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Arepas y Tacos

MEXICALI -- Hay una frase de toda la vida en el mundo del béisbol que dice, DESPUES DEL ERROR, VIENE EL HIT. Esta es una frase que se ajusta de manera perfecta a Los Tigres de Aragua. Jugar contra los dirigidos por Buddy Bailey exige perfección, o al menos coquetear con ella. Los Tigres siguen ganando juegos bajo ese mismo estilo. Buen picheo, defensa de calidad, bateo oportuno y capacidad para aprovechar los errores de los rivales, por eso ayer se comieron a los Leones de Ponce.

Los Tigres no tienen un equipo de estrellas, todo lo contrario, son pocos los que tienen contrato de ligas menores o invitación a los campos de entrenamiento primaverales de las Grandes Ligas. Pero si tienen algo que pocos poseen, incluso en las mayores, me refiero a corazón, pundonor, entrega y profesionalismo. Por lo pronto, los Tigres han traspasado las fronteras en cuanto al respeto que se han ganado por su forma de jugar y ganar los juegos de béisbol.

Ayer no fue el picheo, si no la ofensiva la que destacó por México. Adrián González demostró todo su poder con esos tres bambinazos por la banda contraria, en un parque que en el pasado era un paraíso para los bateadores, pero que ahora, por la construcción e instalación de los anuncios publicitarios y la pantalla gigante, han disminuido mucho la posibilidad de sacar jonrones del parque. Por eso tiene más merito los tres palos conectados por el primera base de los Padres de San Diego, quien nos dejó claro su poder y calidad.

Habíamos dicho que Los Venados de Mazatlán basarían sus posibilidades en su gran picheo y el bate de Adrián, y aunque aun no se han combinado en un solo encuentro, es alentador ver que finalmente González consiguió el contacto y ritmo con su bate. Esto definitivamente levanta las esperanzas de México para ganar su primer campeonato desde 2005.