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Brasil vive una fiebre amarilla

Día de descanso futbolistico y de redoble de trabajo periodístico. Las horas de fútbol se reponen con periodismo, con análisis, con entrevistas, con el color de Brasil, con el ir y venir de comentarios que alegran el oído de algunos, pero que también fastidian el oído de otros.

Los ganadores, y aún matriculados en este evento, están felices y se aventuran en pronósticos que van desde la cautela hasta el exceso de confianza. Lo cierto es que el Mundial hasta ahora nos ha dejado grandes emociones, buen nivel de fútbol, muchos goles, arbitrajes cuestionados, sorpresas y un delicioso sabor fútbol en el país que transpira este deporte.

Hablar de Brasil es sinónimo de fútbol, aunque sea un país que merece ser recordado por muchas otras cosas positivas como su industria, su generosa geografía, su impresionante paisaje, su cultura, su idioma y hasta por esa impresionante cadencia de la mujer que parece siempre hacerle un homenaje a su música.

Su idioma arrulla y parece que siempre nos contaran historias con música incluida. Las pantallas de la tele se llenan de cadenas expertas en deporte y por estos días pareciera que no hay más noticia que el Mundial. Por la programación desfilan todos los personajes del fútbol que aún viven, cada uno con un escudo de medio diferente.

Aquí no hay exclusividades y la generosa oferta le permite a todas las cadenas competir en las transmisiones del Mundial. Aquí, como debería de ser en todas partes, el que marca la diferencia es el talento. El partido es el mismo para todos, usted elige al periodista, comentarista o relator que más le guste, a la Cadena que usted cree le ofrece lo mejor y eso convierte al producto fútbol en un vehículo impresionante que vende en todas las pantallas. ¿Quien lo vende mejor ? Usted elige.

Hoy hablamos más y escribimos más por ser pausa de fútbol y porque nos preparamos para vivir unos cuartos de final exquisitos desde la revisión del menú y esperando que la oferta de hasta ahora continúe.

Francia-Alemania el viernes en el Maracaná abren la puerta europea de esta zona con pronóstico dividido. Francia llega pletórica, mientras Alemania, gran favorito, aparece en el escenario seriamente cuestionada por su rendimiento defensivo.

La tarde del viernes detendrá a Brasil y quizá también a Colombia. Los ojos estarán en Fortaleza para ver si la novedosa y atrevida propuesta de Colombia será capaz, esta vez vestida de rojo por razones obvias, de frenar el ímpetu local de un equipo que hasta ahora ha carecido de fútbol y que no se compadece su actual rendimiento con su historia.

El sábado, como en las semifinales de México 86, Argentina, esta vez en cuartos, se medirá ante Bélgica. Los de Messi llegan a esta instancia a trompicones y sin convencer, mientras que los belgas suman individualidades a un grupo que quiere por momentos ser equipo. Muchas figuras de lado y lado veremos sobre la grama del Mane Garrincha en Brasilia.

Y el cierre de cuartos no podía ser menor si pensamos en el enfrentamiento que tendrá Holanda ante Costa Rica. En otro momento hablaríamos del favoritismo "naranja". Hoy nadie se atreve si se revisa lo que han hecho los "ticos" hasta ahora como gran novedad y sorpresa del certamen. Pinto y sus muchachos enfrentan un momento histórico y no quieren perder la perspectiva de seguir sumando.

En fin. Día para reflexión, escritos sin prisas, palabras pensadas, y un color que predomina pensando en Colombia y pensando en Brasil. El fútbol padece en el Mundial Fiebre Amarilla.