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El modelo tuzo permite moldear talento para fortalecer al club

MÉXICO -- El proyecto comenzó hace 10 años con el fin abrir oportunidades a los jóvenes mexicanos. Pachuca es una auténtica fábrica que ha debutado a 56 jugadores en la última década. Es un modelo de negocio que termina por ser más económico que comprar el talento en otro lado. Prueba de ello es que actualmente tienen a 10 canteranos en la primera plantilla y algunos como Hirving Lozano y Erick Gutiérrez son titulares indiscutibles

“Si se hace de manera ordenada, me parece que es un buen modelo de negocio. Es sensato económicamente hablando, trabajar con jóvenes. El jugador se va a poner listo para jugar en Primera, estando en Primera División. Para eso necesitas a una directiva que te soporte, que tenga paciencia, a una afición que tenga paciencia también, además de un entrenador que se atreva a meterlos”, señaló a ESPN Digital Marco Garcés, director deportivo del club.

El plan de trabajo de los Tuzos les ha permitido que en los últimos años tengan jugadores como Héctor Herrera, Enner Valencia o Jürgen Damm, quienes han dejado un aproximado de 35 millones de euros en las arcas del club. Los dos mexicanos los desarrollaron en Primera, mientras que el ecuatoriano aprovechó el reflector del futbol mexicano para irse a la Premier League.

Para desarrollar este plan de generar sus propias joyas, uno de los hombres clave en el organigrama de los Tuzos es Alfredo Altieri, director de fuerzas básicas que lleva seis años en México. En el pasado estuvo en Boca Juniors y vio debutar a futbolistas como Carlos Tévez o Rodrigo Palacio y ahora está detrás de cada jugador que llega al primer equipo del Pachuca. La calidad que hay en México le ha sorprendido.

“El campeonato de Primera División cada vez es más fuerte, las competencias de la Sub 20, Sub 17, Sub 15, de la Tercera División cada vez son más competitivas y eso que haya cada vez más jugadores. No va a pasar mucho tiempo para que en unos años México sea uno de los tres o cuatro mejores equipos en el mundo”, indicó.

La fábrica de futbolistas trabaja sin cesar. Uno de sus prototipos es Héctor Herrera y la ilusión pasa por generar nuevos valores que incluso nutran a la Selección Mexicana en un futuro. En la actualidad tienen a futbolistas en cada categoría del Tri y hasta llegan a ser la base de algún combinado, gracias a su aporte.

“Héctor Herrera es un ejemplo para nuestros chicos para que vean cómo él hizo el trabajo desde abajo, jugó en fuerzas básicas, jugó en Segunda División, en nuestras filiales, debutó casi a los 22 años con Pachuca y hoy es uno de los mejores jugadores que hay en Europa, pretendido por muchos equipos”, expuso Altieri.

El proceso para llegar al Pachuca se inicia desde las visorías. Al año, llegan alrededor de mil futbolistas y solamente se quedan 60. El reclutamiento comienza desde los 10 años y a partir de ahí se trabaja con ellos para que eventualmente aspiren al primer equipo. Sus máximos referentes actuales con Lozano y Gutiérrez, además de Rodolfo Pizarro.

“Tenemos una visoría muy agresiva alrededor de todo México, vemos alrededor de 6 mil jugadores a la semana y todos con la mira de encontrar a ese jugador que pueda portar la playera del Pachuca”, indicó por su parte Ignacio Hierro, jefe de visorías del club.

Ya elegidos esos jugadores, es tiempo de trabajar. Ahí entra la labor de los entrenadores en las divisiones juveniles. Su misión es llevar a cada grupo y hacerlo crecer, además de que le dan seguimiento al estereotipo con el que juega el club en general. Una de las máximas es que al futbolista se le enseñe un mismo esquema sin importar la categoría. En el cuadro hidalguense, por ejemplo, prevalece la formación 4-2-3-1.

“Siento una responsabilidad máxima, no como unos hijos, pero sí como una persona muy importante que pasa por sus vidas y de la cual uno tiene que entregar lo mejor. Yo estoy loco, a veces me despierto en la madrugada y en lo primero en lo que pienso es en los chicos, en cómo están, lo que van necesitando y cuál ha sido su desarrollo. La responsabilidad es alta, máxima y uno disfruta y vibra con esto”, señaló Claudio Aguilera, uno de los entrenadores de las divisiones juveniles.

La meta es que los reclutados crezcan dentro del club y eventualmente aspiren al primer equipo. Solamente entre el 10 y 20 por ciento lo logran. Del 80 por ciento restante que no lo logra, lo que se intenta al menos, es que tengan estudios. Es por eso que desde niños se les imparte educación para que si el futbol no es el camino, al menos tengan una alternativa.

“Todos los jugadores que llegan a la institución, sobre todo los menores, tienen que estar estudiando y no nada más jugando futbol. Consideramos que la formación debe ser integral.

“El alumno no solo empieza a ver el interés por el futbol, sino cómo después del futbol puede seguir desarrollando el futuro. Siempre están metido en el momento que están viviendo, pero en el futuro desafortunadamente en el futbol no todo el tiempo van a ser buenos futbolistas, por lo que es importante tener un título”, contó Javier Roldán, director deportivo del ART.

La fábrica de sueños continúa su labor mientras alista a las nuevas generaciones de futbolistas mexicanos.