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Tigres y América: llenos de memoria...

En San Nicolás de los Garza, aún está fresco lo que sucedió en aquella final del Apertura 2014. Y en Coapa, saben quien es el campeón actual del futbol mexicano y están conscientes de que lo que hicieron o dejaron de hacer durante el invierno pasado en Yokohama. Dos de las nóminas más poderosas del futbol mexicano y del continente chocan por una Copa de Concacaf que hace algunos años era minimizada y prácticamente olvidada por los clubes y el futbol mexicano. Hoy, es una Copa que ambos quieren, porque en sus genes futbolísticos esta acumulada la suficiente memoria para valorar lo que se juegan...

LOS ÁNGELES -- Quiérase o no, la memoria futbolística existe y puede terminar afectando y atando a un pasado reciente a los dos protagonistas de una final. Tigres y América tienen memoria. Y la memoria promete jugar su propio partido a partir de este miércoles en San Nicolás de los Garza.

Hay dos maneras para “medir” la final de clubes de la Concacaf. La primera, se refiere a otro escenario de una final, la del futbol doméstico, la del Apertura 2014, donde el América termino borrando de la cancha a los Tigres. La otra, corresponde al gran bochorno de Yokohama el invierno pasado, donde en el Mundial de Clubes, el América termino siendo eliminado por un equipo chino, cuando parecía tener legítimas aspiraciones de alcanzar el partido ante el famoso y gran Barcelona de aquellos no muy lejanos días.

¿Cuál de las dos memorias pesa más?

Ricardo “El Tuca” Ferretti quiere desaparecer lo que el pensamiento más fresco de un enfrentamiento ante el América le significó: “Aquí no hay revanchas”, dice el veterano entrenador de Tigres. “Eso lo inventan ustedes...”. Y la filosofía del América, en cambio, sí que incluye y destaca las revanchas: no hablan mucho del vergonzoso papel que tuvieron en el Mundial de Clubes, pero se “mueren” de ganas por otra oportunidad en ese evento justo cuando el club estará cumpliendo 100 años de vida.

El Tigres-América está más caliente que nunca. Dos nominas poderosas, el campeón vigente del futbol mexicano, un futbolista de los tamaños del francés Gignac que por momentos parece fuera de Liga y que sabe aparecer en las situaciones más propicias de los partidos, una dupla de ataque conformada por Carlos Darwin Quintero (suspendido para el juego de ida) y Oribe Peralta que han encontrado la manera, como lo hacían en sus días con la camiseta santista, de producir futbol y goles, un entrenador que necesita de credibilidad ante la siempre pasional afición americanista, otro entrenador que históricamente sabe cómo hacerle daño al América y que públicamente se ha declarado “antiamericanista” y dos grandes escenarios de pasión como el Universitario y el Estadio Azteca. Por increíble que parezca, una final de Concacaf, históricamente despreciada y minimizada por los clubes y el futbol mexicano, tomará hoy un relieve que promete marcar las temporadas de ambos clubes.

Tigres quiere el boleto para el Mundial de Clubes. Sabe que tras conquistar la Liga, llegar a una final de la Libertadores, tiene que seguir dando pasos de crecimiento y atreverse donde ningún otro club mexicano lo ha hecho, incluyendo a su acérrimo rival de la ciudad, el Rayados de Monterrey, hoy líder general indiscutible de la competencia doméstica. Y el América, el América está planeado y concebido para ganar todos los trofeos que se interpongan en su camino. Es la primera gran prueba que tendrán Ignacio Ambriz y este equipo para sostenerse o renovarse en el verano que se aproxima. El América tiene que ganar finales. Es una de sus condiciones más sagradas.

Tigres y América juegan por la final de la Concacaf. Los dos añoran la Copa. Los dos tienen memoria, de lo que pasó y lo que no pasó y de lo que puede y debe suceder.