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Boras complica la situación

Hay tantos elementos desafortunados en esta historia de Pedro Álvarez. Cómo fue que un buen muchacho quizás deba soportar años de abucheos en Pittsburgh, cómo todo lo que ha ocurrido opaca el gran trabajo del gerente general, Neal Huntington, al reconstruir a los Piratas, y además cómo todo lo que pasó lastima el sentimiento de los aficionados que están desesperados por recuperar lo que construyeron Jim Leyland y Barry Bonds.

Cuando todo este asunto se trate ante un mediador nos enteraremos cuánto ha perjudicado a Álvarez, Huntington y a los fanáticos de Pittsburgh la guerra entre Scott Boras y Frank Coonelly, sin importar si el sindicato podrá demostrar si el despacho del comisionado realmente permitió que Coonelly llegara a un acuerdo ilegal después del cierre de la fecha de firmas de prospectos. Y también si Álvarez es un agente libre o si se pasará todo el invierno preguntándose si será capaz de recuperar los $6 millones que hoy no tiene.

O si todo esto fue una movida para que Álvarez pase a formar parte del mercado de agencia libre.

El sindicato y MLB no estarán de acuerdo sobre la interrogante de si Huntington en realidad rechazó el pedido de Boras por $8,5 millones la noche del cierre de la fecha para firmar, el 15 de agosto. Debatirán si los Piratas posteriormente hicieron una oferta después de la medianoche: el sindicado dirá que sí lo hicieron porque el presidente del equipo, Coonelly, quien en su momento fue el pitbull duro de la oficina del comisionado, sabía que podía conseguir una extensión y que podía esperar hasta después de la medianoche y de esa manera asustar a Álvarez. El sindicato intentará demostrar que los Reales ya habían cerrado el contrato con Eric Hosmer antes de la medianoche, pero que Rob Manfred no lo recibió hasta que revisó la cuestión con el contrato de Álvarez. Si el sindicato es capaz de demostrar lo anterior, hará que Bud Selig se vea en medio de una situación complicada y vergonzosa.

La oficina del comisionado dirá que Boras tergiversó lo que Huntington dijo durante las negociaciones y que manipuló la situación, esperando poder ubicar a Álvarez en el mercado de libre agencia, sabiendo que equipos importantes como los Yankees, los Mets, los Medias Rojas y los Angelinos se podían meter en las negociaciones y de esa manera romper el récord de Matt White de $10,2 millones en 1996. White, dicho sea de paso, nunca ganó un partido en las mayores.

Los pormenores del sorteo debieron haber sido negociados de manera legal y colectiva en 2002, pero Selig y el director del sindicato, Don Fehr, nunca lo hicieron. Se pasaron los siguientes seis años intentando fijar precios, algo que resultó en un lío y nunca logró su objetivo -- que era ayudar a los equipos que más necesitaban talentos.

La dirigencia afirma que Boras fue quien organizó la suspensión de Manny Ramírez en Boston y que, como Boras mismo le ha dicho a los gerentes generales, hizo que Ramírez fuese a donde él quería, a Los Ángeles. Hacer que un jugador dé de baja su contrato cuando apenas había pasado la mitad del tempo del mismo y que no cumpla con lo que se había comprometido no es fácil, pero los Medias Rojas quedaron 16-8 desde el cambio, y cuando miras las estadísticas de ESPN.com te das cuenta de que Jason Bay tiene más carreras impulsadas que Ramírez.

Si Ramírez no tiene un septiembre monstruoso -- y recuerden que ha jugado sólo seis partidos en cada uno de los últimos dos septiembres -- y no se realiza una oferta por los $100 millones y cuatro años que Manny cree que va a recibir, ¿se conformará Manny jugando por menos de los $25 millones por año que supuestamente le dijeron que vale?. Sabemos que si Manny actúa como Manny, eso incluye la disponibilidad de permanecer fuera sin jugar.

Si el contrato de Álvarez queda anulado y no se convierte en agente libre, los Piratas obtendrán la tercera selección en el próximo sorteo de junio y Álvarez deberá convencer a algún equipo que le pague los $8,5 millones que dice valer.

Si yo fuera uno de los millones de fanáticos de los Piratas que han vivido 16 años de mediocridad, estaría enojado, irritado y con un sabor amargo en la boca. Probablemente no me importaría de quién es la culpa, si del representante, el sindicato, la oficina del comisionado y/o todas las partes entre medio. Los Piratas obtuvieron la segunda selección en el sorteo por una mala administración y la lealtad de la oficina del comisionado, y ahora se ven amenazados con perder al jugador que esperaban fuera parte de la reconstrucción, quien traería esperanza a una ciudad de fanáticos que no conoce lo que significa esa palabra desde que Bonds se fue a San Francisco.

El sistema de sorteo en el béisbol no funciona y ahora es el momento de que Selig vea lo que esto podría hacer para los Piratas y por qué es hora de hacerse cargo de lo que este sorteo debería significar para los grandes fanáticos de Pittsburgh y Kansas City. Es bueno recordar que las ganancias en el béisbol han crecido de $1.300 millones en 1995 hasta cerca de los $7.000 millones en 2008, pero es un hecho que los Piratas no han sido más que un equipo mediocre en ese período.

Si yo fuera un fanático de los Piratas, no estaría enojado con un gerente general duro e inteligente. Estaría furioso con el sistema que Bud Selig y Don Fehr descuidaron y siguen sin atender. Estaría loco porque Scott Boras puede encontrarle agujeros al sistema cuando lo necesita y disgustado porque una buena persona podría perder $6 millones en una guerra que no es la suya.