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El doctor de la esperanza

Me he valido de la gentileza y de la profesionalidad de la colega del arte de la comunicación Shannon Drayer para poder entrevistar a mi invitado de esta semana, una de las figuras más importantes en el mundo del béisbol, el doctor Lewis Yocum.

El doctor Lewis Yocum es, en el universo que forma este deporte, a quien los equipos y superestrellas de Grandes Ligas le han confiado, en los momentos más difíciles, los brazos más importantes del béisbol.

S.D.: Dr. Yocum, usted ha ayudado a tanta gente en el mundo de los deportes y ha elevado la medicina deportiva a un nivel impresionante. ¿Si hubiera alguien en el mundo del deporte que a usted le hubiera gustado tener la posibilidad de ayudar y darle otra oportunidad para que pudiera volver a jugar, quién sería?

L.Y.: Es una pregunta un poco difícil de responder ya que hubo tantas estrellas que sus carreras terminaron prematuramente por causa de lesiones. Entre tantas personalidades la primera que me llega a la mente es Sandy Koufax, a quien tuve la oportunidad de conocer una vez a través de un colega en mi oficina. Él tenía unas habilidades increíbles y verlo retirarse tan prematuramente fue una gran pena. Su codo fue lo que en realidad le dio grandes problemas, algo que pasó justamente antes de la era de la cirugía de Tommy John, y él al igual que muchos otros fueron forzados a retirarse por algo que en estos días es operado de manera rutinaria con gran facilidad.

S.D.: Usted ha realizado tantas operaciones a tantos buenos lanzadores y atletas de otras disciplinas. ¿Hubo alguna vez una cirugía a la cual usted se haya dicho a sí mismo que es un milagro que esa persona esté de vuelta en el deporte, pues médicamente sus posibilidades de volver eran completamente remotas?

L. Y.: Siempre que uno ejecuta una operación por sencilla que sea, invariablemente queda una pequeña duda, los jugadores de béisbol por ejemplo, se esfuerzan tanto y se empujan a un nivel extremo por llegar y poder mantenerse en Grandes Ligas, que después que se lesionan hay en ellos una gran presión de regresar a su máxima capacidad de rendimiento y competición. Siempre queda la duda. ¿Qué pasará? ¿Volverá igual? Como médico uno siempre se pregunta cómo saldrá, ya que cada organismo es diferente, cada atleta es diferente aunque la operación sea sencilla.

S.D.: ¿Usted siempre les comenta a los atletas sobre la dificultad de la cirugía y lo que conllevaría la rehabilitación?

L.Y.: Claro que sí. Esa es quizás la parte más importante de todo el programa, el poder explicar al paciente todo por lo que tendría que pasar; muy difícilmente yo opero a alguien sin haberle estudiado antes y haberle explicado las complicaciones del tratamiento de rehabilitación. La cirugía de Tommy John es el mejor ejemplo que se puede dar, ya que si el paciente no está dispuesto a sacrificarse por todo un año para hacer la rehabilitación, de nada le sirve que se haga la cirugía. Muchas veces hemos convencido a muchos de que no se la hagan, pues ya están en el final de sus carreras y dedicarle todo un año a recuperarse sería demasiado para ellos. Otras veces, para mí lo más difícil es decirle a algún jugador que su carrera ya terminó, muchos vienen a mí en busca de la mano mágica que los devuelva a la gloria, pero la realidad es otra. Cuando un jugador pasa de los 35 años de edad, por ejemplo, es muy difícil para ellos regresar luego de una cirugía como esa, pues para cuando terminan el año de rehabilitación y se pueden poner en forma de juego ya estarán cerca de los 40 años. Algunos de estos casos casi siempre han tenido dos o tres operaciones más en su carrera deportiva y el tener que enfrentarse de nuevo a una situación semejante, los lleva, en su mayoría, a renunciar. Pero si el paciente decide hacerse la cirugía y entiende el sacrifico que se necesita, aunque sólo tenga un 5% de probabilidad, uno como médico tiene el deber de operarlo.

S.D.: ¿Usted cree que los lanzadores de complexión física pequeña y buena bola rápida tienden a lastimarse más fácilmente?

L.Y.: Me gustaría poder investigarlo y darme cuenta si es cierto o no. Muchas veces uno mira las estructuras físicas de lanzadores como Mark Lowe y las compara con alguien como Bartolo Colón y nos damos cuenta que no hay una consistencia que indique lo que ellos pueden hacer o cómo pueden lograr tener esa capacidad de rendimiento. Esto se ve muchas veces en el golf cuando una persona como Tiger Woods o Freddy Couples pueden pegarle a la pelota tanto o más lejos que los jugadores de mayor corpulencia. Yo creo en realidad que es más un regalo de Dios que cualquier otra cosa, son personas talentosas que hacen todo lo que pueden con los que Dios les dio.

S.D.: ¿Usted cree que la demanda de los equipos para tener lanzadores con bolas rápidas mucho más potentes causa que muchos de nuestros jóvenes se lesionen al tratar de lanzar más fuerte de lo que en realidad pueden?

L.Y.: Yo creo que cuando un lanzador llega a las mayores ya ha podido entender que no necesita sobretirar la pelota. Este es un nivel de béisbol sumamente fuerte y los lanzadores siempre tienden a desarrollar otro lanzamiento más que la bola rápida para poder permanecer aquí. Hay una cosa que cada buen lanzador de Grandes Ligas debe entender y es que para poder ser efectivo debe perfeccionar su mecánica de lanzar y no sobretirar la pelota.

S.D.: ¿Quiénes son los más probables en lastimarse? ¿Son los lanzadores de fuerza o los de control que lanzan muchas curvas?

L.Y.: Yo creo que ambos; el esfuerzo que hacen estos jugadores para lanzar la pelota por una zona tan estrecha es una demanda física extremadamente fuerte. Hemos visto casos como el de Frank Tanana, quien pasó de ser un pitcher de fuerza a uno de control. Un buen lanzador siempre se adaptará a lanzar con lo que tenga para poder subsistir.

S.D.: La ciencia ficción siempre ha albergado un espacio en las mentes de los amantes de este deporte. ¿Cree usted que con los adelantos médicos llegará el día en el que un jugador llegue a tener un brazo biónico?

L.Y.: Por más difícil que parezca yo creo que nunca los brazos biónicos serán aceptados en el béisbol. Varias veces han llegado personas a mi oficina pidiendo que les pongan el brazo biónico del Dr. Frank Jobe, quien fue el creador de la operación de Tommy John, pues buscan una segunda oportunidad en el béisbol. Yo he podido, a través de esta operación, devolverles la oportunidad de volver a jugar; no es un brazo biónico pero les devuelve la salud física que necesitan para regresar al campo. He tenido muchas veces que explicarles a los scouts y a los asistentes médicos de los equipos que cuando a un lanzador se le hace una operación de Tommy John eso no quiere decir que obtendrán una bola rápida mas potente luego de la rehabilitación, es tan sólo que volverán a tener su salud física 100% y eso los llevará a poder seguir su desarrollo como lanzadores.

Quiero expresar mi agradecimiento a la reportera Shannon Drayer por hacer posible que mis preguntas llegaran hasta el doctor Yocum y haber conocido algunos de los criterios médicos de ese gran doctor, quien nos ha devuelto a muchos de nosotros la oportunidad de volver a este deporte que todos amamos y que pocos entendemos su complejidad y mística.