De penal, Messi decidió el derbi catalán a favor de Barcelona

BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal) -- Sufrido como no podían algunos imaginar, el Barça se catapultó a lo alto de la clasificación de la Liga gracias a su trabajada victoria frente al Espanyol, que le mantuvo el empate durante 76 minutos pero no pudo frenar la marcha del grupo de Martino.

Messi, que no había todavía marcado en Cornellá y que había sufrido tres decepciones esta temporada jugando a las cuatro de la tarde, volvió a ser el salvador del Barça. Un penalti de Javi López por tocar el balón con la mano acabó con la resistencia de un entregado Espanyol a 14 minutos de la conclusión. Anotó Leo la pena máxima y ganó el Barça un derbi intenso como pocos para colocarse en lo alto de la Liga.

El equipo de Martino, como el miércoles, abrió la jornada para colocarse líder tras un partido de mucho trabajo. Trabado y bien concluido aunque su desarrollo estuviera alejado de lo esperado en el campeón. Pero en ocasiones, a falta de futbol deciden los detalles. Y Neymar, muy alejado de lo esperado, tuvo la fortuna de provocar el penalti que acabó por desnivelar el derbi.

Lejos de su mejor versión, a Messi le basta con una aparición fugaz para dejar muestra de quien es. Lo hizo durante el partido en cuentagotas y a la que empezaba a murmurar el aficionado periquito que seguiría la maldición, llegó el penalti redentor para catapultar al Barça al liderato, aunque fuera por unas horas, de la Liga.

Se supone que tocado desde el partido del miércoles, Iniesta se quedó en el banquillo, y Martino apostó por estirar el equipo, acompañando a Messi de Neymar y Pedro. La apuesta de volver al vértigo comenzó saliendo bien al Barça, pero a la que el Espanyol se encontró en el campo, al Barça se le enfangó el partido.

Intenso, duro y aguerrido, el equipo de Javier Aguirre le mantuvo el pulso a un Barça que pagó caro en la primera mitad tanto la desconexión de Messi como, sobretodo, la mala puntería de Neymar, quien hasta tuvo tres ocasiones, una de ellas clarísima, para adelantar al campeón.

Pizzi, para no ser menos, también perdonó en dos ocasiones ante Pinto, pero en el ambiente se respiraba la sensación de que el trabajo descomunal del Espanyol le debería pasar factura en la segunda mitad, puesto que su presión sobre la salida de balón en los primeros 45 minutos fue excepcional.

Al Barça, al contrario que el Atlético, le cuesta horrores acomodarse a un partido complicado. Si el equipo de Simeone tiene en la paciencia una virtud, el del Tata es de sentencia rápida. O de sufrimiento después. Y eso se contempló en Cornellà, donde sus perdones los agradeció el Espanyol para crecer primero y creer después.

Si se conjuró el vestuario del Barça el jueves para dar un golpe sobre la mesa a través del derbi, sus intenciones costaron de ver en el terreno de juego, donde la tensión que le mostraron los hombres de Aguirre frenaron su capacidad de mando, desconectaron a Messi y restaron trascendencia al fútbol azulgrana, cada vez más estirado, menos fluido y más roto.

El Espanyol abrazaba con su entrega y un futbol tan duro que en ocasiones rozaba la violencia el objetivo de frenar el cabalgar del campeón. Atacando de cualquier manera, el equipo de Martino buscaba un gol milagroso y se sorprendía con las contras de un rival que avisaba a Pinto.

Hasta que llegó la jugada determinante, con el cruce precipitado de Javi López que acabó por tocar el balón con la mano y regaló el penalti que Messi transformó.

Leo Messi, un gol más y trascendental, no necesitó completar un partido extraordinario para darle al Barça una victoria de oro. Y para frenar el despertar del Espanyol provocó la roja de Kiko Casilla, que desembocó en que el equipo blanquiazul acabase con Javi López de portero.

A veces los detalles de los cracks bastan. El derbi catalán lo demostró.