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Esta vez no ligó

BUENOS AIRES -- "¿Te enteraste de que ya contratamos a otro refuerzo? A partir de mañana vamos a tener en el Monumental un camión lleno de ruda macho, de alguna manera hay que cortar la mala suerte que nos persigue".

Con una mezcla de humor, de ironía y, por qué no, de expresión de deseo, un importante directivo buscaba mitigar la bronca que generó en todo River el increíble empate que se llevó Colón.

Es cierto, en lugar de lamentarse debería imperar una severa autocrítica. Porque recibir dos goles de larga distancia denotan fallas que deben ser analizadas.

Por supuesto que también hay virtud de quien patea, pero cuando se escurre una victoria en el último minuto se suelen buscar explicaciones por el lado de la pésima fortuna.

El Millo no sacará ningún beneficio a futuro si le atribuye todo a ese factor. No resulta sencillo exhibir claridad mental cuando se está a segundos de dar un paso tan deseado.

El equipo de Pipo Gorosito necesitaba empezar el Clausura ganando. Por lo ocurrido en el semestre pasado, porque debía cambiar la pobre imagen que dejó en el verano. Y cuando paladeaba un triunfo, otra vez los fantasmas. Todo era fiesta. Dos goles de diferencia, un hombre más, un mejor juego colectivo que su oponente, llegadas con peligro, pero River parece abrumarse ante los escenarios tan favorables.

El indicador positivo es que algunas individualidades levantaron su nivel. Por momentos, Diego Buonanotte volvió a ser el del Clausura 08 (¿será que la llegada de Marcelo Gallardo y de Cristian Fabbiani ya lo liberó de las presiones?); el ingreso de Nicolás Sánchez le dio seguridad a la defensa; acumulando minutos en cancha, Mauro Rosales va alcanzando el nivel que alguna vez le sirvió para que desde Europa posaran sus ojos en él; Radamel Falcao García confirma su estupendo presente; y hasta el vacilante Augusto Fernández metió un exquisito pase en la acción previa a la segunda conquista.

Que quede claro, no es que River fue una máquina, pero sí pudo observarse un interesante juego de conjunto, con circulación de pelota y algo más de atrevimiento en aquellos que tienen condiciones para generar fútbol. La síntesis es que ganaba cómodo, sin embargo… Como le ha pasado en los últimos tiempos, los factores negativos fueron los que terminaron dándole forma a su destino.

Dilapidar posibilidades claras para aumentar la diferencia y cerrar el encuentro, es uno de los errores que el Millo deberá revisar. Lo mismo que la libertad que entregaron los defensores y volantes para que los jugadores de Colón le peguen sin marca desde media y larga distancia. Más allá de que los goles santafesinos llegaron gracias a remates impresionantes, también hay que poner bajo la lupa la reacción de Marcelo Ojeda.

La historia dice que el domingo River no ligó, que ésta vez sí hizo méritos para quedarse con los tres puntos, pero no tuvo esa dosis de fortuna que, en ocasiones, se necesita a la hora de cerrar un partido. De ahí la mezcla de dolor y esperanza. Afuera del rectángulo las cosas mucho no cambiaron demasiado de lo que venía sucediendo: la gente acompañó en forma masiva y reclamó por la no llegada del Burrito Ortega.