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Presidente Obama: Juego en Cuba es 'algo extraordinario'

Hoy voy a llevar a mi esposa Michelle y a nuestras hijas a un partido de béisbol. Es algo que hacen los estadounidenses a menudo, pero este partido es algo extraordinario.

Es el primer partido de exhibición entre un equipo de las Grandes Ligas, los Rays de Tampa Bay, y el equipo nacional de Cuba en 17 años. Es solo la segunda vez que un equipo de MLB visita Cuba desde 1959. Y lo más importante, es un símbolo de los lazos entre estadounidenses y cubanos a pesar de décadas de aislamiento; un paso pequeño que demuestra que nuestras naciones pueden empezar a superar las divisiones del pasado y contemplar un futuro de conexiones más fuertes y cooperación entre nuestros países.

Una de las cosas que tenemos en común es nuestro pasatiempo nacional: la Pelota. Como dice la cita de la película "Field of Dreams" (Campo de Sueños), "Hay una sola cosa que ha sido constante a través de los años, el béisbol". Eso es tan cierto en Estados Unidos como en Cuba. Ya sea que nos encontremos en medio de un maizal en Iowa o en los vecindarios de La Habana, nuestros horizontes están dibujados con diamantes de béisbol. Nuestros hijos se crían aprendiendo a correr entre bases y a contar bolas y strikes. Y muchas de nuestras grandes figuras del deporte han acabado juntos en el campo de juego.

Desde 1959, más de 100 jugadores cubanos de béisbol han jugado para clubes de Grandes Ligas. Cuatro jugadores nacidos en Cuba se han consagrado en Cooperstown, incluyendo al gran Tany Perez de los Rojos de Cincinnati. Y observando solo a un equipo, por ejemplo a mis Medias Blancas de Chicago, se puede distinguir la huella de Cuba durante muchas generaciones.

Uno de los grandes de todos los tiempos de los Medias Blancas, el difunto Minnie Miñoso, nació cerca de La Habana. José Contreras y Orlando "El Duque" Hernández y ese lanzamiento con la pierna alzada ayudó a traer de vuelta al Lado Sur de la ciudad el trofeo de la Serie Mundial en 2005. Y uno de nuestros mejores jugadores en la actualidad, además de ser uno de los mejores toleteros en el deporte, también es de Cuba, José Abreu, en la primera base.

El béisbol en Cuba también ha desempeñado un papel en la historia más amplia de Estados Unidos. En 1947, los Brooklyn Dodgers y su equipo de liga menor, que incluía a Jackie Robinson, pasaron los entrenamientos primaverales en La Habana. Eso significa que antes de romper las barreras raciales del Béisbol de las Grandes Ligas (la MLB), Jackie jugó en el famoso Estadio Latinoamericano para hacer exhibiciones tanto contra equipos estadounidenses como cubanos. Es el mismo estadio donde veremos el partido de hoy. Y será un honor poder verlo con la esposa de Jackie, Rachel, y su hija Sharon, que están aquí como parte de nuestra delegación.

De eso es de lo que se trata esta visita: de recordar lo que tenemos en común, de reflexionar sobre las barreras que hemos roto -- como personas y como naciones -- y de imaginarnos un futuro mejor. Porque aunque no voy a pasar por alto las diferencias importantes entre nuestros gobiernos, he venido a Cuba para extender una mano amistosa al pueblo cubano.

Ellos son la razón por la que estoy abandonando las políticas fallidas de la era de la Guerra Fría, que dejó a tantos cubanos inmersos en conflicto, exilio y pobreza, para abrir paso a un nuevo rumbo. Ellos son el motivo por el que nuestros gobiernos están cooperando ahora en iniciativas de salud y educación. Ellos son el motivo por el que estamos ayudando a las familias a establecer contacto al restablecer vuelos comerciales directos y servicios de correo. Y ellos son el motivo por el que estamos expandiendo los lazos comerciales y aumentando las opciones de los estadounidenses para viajar a hacer negocios en Cuba.

Estas medidas, y mi visita aquí esta semana son solo pequeños pasos en el largo camino que hemos emprendido. Pero creo que el pueblo estadounidense y el pueblo cubano pueden hacer este viaje como amigos, como familia y sí, como fans del béisbol.

¡Playball!