Pablo Hernández mató las aspiraciones del Atlético de Madrid

Paola Núñez (ESPN Digital) MADRID -- Un gol de Pablo Hernández a balón parado dejó malherido al Atlético de Madrid. Un golazo de Guidetti y el segundo tanto de la noche del chileno, lo mató. Celta de Vigo avanzó a la Semifinal de la Copa del Rey tras vencer al cuadro rojiblanco por 2-3 en el partido disputado este miércoles en el Vicente Calderón.

Por el Atlético descontaron Griezmann, que llegó a los 18 en la campaña, y Ángel Correa, pero apenas sirvió para prolongar la agonía de un equipo que sucumbió a los nervios y cometió errores impropios de la mejor defensa de Europa.

Pablo Hernández
Pablo Hernández
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Tan raro es que el Atlético de Madrid reciba un gol a balón parado que el tanto con que Pablo Hernández abrió el marcador fue apenas el segundo en toda la temporada; más raro aún es que Diego Godín cometa un error que ponga a los suyos contra las cuerdas. Pero sucedió. Resultó que la defensa rojiblanca, el pilar que los ha mantenido a flote toda la campaña, no es infalible.

El 0-0 en la ida había dejado en mejor posición al Celta, que sólo necesitaba un gol para avanzar a la Semifinal, obligado a los del 'Cholo' a salir volcados en ataque. Pero el Celta no fue el equipo oportunista que vino a encerrarse al Manzanares como el Atlético esperaba y no solo sorprendió a los locales; con un juego dinámico y mucha precisión, dejaron al descubierto las pocas, pero sustanciales, debilidades defensivas rojiblancas.

Pegó primero Pablo Hernández, que aprovechó una distracción de Diego Godín en un tiro de esquina para superar a Moyà con un cabezazo. Atlético, presa de los nervios, intentó reaccionar inmediatamente ignorando que el festín gallego apenas había comenzado.

Antoine Griezmann dio aire a los rojiblancos seis minutos después. En el enésimo intento de los locales por sorprender a Rubén Blanco, el atacante francés aprovechó un rechace a un remate d Luciano Vietto para poner el 1-1 en el marcador. El Calderón estalló en un grito de esperanza, pero pronto quedó claro que lo único que el '7' colchonero había logrado era prolongar la agonía.

Atlético intentaba buscar la meta gallega, conscientes de que el empate le valía al Celta para avanzar a la siguiente ronda. Pero apareció, de nuevo, el fantasma de los fallos del ataque rojiblanco de cara a portería y esta vez ni siquiera la sociedad más productiva del equipo, Griezmann y Vietto, lograban conectar. Conforme avanzaba el tiempo se mostraban más erráticos, sobre todo el argentino, que perdía cuanto balón le llegaba.

El Celta, en cambio, crecía en confianza y precisión. Los de Berizzo ni siquiera parecían acusar el desgaste de haber corrido durante toda la primera parte y cada vez ejercían más presión e incluso llegaron a acorralar a los locales. Y aunque la defensa rojiblanca les dio pocas oportunidades de probar a Moyá, tuvieron la efectividad que tanta falta le hacía al rival.

Al 55, Celta marcó el segundo, pero el juez de línea anuló el tanto al considerar que el balón había salido de la cancha antes de que Guidetti centra. Fue un alivio para los rojiblancos, que no habían llegado a tiempo para cortar la jugada pero otro espejismo. Segundos después, el delantero sueco volvió a exhibir a la defensa rojiblanca, que le regaló un balón en el borde del área para que le pegara con toda la potencia clavándolo en el fondo de la red.

Los locales tardaron demasiado de salir del estupor y cuando se dieron cuenta ya iban abajo 1-3 en el marcador y con la eliminatoria decidida. Otro cabezazo de Pablo Hernández, esta vez a pase de Hugo Mallo.

Los roiblancos parecían liquidados. Quedaba poco tiempo en el reloj y tenían la obligación de marcar tres. Lucharon hasta el final, aún con pocas esperanzas y sabiendo que les cuesta un mundo marcar. Por puro amor propio y coraje hasta lograron descontar por conducto de Correa a diez del final. Pero ya no tuvieron para más. Ni tiempo, ni pólvora.