corrupción correspondida: relojes Rólex de oro entregados a los Corleones de Conmebol por parte de Guillermo Lara por indicaciones de Emilio Maurer.

5.- ¿Qué es más importante en beneficios para el futbol mexicano, la Copa América y la Copa Confederaciones? Simplifiquémoslo así: en Copa América, el Tri podría enfrentar a tres candidatos a Balón de Oro: Lionel Messi, Neymar, y Luis Suárez --quien para esta edición está suspendido--, y con sus respectivas escoltas de alto nivel. ¿Y en la Confederaciones? Tal vez sólo a uno o ninguno de ellos.

Entonces, sin duda Miguel Herrera y sus 23 que son carne de cañón son responsables del fracaso y los malos resultados, pero los culpables, esos, los del oscurantismo, los que perfeccionan la perversión por dólares y no por el futbol, seguirán operando con guantes de inmaculada corrupción.