<
>

El infaltable del mundial

JOHANNESBURGO -- Ya está aquí. Es el invitado infaltable de la Copa del Mundo.

Brasil llegó para dos cosas: para alegrar a los aficionados con un futbol fiel a su estilo y para molestar a los argentinos, sus rivales eternos.

El fan de la tribuna, el de cualquier país, el que sólo gusta del buen futbol, ejecútenlo quien lo ejecute, no se pierde partidos de Brasil. Hay internacionalistas de Copas del Mundo de México, de Estados Unidos, de Italia, de España, de Australia, de todas partes, que siguen a la verde amarilla en donde se realice el torneo.

Hoy, esos fans están en Sudáfrica, siguiendo la magia que producen los jugadores de Brasil. El espectáculo que pueden poner Kaká, Robinho, Elano, Maicon y Fabiano, no es el mismo de otros mundiales.

Nada más recordemos aquella alineación de 1970: Félix; Carlos Alberto, Piazza, Brito, Everaldo; Clodoaldo, Rivelino, Gerson, Tostao, Pelé y Rivelino. Aquella fue una generación espontánea de genios.

Este Brasil no es lo mismo, aunque le puede alcanzar para llegar lejos porque la calidad general de la copa no ha sido buena. No es una selección mandona, que llega a la copa a revalidar el excelso nivel de sus jugadores. El reflejo lo dieron primero Maicon, cuando hace el gol que Brasil hace siempre, con una dosis inesperada de talento, pero enseguida, se arrodilló, lloró, como creyendo que era la hazaña de su vida. Pero no era la final. Apenas era el primer juego del torneo. Y el rival era Corea del Norte.

¿Por qué lloró Miacón? Lloró porque el equipo verde amarillo no podía con los coreanos. Luego anotó Elano en otra pincelada de buen futbol, con un gran pase de Robinho que lo dejó frente al portero. Y otra vez llegó el llanto, pero ahora de los ojos de Kaká.

Los coreanos, guerreros de la cancha, tuvieron el premio a su determinación de enfrentar tú a tú al gigante y anotaron el 2-1 inesperado, con otro gran gol de Ji Yun Nam. Y los coreanos gritaron, festejaron, el autor del gol corrió a la banca, se abrazó con el técnico, pero no lloró. Al final Brasil ganó con el rosario en la mano

Pero es Brasil, el gran animador de los mundiales, el infaltable, es que tiene jugadores con magia en los pies, que son capaces de simplificar con su talento redondo cualquier galimatías que le plantee el rival.

Dunga, el entrenador, no se preocupa por el jogo bonito. Lo suyo es el resultado. Cuenta con un plantel de obedientes tácticos. No cabían Ronaldinho, Pato, Adriano, porque ellos cuentan en sus pies con el aroma del buen futbol, pero desordenados en su vida privado y en lo táctico.

Prefirió soldados obedientes, que antepongan la táctica rígida a la improvisación.

Enfrentar a Corea del Norte con tres volantes de corte defensivo, como Gilberto, Elano y Felipe Melo no parecía un buen aviso. Pero también estaba el estilo clásico de los laterales de siempre de Brasil, de corte ofensivo, como Maicon y Bastos, que atacaron a la vieja escuela, tan así que el jugador del Ínter hizo un primer gol soberbio, en el ojo de la aguja que había dejado descubierto el portero coreano. Por ahí metió un balón,

De las potencias del futbol, Alemania goleó con autoridad a un rival fácil como Australia; Italia tuvo un duro encontronazo con Paraguay y empató a uno; Argentina pudo golear, pero apenas se conformó con el 1-0 a Nigeria; Inglaterra no pudo con el progreso norteamericano, que puso la igualada porque lo merecía.

Y de los que no han conseguido copas del mundo, Holanda cumplió también sobre Dinamarca. Y ahora viene la artillería española. El equipo ganó la Copa Europea de Naciones con Luis Aragonés y ahora con Vicente del Bosque logró una calificación impecable para Sudáfrica y se espera que luche por el título ante las tradicionales potencias.

Como quiera que sea, Brasil ya está aquí. No hubo samba ni batucada, sino una simple victoria apretada sobre Corea del Norte. En ese grupo, Portugal no pudo con Costa de Marfil, pero su siguiente rival será el cuadro asiático, mientras que los discípulos de Sven Goran Erickson se enfrentarán a Brasil.

Brasil es la única selección que ha jugado todas las Copas del Mundo. Y el que más ha ganado: cinco, contra cuatro de Italia. Pero este Brasil de martes por la noche, ante el frío que penetra los huesos aquí en Sudáfrica, ganó apenas con lo justo, dejando guardada la magia de sus ancestros.