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Consulta rojiblanca al Señor Balón

MÉXICO -- Gracias a su trabajo como observador del fútbol méxicano y a su cubierta resbalable, el Señor Balón aceptó la propuesta de escuchar un caso en particular como asesor conciliador, por lo que se encuentra reunido con otros tres personajes en una oficina grande con ventanales que asoman a unas canchas verdes donde varias figuritas rojiblancas corren tras algunas pelotas.

-- Buenos días señores, ¿por qué estoy en esta espaciosa oficina y no en mi casa descansando y tomándome un refresquito?

-- Le traemos refresco, faltaba más, Rafa, ¿puedes pedir refrescos?

-- No es necesario, era un decir. Digo que para qué soy bueno

-- Bien --empezó el dueño del equipo-- Señor Balon, como siempre nos honra con su presencia y estamos aquí para dirimir un penoso asunto de dinero

-- ¿Cuanto?

-- 900 mil pesos mensuales

-- ¿Queeeé?

-- 900 mil mensuales es lo que cobra Ramoncito...

-- Muchacho --dijo el redondo personaje al jugador presente en la incómoda reunión-- ¿pues qué haces? ¿cantas, bailas, recitas las obras de Shakespeare en verso de memoria o por qué recibes tanta lana?

-- Nada de eso Señor Balón, sólo juego fútbol, pero he jugado en Chivas prácticamente toda mi vida, le he dado todo lo que tengo al equipo, he sido muy muy bueno, he metido unos goles impresionantes, he acumulado una larga experiencia que me ha llevado incluso hasta la selección nacional, ayudé al rebaño a ser campeón en el 2006, fui el capitán, ayudé a mis compañeros, los guié, les dí consejos, me convertí en ídolo de la afición, y todo, todo eso, Señor Balón, no le importó al dueño --y Ramoncito le asestó a Vergara una mirada de reproche-- y me corrió...

-- ¡No, no, no Ramoncito! Yo no te corrí --respondió el dueño del club de inmediato-- Había opciones, podíamos hacer intercambio con algún otro equipo y no quisiste, te puse transferible y tuviste ofertas, ¡y mira que al Pachuca no les iba a cobrar la cuota! pero no quisiste que te bajaran el sueldo.

-- No puedo cobrar menos de lo que ya cobro, yo valgo esa cantidad y más

-- Pero si yo no te lo pago y nadie más quiere pagártelo, ¿qué vas a hacer?

-- No es lo que yo quiera hacer, señor, es lo que dice mi contrato

-- Y tampoco te quisiste ir a la MLS...
-- ¿A Chivas USA? Con todo respeto señor-dueño-del-equipo, ir a Chivas USA es como ir a Siberia, uno nunca vuelve de allá...

El Señor Balón no había podido decir ni pío, cada vez que trataba de hablar alguien le ganaba el turno, ¿pero quienes se creen éstos para dejar callado al Señor Balón?

-- Claro que vuelven, Cuauhtémoc volvió del Chicago Fire...

-- ¿Y dónde está ahora? En la liga de ascenso, yo no quiero terminar mi carrera en la liga de ascenso tratando de subir a los Xoloitzcuintles de Tijuana. Yo soy de Chivas y quiero estar en Chivas

-- Pero Chivas no quiere que estés aquí, ya no cabes en Chivas, nos cuestas demasiado

-- Chivas es mi equipo, tengo un contrato y aquí me voy a quedar

-- Que no

-- Que sí

-- ¡Yá cállense!-- dijo el Señor Balón, que cuando se enoja suele hablar muy golpeado-- Me marean con su ping pong, creo que ya oí suficiente, vamos dejando esto claro. Tú, Ramoncito, quieres seguir ganando lo que ganas pero, seamos serios, nadie en México va a pagarte 900 mil pesos al mes y en el extranjero no tienes el listón tan alto. Y tú, Jorge, quieres dejar de pagar tanto dinero pero se te olvida que un equipo de fútbol no es una empresa como una panadería en la que puedes correr al pastelero sin que millones de clientes te reclamen, acuérdate que para la afición los equipos no son negocios, sino refugios del corazón.

-- Disculpe Señor Balón, pero eso se oyó muy cursilón --terció don Rafael, al que tampoco lo habían dejado hablar hasta ahora.

-- Ya sé... pero así es el fútbol para los aficionados, se enamoran de los equipos y de los jugadores, los quieren, los sufren y los ven como si fueran sus hermanos, los que sacan la cara por la familia jugando a nivel nacional... Entonces no los pueden correr así nomás como al albañil de la obra, hay que ponerle más diplomacia al asunto, píensenle.

-- Pues yo no tengo mucho qué pensarle --se apresuró el ya no tan joven jugador-- mi contrato acaba en seis meses y no me traspasaron a ningún equipo, así que me quedo en Chivas

-- Pero en Chivas USA --volvió a proponer Vergara

-- No, en Chivas Chivas

-- Es Chivas USA o nada, mano, ni siquiera voy a dejar que te vayas al Tapatío

Un silencio incómodo llenó la muy espaciosa oficina (o sea que era demasiado silencio) y finalmente Ramoncito suspiró.

-- Pues que sea nada, prefiero correr en Colomos yo solo el resto de mi contrato.

-- ¿Así nomás? ¿Sin partido de despedida? ¿Sin homenaje de por medio? ¿Sin llamados a la banca de vez en cuando?-- insistió el Señor Balón, que seguía apostando por la diplomacia --te van a odiar Jorgito--

-- Bah, de por sí nadie me quiere, pero es lo último que le pagamos... Rafa, recuérdame no volver a conceder sueldos tan altos, así tengamos jugando a Leo Messi...

Nota: Este relato es un ejercicio de ficción. El Señor Balón nunca se ha reunido con Jorge Vergara, Rafael Lebrija y/o Ramón Morales, pues de haberlo hecho Ramoncito habría tenido una salida más suave de Chivas.