Sporting derrumba al Espanyol en el último suspiro

Jordi Blanco | Corresponsal

BARCELONA -- Cornellà enmudeció de golpe. Cuando cumpliéndose el tiempo añadido se aprestaban Espanyol y Sporting a repartirse un empate con buen sabor, Álex Menéndez se aprovechó de un extraño rebote para lanzar un zambombazo y dar la victoria al equipo de Abelardo. Marcó en el primer remate a palos por medio de Halilovic y en el último de Menéndez. Y el Espanyol se derrumbó congelado.

Probablemente no mereció tal castigo el equipo de Sergio González, que sobrevivió al 0-1 de Halilovic y al error de Caicedo en el penalti, que remó contracorriente y luchó hasta la extenuación, alcanzando el empate por medio del propio colombiano para ganarse el perdón de la hinchada y que, incluso, llegó a bordear la remontada. No lo logró. Pero poco pudo imaginar el golpe a recibir.

En Cornellà no existió la confirmación que se suspiraba después de ganar, hace dos jornadas, al Valencia. Ya se sabe qué es el Espanyol: entrega sin disimulo. Y cuando o no se alcanza el tope de revoluciones o no acompaña el plus de suerte necesario, la victoria se encarece.

Hasta límites absolutos como se demostró este sábado, una semana después del atropello en La Coruña, en que el Sporting de Abelardo supo frenarle de principio hasta final. Y que le discutió, incluso, el poder del fútbol para arrodillarle de manera cruel. Quizá un premio mayor vistos los méritos de unos y de otros, pero digno de aplaudir para los visitantes.

El equipo asturiano golpeó rápido, acaso empujado en su orgullo por los pitos que le dedicó la afición a Abelardo y Halilovic, representantes del enemigo ciudadano que personaliza el FC Barcelona. El medio croata tomó un balón en la zona de medios, se acercó al área y aún desde fuera de su corona lanzó un disparo mortífero y perfecto que sorprendió a todo el mundo.

No se habían cumplido diez minutos y al Espanyol se le presentaba un enorme reto por delante. Organizado, el Sporting cedió terreno, pero no espacios y se benefició, también, del error de Caicedo a la media hora en el lanzamiento del penalti.

Deprimido pero no hundido, el conjunto periquito regresó al campo en la segunda mitad dispuesto a revertir la situación y estuvo cerca de hacerlo. Marcó un excelente gol Caicedo a la hora de partido y tomó el mando el Espanyol, sin suerte ni acierto, pero con convencimiento.

Anduvo cerca del 2-1 hasta que ambos equipos, con Sergio y Abelardo al frente, firmaron el armisticio, se conformaron con las tablas y bajaron los brazos. Estaba escrito... Pero un mal rebote, un error de marca y un balón perdido acabó con Álex Menéndez viendo a Pau. Y sentenciándole de mala manera.

En el último suspiro. Cuando ya no había tiempo ni de centrar otra vez. La derrota más cruel para el Espanyol. La victoria más dulce para el Sporting.