España se exhibe ante Turquía y está en octavos

EFE

NIZA (Jordi Blanco, enviado) -- España se dio un festín ante Turquía, a la que ventiló con un claro 3-0, y tomó el billete matemático para los octavos de final, pendiente solamente de certificar el primer o segundo puesto en el cierre que le enfrentará a Croacia.

Apurada en la presentación, donde Sergio Ramos encendió la alarma apenas consumido un minuto, España puso rápido el motor en marcha y convirtió la primera mitad en un espectáculo, liderada, claro, por un Iniesta sublime y acompañada de unos secundarios de lujo.

Turquía quiso, pero se rindió en apenas 25 minutos a la evidencia. Pretendió discutir a la campeona y la campeona la aplastó sin contemplaciones al ritmo de un rondo excepcional, donde lideró Piqué atrás, mandó Busquets en el medio, fue un misil Jordi Alba por la banda izquierda, Iniesta se vistió de Balón de Oro y la pareja Nolito-Morata sentenció.

Italia gana a su manera, Alemania es Alemania, Francia es la anfitriona... Y España es un festival. Sufrió para imponer su superioridad sobre la República Checa, pero una vez acabó el rodaje de su presentación, este segundo encuentro lo convirtió en una exhibición.

Un aviso en toda regla para toda Europa. Quien pudiera desplazarla del primer lugar entre las favoritas ya pudo apresurarse este viernes a recolocarla porque a fútbol absolutamente nadie ha mostrado lo que España.

Si fueron 87 minutos los que le costó para romper la muralla checa (porque Cech estuvo inmenso), poco más de media hora resistió Turquía el asedio. Un pase filtrado de Iniesta, un recorte de Alba, un centro de Nolito y un cabezazo cruzado y matemático de Morata pusieron en orden el marcador.

Y con la selección turca todavía tocada en la moral, un error garrafal de Mehmet Topal no fue perdonado por Nolito, atento y listo como nadie para en 37 minutos colocar un 2-0 que lo decía todo.

"Sí pero los checos han empatado un 2-0", se escuchó decir en la tribuna durante el intermedio. "Sí, pero España no es Croacia", se le debió contestar a quien creyera que la Roja podía permitir la resurrección de Turquía.

Y sólo se necesitaron tres minutos de la segunda mitad para resolverlo todo. Otra vez Iniesta, inmenso, con un pase entre líneas a Jordi Alba para que el lateral regalase el gol a Morata.

A partir de ahí el festival español fue total ante una Turquía hundida moralmente y con Arda Turan especialmente señalado por sus hinchas, que le castigaron con pitos inmisericordiosos cada vez que tocó el balón.

Tan sentenciado estaba ya el partido, tan claro era el triunfo y el paseo, que Del Bosque puso en el escenario a futbolistas que no habían debutado. Y como aventuró en la víspera ni se notaron los cambios.

España, gigantesca en su apuesta innegociable, ya está en octavos de final. Y visto lo visto, ofreciendo, de largo, el mejor fútbol del campeonato.