A España llegó el miedo y la frustración con Holanda

Paola Nuñéz | Corresponsal

MADRID -- España volvió a caer ante Holanda, esta vez, por un 2-0 en el partido amistoso celebrado en el Amsterdam Arena este miércoles.

Tan sólo 12 minutos le duró el ímpetu y la seguridad España. Lo que tardó Holanda en adelantarse. Después llegó el miedo. La frustración de la gloria perdida. La visita del combinado que dirige Vicente del Bosque a los Países Bajos debía ser un simbólico borrón y cuenta nueva. Un aliciente para la España del futuro. Aprovechando la condición de amistoso, el técnico salmantino salió con un equipo inédito. Con Isco y Piqué como los únicos titulares fijos en la cancha y De Gea, el arquero de mañana, en la puerta. En el resto de la cancha, un grupo que mezclaba a un debutante, Juanmi, jugadores con potencial para futuras convocatorias y los suplentes de siempre. El problema para la Roja fue que Holanda vive del talento de sus jóvenes en el presente.

Desconectados, algunos, incómodos la mayoría, los hombres de Del Bosque reflejaban inseguridad y pesadumbre. Pedro, atascado al frente; Piqué y Albiol, lentos en la reacción en defensa. Arrancó con la mira fija en la portería defendida por Vermeer. Pero descoordinados, tibios, a los hombres del mañana les faltaba esa intensidad y el entendimiento que sí tuvieron los de Guus Hiddink.

Holanda amenazó con un disparo que por poco sorprendió a David De Gea y España no lo entendió. La defensa no cerró filas. Se había encomendado a que Mario Suárez resolviera los problemas en la media sin considerar que la posición lo desbordaba. Poco después llegó el primero. Los hombres de Del Bosque formaban un remolino en el área sin cubrir a nadie en particular permitiendo que Sneijder, con toda la libertad, se detuviera a calcular la trayectoria del centro con que sirvió a De Vrij. El defensa de la Lazio, que había llegado desde atrás, saltó con facilidad entre Albiol y Piqué para fusilar a De Gea con un cabezazo.

El temor se coló en las filas de España. Revivieron las dudas que la acompañan desde que perdiera su condición de equipo a vencer. Pero ni la amenaza de un naufragio recompuso a la defensa, que no encontró solidez hasta la segunda mitad en que Piqué abandonó el campo. Tres minutos después, la fragilidad defensiva de los hombres de Del Bosque quedó retratada.

Los españoles no tuvieron tiempo siquiera de seguir el desarrollo de la jugada, rápida y fulminante, que supuso el 2-0. Klaasen, completamente solo dentro del área, recibió un pase de Willems para rematar a placer no una, sino dos veces. En la primera, De Gea intervino para tapar el disparo, pero el rechace cayó de nuevo al mediocampista holandés y en el segundo intento no encontró quien lo detuviera. Demasiado tarde echaron a correr Piqué y Albiol para rescatar a su portero.

A este punto los españoles quedaron lívidos. El desmoronamiento quedaba de manifiesto con fallos en los pases, posiciones adelantadas y un Pedro que, de tan acostumbrado a contemplar a Neymar desde la banca, se quedó trabado en dos ocasiones de frente al marco sin saber qué hacer con el balón. Para el segundo tiempo, Del Bosque cambió a todo el ataque. Sacó a Isco, Juanmi y Pedro, para dar entrada a Silva, Morata y Vitolo. También sentó a Mario Suárez y Piqué, las piezas más frágiles del aparato defensivo, para reforzar con Sergio Ramos y San José.

España mejoró, por momentos, pues los nervios ya se habían apoderado de sus jugadores. Fresco y empecinado en dar la vuelta al marcador, Álvaro Morata intentaba moverse entre líneas y buscar el balón. Estuvo cerca dos veces antes de ver un gol anulado. Su escolta canaria, Silva y Vitolo, busca los huecos y presionaba a la salida de los de Hiddink. Su presencia, sin embargo, ayudó a que España conservara el balón más allá de los tres toques y poco más. Ni siquiera la entrada de Iniesta cambió la situación. España se había quedado pequeña y Holanda, cómoda, esperó paciente al pitido final haciendo lo mínimo para mantener la ventaja y el gusto de haber vencido, una vez más, a la otrora imbatible Roja.