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Los "ricos" más ricos y los "pobres" más pobres...

Los "nuevos tiempos" del futbol mexicano proponen el armado de grandes plantillas como la que presentaron Tigres, América, Cruz Azul y Monterrey y la contratación, en las ultimas campañas, de figuras de la talla de Gignac, Ronaldinho, Cardona o Roque Santa Cruz. Y ello no está del todo mal, pero hay varios peligros que podrían aparecerse en el camino, entre ellos, que el futbol se vuelva un reflejo mismo de la estructura de la sociedad mexicana, donde los ricos cada día se vuelven más ricos y los pobres más pobres....

LOS ANGELES, CA.- Por años, el futbol mexicano se ha vanagloriado de su equilibrio, de la posibilidad de que un grupo de 10 o más equipos tengan siempre latente la posibilidad de competir por el título. Esos días podrían haberse quedado en el pasado conforme a quién y cómo ha sido el último campeón y a cómo se ha transformado el mercado y sus valores.

Acoplarse a los "nuevos tiempos" no parece una mala idea, pero hay que tener ciertas "precauciones" y afrontar algunos "peligros".

En la parte deportiva, que supone ser la más trascendente, dos presentaciones en la "más alta sociedad" donde pueda mostrarse el futbol mexicano en el escalón de clubes resultaron en sendos fracasos durante el 2015, lo que nos conduce invariablemente a la eterna pregunta sobre cuál es el verdadero nivel competitivo de nuestro futbol.

Tigres, el flamante campeón del torneo doméstico, fracasó rotundamente durante el verano (vapuleado por el River Plate argentino) cuando intentaba ganar la final de la Copa Libertadores de América, el torneo de mayor tamaño competitivo en cuanto a calidad que pueden afrontar los clubes mexicanos. Y el América también fracasó contundentemente en su presentación dentro del Mundial de clubes -ante un equipo chino- que se celebra en Japón. Tigres y América, dos equipos bien armados, poderosamente respaldados por empresas multinacionales se asomaron por el "mundo del futbol" y regresaron con las "manos vacías" y con varias "cuentas pendientes".

Los ejemplos de Tigres, del América y quizá otros como Monterrey y Cruz Azul nos mostraron lo que podría denominarse como una nueva tendencia en el futbol mexicano. Los clubes han olvidado sus fuerzas básicas y aprovechando las bonanzas económicas de la industria y de la propia economía mexicana, han buscado formar grandes plantillas que cuestan muchos millones de dólares y uno supondría que no lo hacen con la única intención de ganar el torneo doméstico, sino para tratar de trascender en el escenario internacional y llevar al futbol mexicano al otro nivel de competencia.

Y ello no está del todo mal. Tigres, el campeón reinante, aprovechó para conformar un plantel espectacular que incluyó al francés Jean Pierre Gignac (15 goles en el semestre) y trajo otros futbolistas como el brasileño Sobis, el argentino Nahuel Guzmán, el uruguayo Egidio Arevalo Ríos además de una base mexicana con dos jóvenes de selección nacional como Javier Aquino y Jurguen Damm. Un equipo caro que, de diciembre a diciembre, alcanzó tres finales y ganó la del domingo en el futbol mexicano.

Lo mismo hizo el América, tal vez, con una postura más conservadora y con la fórmula de reforzarse con futbolistas que han tenido ya cierta aclimatación y un desempeño estelar en la liga local. El América los trae a Coapa y los repotencializa para que rindan bajo las exigencias de un club de sus tamaños. Monterrey contrata a grandes figuras sudamericanas, entre ellas el colombiano Cardona, y Cruz Azul compra y compra y no consigue los resultados esperados. El Querétaro sorprendió bajo su nueva administración y trajo a México a jugar al estelar brasileño Ronaldinho, hecho que le redituó en su llegada a la final del campeonato de Clausura 2015.

Está claro que muchos clubes en el futbol mexicano tienen dinero, pero pocos tienen la inteligencia de Tigres para invertir ese dinero con propiedad. He ahí uno de los secretos de levantar la Copa el domingo en el estadio Olímpico Universitario.

Los "nuevos tiempos" no parecen ser malos, siempre y cuando no se exagere. Los clubes necesitan seguir trabajando en la generación de futbolistas, de materia prima, que les dan identidad y acoplarse, como lo han hecho Tigres, América, Cruz Azul y Monterrey a los tiempos de la globalización futbolística.

Jorge Vergara, el dueño de las Chivas, me dijo hace apenas un par de semanas que en el futuro no muy lejano, él veía la posibilidad de que la Liga MX tuviese un tope salarial como ocurre en muchas otras ligas deportivas del mundo. "Llegará el momento", explicaba Vergara "que los ricos se harán mucho más ricos y los pobres mucho más pobres y perderemos un sentido de competencia y de equilibrio". Eso podría terminar frenando el ímpetu de esos clubes, perteneciente a un sitio donde, indudablemente, otros no pueden competir.

Esperemos que estas inversiones se traduzcan pronto en triunfos que le den al futbol mexicano el reconocimiento que tanto busca y anhela a nivel internacional. Y brindemos por los nuevos tiempos, pero no exageremos, porque hay varios peligros, entre ellos, que los clubes pierdan identidad y que la Liga MX se vuelva un reflejo directo de lo que es México como país: una nación con un trecho muy extenso entre pobres y ricos...

@Faitelson_ESPN