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Barcelona aisla a su plantel del mundo exterior

BARCELONA -- El FC Barcelona no permitirá a partir de esta temporada viajar a los aficionados en el mismo avión que los jugadores. Meses después de ‘echar’ a los periodistas, el club cumplió con la sospecha que rodeaba al asunto.

La noticia, que no sería tal en el mundo del deporte profesional, adquiere su importancia alrededor del Barça, por cuanto fue una costumbre muy arraigada en el club que los periodistas que cubrían la información del equipo viajasen siempre con él (en tiempos incluso compartían hotel) y que lo hicieran también grupos de aficionados.

La llegada de Pep Guardiola a la dirección del primer equipo azulgrana significó un antes y un después en el día a día y en todos los órdenes. El entrenador catalán comenzó por cerrar los entrenamientos al público y después hizo lo propio con los periodistas, permitiendo solamente su presencia en las sesiones durante unos pocos minutos.

“El equipo necesita tranquilidad” fue el argumento esgrimido por los servicios de prensa de la entidad, aún en tiempos de Laporta, añadiendo poco después que el crecimiento exponencial de medios de comunicación, con la explosión de la información en internet y televisiones varias, había cambiado tanto los hábitos como las relaciones entre deportistas y periodistas.

DE ROMARIO A MESSI

“Tú no eres mi padre” le espetó un día Romario a Johan Cruyff durante un entrenamiento del Dream Team, ante la atónita mirada de sus compañeros y la sorpresa y sonrisa de los apenas quince periodistas que asistían a aquella sesión preparatoria. Johan había recriminado al brasileño su poco empeño en el trabajo y la respuesta del ‘Baixinho’ provocó… Que fuera la noticia del día y que el asunto acabase en el cajón de los recuerdos.

“Imagina una situación similar hoy. Imagínate que Messi, o Suárez, o Neymar, o Busquets o… Quien sea, contesta así a Luis Enrique y que lo captan las cámaras. ¿Lo imaginas? ¿Sabes qué pasaría? Entonces ya tienes la respuesta a porque los entrenamientos son a puerta cerrada” explicó una fuente del Barcelona a ESPN, con un argumento tan fácil que no admite discusión.

“Yo os conozco a vosotros pero no puedo controlarlo todo. Y por eso lo mejor es tener tranquilidad” explicó en su día Guardiola, apenas iniciar su labor como entrenador del primer equipo, como argumento irrefutable para cerrar los entrenamientos y comenzar a aislar a sus jugadores del exterior.

Si Johan Cruyff podía compartir un café con los periodistas más madrugadores, Robson explicar su vida en Inglaterra, Van Gaal discutir por lo que se publicaba o Rijkaard pedir un cigarrillo, con Guardiola todo cambió.

Y si cualquier periodista tenía en tiempos la ocasión de charlar con Koeman, bromear con Figo, comentar con el propio Pep o hasta pedir un favor a Ronaldo o Ronaldinho, la bunquerización del vestuario del primer equipo a partir de 2008 ha sido creciente para convertirse en absoluta.

TODOS POR UNOS CUANTOS

“Las redes sociales han cambiado las reglas del juego. Si cualquiera se cree con derecho de discutir a un periodista, con los deportistas pasa lo mismo y hasta aumentado” trasladó esa misma fuente del club azulgrana, que admitiendo que desde el club se quiere instaurar una especie de normativa en el uso de las redes sociales por parte de los deportistas explicó que en los últimos tiempos se han vivido “episodios desagradables” en algunos desplazamientos.

“Se conoció el conflicto que hubo en un viaje, con los aficionados quejándose, algunos con evidente mala educación, por su nulo contacto con los futbolistas, pero es una situación que se ha producido en otras ocasiones” descubrió, dando por hecha la incomodidad de los jugadores “que al fin y al cabo tienen derecho a una tranquilidad”.

Cuando desde la Liga de Fútbol Profesional se extreman las normas de educación y se castiga el insulto desde la grada de cualquier estadio, las redes sociales, su anonimato y, también, la posibilidad de acceder a una notoriedad que no se tendría de otra manera han instaurado una figura desconocida en el pasado.

A través de Twitter o de Facebook hoy cualquiera tiene la ocasión de comunicarse con Messi o Cristiano Ronaldo, con Piqué, Suárez o Benzema… “Y puede insultarles o hasta amenazarles. Para algunos eso es motivo de orgullo personal, dándose a conocer en la red y haciéndose reales en una suerte de cabecillas” se comenta desde el club azulgrana, resumiendo que la decisión de cerrar el avión del primer equipo a los aficionados, siendo impopular “era inevitable”.

“Es una decisión de club para dotar de la máxima profesionalidad al trabajo del primer equipo” enfatizó este martes el vicepresidente Cardoner ante los periodistas para explicar el cambio.

“Sí, el responsable final es Luis Enrique y con el apoyo de los futbolistas” trasladó la misma fuente, admitiendo que “probablemente” el club pudo haber conducido el asunto de otra manera. “Al final han pagado todos por culpa de unos cuantos” resumió… Pero el final de la historia, inevitable, tenía que llegar.