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El espectáculo debe continuar

Didier Baverel/WireImage

No importa el qué, el cómo o el cuándo. Lo seguro es que el espectáculo debe continuar.

Ya no están Floyd Mayweather Jr. ni Manny Pacquiao. Para bien o para mal, una era acabó en un lapso de siete meses. Los dos grandes referentes del boxeo en la última década pusieron punto final a su historia dentro del ring. Dijeron: ya no más. Uno y otro se fueron con los bolsillos llenos y cada uno, a su manera, dejó un vacío que en un futuro inmediato alguien deberá colmar.

No son pocos los candidatos. Afortunadamente existen gladiadores muy talentosos a la espera de la oportunidad. A simple vista, los primeros en alzar la mano y postularse para llenar ese espacio son el nicaragüense Román 'Chocolatito' González (44-0-0, 33 KOs), el kazajo Gennady Golovkin (34-0-0, 31 KOs) y el ruso Sergey Kovalev (29-0-1, 25 KOs). Los avalan sus méritos deportivos.

Además de sus pulcras hojas de servicios, ellos ocupan el podio en el ranking libra por libra de dos de las más prestigiosas publicaciones que abordan la temática del pugilismo. Medios líderes de opinión como ESPN posicionan a Chocolatito como Nº1, GGG Nº2 y Kovalev en el Nº3; mientras que The Ring Magazine invierte las posiciones del kazajo y el ruso, manteniendo en la cima al centroamericano.

Resultados y medios de comunicación están a su diestra. Aun así, a ninguno de los tres se le reconoce como una verdadera mega estrella capaz de seguir los pasos de 'Money Man' y 'Pacman'.

La lógica suele extraviarse en este negocio-deporte, y aquí el orden de los factores sí altera el producto. (Negocio siempre va en la oración principal y deporte en la subordinada).

¿Cómo es posible que los tres hombres que lideran el ranking libra por libra no sean los potenciales candidatos a llenar esos espacios vacantes?

Sencillo. Ninguno de ellos son los más mediáticos. Podrán ser los de más talento -al menos sus resultados hasta la fecha así lo demuestran- pero distan de ser el producto más comerciable.

Reitero: 1. Negocio, 2. Negocio, 3. Negocio y 4. Deporte.

En fecha tan cercana como el 17 de octubre de 2015, Gennady Golovkin (pelea estelar) y Chocolatito (coestelar) protagonizaron su primer Pago por Evento (PPV). Según el sitio fighthype.com se vendieron 150 mil casas, cifra inferior al estimado de 200 mil y alejada de las 400 mil casas que vendió el Mayweather vs. Andre Berto, insulso y casi "arreglado" pleito que marcó la despedida de Floyd.

Los números no mienten.

El caso de Kovalev es diferente. Una hipotética contienda contra el estadounidense Andre Ward (29-0-0, 15 KOs) ciertamente generaría considerables ventas en PPV. Apostaría a que superaría las 400 mil casas del Mayweather Jr. vs. Berto. Pero parafraseando al boricua Miguel Cotto, en esta ecuación el lado A no es Kovalev. Poco importa que el ruso ostente los títulos. En esta historia quien atrae las masas es 'El hijo de Dios', Andre Ward.

A propósito de lados A y B, en los dos grandes emparejamientos que busca GGG: frente a Miguel Cotto y Canelo Álvarez, él siempre sería el lado B, pese a ser el monarca mediano de la AMB, la FIB e interino del CMB.

FATALISMO GEOGRÁFICO

Para nadie es secreto que los principales mercados del boxeo se encuentran en Estados Unidos y México. Coincidentemente, ninguno de los tres que están en la cresta de la ola nació en esas geografías. No quiere decir que no puedan convertirse en mega figuras, sí lo pueden lograr -Manny lo hizo- pero el recorrido será más largo y escabroso.

Ellos tienen que adaptarse al modo en que se concibe este hecho deportivo. Ser carismáticos y "dar los mejores golpes" fuera del ensogado. Seguir estrategias que en ocasiones pueden parecer burdas pero que son vitales para venderse. No importa que por sus actos -sin caer en delitos por supuesto- los odien o los amen, es imperativo venderse y venderse bien. Y con el perdón de GGG, Chocolatito y Kovalev, ellos hasta el momento no son del tipo carismático o pedante que la gente está dispuesta a pagar por verlos ganar o verlos perder.

Para colmo, tampoco ninguno de los tres tiene una maquinaria promocional que logre venderlos como la octava maravilla del mundo. Ellos no son Canelo Álvarez.

Provoca escozor que los más talentosos estén a la sombra de peleadores menos hábiles, pero así son las reglas del juego en el boxeo. Solo así es posible que Oscar de La Hoya, quien fue boxeador y hoy es promotor, desvarié asegurando que el ganador entre Saúl 'Canelo' Álvarez y Amir Khan llenará el hueco dejado por Floyd y Manny.

Con razón o sin ella, the show must go on.