Johnette Howard 10y

José Canseco, no te disculpes

En un giro inesperado, José Canseco finalmente puso fin a años de exilio de los Atléticos de Oakland, al asistir el fin de semana pasado a la reunión de 25 años del título de la Serie Mundial de 1989. El antiguo slugger dijo estar arrepentido de haber escrito su libro titulado "Juiced" en el 2005, que dejó al descubierto el escándalo de esteroides del Béisbol de las Ligas Mayores y traicionó a su ex compañero de equipo Mark McGwire y a decenas de otros colegas. ¿En qué estaba pensando? Dejar al descubierto el escándalo de los esteroides es lo último por lo que Canseco debe disculparse... y su lista es más larga que la mayoría.

Como Dennis Eckersley, antiguo compañero de equipo de Canseco en los Atléticos, que ayudó a negociar su regreso, les dijo a los reporteros el fin de semana pasado: "Era necesario que [el escándalo de los esteroides] saliera al descubierto... Por un lado me siento contento de que haya sucedido, porque disfruto en cierta medida que la gente quede expuesta".

Además, Canseco difícilmente salió ileso.

Ha sido vilipendiado y objeto de burla por la forma en la que usó y asesoró a otros sobre el uso de substancias prohibidas para mejorar el rendimiento (PED, por sus siglas en inglés). Tanto que su apodo en el mundo del béisbol era "El Químico". Bateó 462 cuadrangulares en su carrera, ganó dos anillos de la Serie Mundial y obtuvo el título al Jugador Más Valioso de la Liga Americana, pero fue eliminado de la boleta del Salón de la Fama después de apenas un año, porque recibió únicamente el 1.1% de los votos en el 2007, muy por debajo del 5% necesario para permanecer.

Canseco expuso los detalles de los efectos secundarios, fisiológicos y sexuales, que sufrió como consecuencia del uso de PED. En el 2008, dijo que había viajado a México para conseguir implantes dentales económicos y fue detenido en un puesto de control fronterizo por el delito de contrabando cuando intentaba ingresar al país con la droga HCG para la fertilidad femenina, que muchos usuarios crónicos de esteroides toman para evitar atrofia testicular.

Algunos de sus arrogantes excesos y ridículamente tontas decisiones son legendarias. ¿Quién puede olvidar cómo un promotor lo demandó porque mandó en su lugar a su hermano gemelo, Ozzie, para un combate de boxeo entre celebridades, pensando que podría salirse con la suya? ¿Qué tal el particularmente inspirado periodo en 1993, cuando jugaba con los Rangers (uno de sus siete equipos de las grandes ligas), y un elevado le pegó en la cabeza y la pelota se fue por encima de la pared para un jonrón, y después convenció al manager de los Rangers, Kevin Kennedy, que le permitiera lanzar cuando el marcador estaba prácticamente asegurado solo tres días después y se lesionó el brazo y tuvo que someterse a una cirugía de Tommy John?

Nada de esto tiene como finalidad defender todo lo que ha hecho. Es solo para señalar que, después de todo eso (y más) ¿lo único de lo que se arrepiente es de haber escrito el libro?

"Lamento haber escrito el libro, desde luego... aún me persigue hoy en día", dijo Canseco a los reporteros de Bay Area el viernes, diciendo que lo escribió para tomar represalias después de que lo dejaron fuera del béisbol a la edad de 37.

"Lamento haber involucrado a mis amigos [Como a McGwire. Él y Canseco eran conocidos como los "Bash Brothers"], incluso si era una imputación real. Estaba enfadado en esa época."

Canseco está realizando actualmente una gira de dos meses, en la que visitará estadios de béisbol de ligas mejores en 17 ciudades en una casa rodante. Está viajando con cuatro perros y tres tortugas como compañeros, y los parques que le quedan se asemejan mucho a los ocho parques de ligas independientes que visitó después de marcharse de las grandes ligas en el 2001: el 3 de agosto estará en el área de Kansas City, después irá a Bakersfield, California (5 de agosto), Los Ángeles (10 de agosto), Nueva York (16-17 de agosto) y Canton, Ohio (24 de agosto).

En ocasiones, Canseco puede considerarse el John Daly del béisbol, vulgar más allá de la redención y dispuesto a hacer cualquier cosa por un dólar, ahora que admitió haber despilfarrado su fortuna beisbolera de más de 45 millones de dólares.

Y otras veces, Canseco parece una versión más joven de Pete Rose, quien debió haber ingresado al Salón de la Fama y finalmente admitió que dejó ir una gran oportunidad; un hombre que es más necio que sociópata y que no puede soportar la idea de abandonar la palestra pública. Norma Desmond no era nada en comparación con estos dos.

Si usted cree esto último sobre Canseco (al igual que yo), parece perfectamente lógico pensar que Canseco finalmente comprendió que el precio no negociable para regresar a las grandes ligas era pedir disculpas. No había otra forma.

Y si las muestras de arrepentimiento casualmente comienzan a rehabilitar su imagen, pues, eso sería estupendo para Canseco. (Es poco probable que ingrese en Cooperstown, aunque el Comité de Veteranos del Salón de la Fama podría algún día abrirle las puertas. Canseco quedó fuera por su extravagante romance con las PED, no por sus denuncias. Y lo sabemos porque las denuncias debían haberlo unirlo a, y no alejado de los votantes que se oponen a los esteroides. Y por ende, sería razonable esperar más de un mísero 1.1% de los votos).

El regreso de Canseco no es precisamente un parteaguas para las celebridades estadounidenses. Funcionó muy bien para Mike Tyson, un convicto por violación transformado en un simpático peluche en las serie de películas "¿Qué pasó ayer?". Tyson lo entiende bien.

Tiempo atrás, cuando escupió el pedazo de oreja de Evander Holyfield, o cuando el modesto fiscal de Indiana, Greg Garrison, acabó con él por algo que pasó con la concursante del certamen de belleza en un hotel, ¿quién podría haber pronosticado que Tyson protagonizaría una exitosa película en la que fingiría tocar la batería al ritmo de una melodía de Phil Collins, o montaría una obra de un solo hombre, "Undisputed Truth", en la que califica su condena por violación como falsa? Otro éxito: las entradas volaron, primero en las Vegas y después en Broadway.

Otras figuras públicas desacreditadas también han limpiado sus nombres.

Solo necesitas admitir que has cometido tremendos errores y tener un buen sentido del humor -o mejor aún, mofarse de sí mismo- después de pedir disculpas.

Desde luego, la disculpa de Canseco nos hace preguntarnos: ¿es esta su más reciente estafa o un verdadero lamento que viene del fondo del corazón de un exjugador de las grandes ligas en exilio? En realidad, la respuesta no es tan importante.

La razón por la que Canseco permanece en el corazón de algunos de sus ex compañeros de equipo o la vida pública es simple. Algunas personas aman los desastres. Algunos, como su compañero de equipo en los Atléticos, Dave Stewart, no pueden olvidar lo talentoso que Canseco era y cómo "es gran parte de todo lo que estamos haciendo ahora". Otros simplemente piensan que hay algo verdaderamente divertido en las historias que Canseco cuenta inconscientemente, como este relato de cuando él y su novia compraron dos cabras que se "desmayaban" a una señora que llegó para vendérselas con un mono vivo alrededor del cuello. Luego los detuvieron por exceso de velocidad y el policía se partió de risa cuando vio que las cabras estaban usando... ¿pañales?

El intento de reflexión de Canseco también provocó graciosas críticas como "The Twitter Poetry of Jose Canseco". (Cosas como: "Yo te completo".) El Huffington Post se burló de él por su teoría de que los dinosaurios desaparecieron del planeta porque los bajos niveles de gravedad de entonces permitían que su "grandeza" "dominara".

Se pueden decir muchas cosas acerca de Canseco, pero esto es inevitable: realmente no tiene remedio. Al parecer es incapaz, por su propia naturaleza, de sentir vergüenza. Ansía atención como las flores necesitan el sol. Y en esta época, en la que la celebridad se conquista con suma facilidad, con esas características, una persona puede llegar muy, muy lejos.

En el caso de Canseco, lo ha hecho todo, incluso apareció en el programa de Kathy Griffin: "My Life on the D-List."

Pero lo último que Canseco necesita hacer es disculparse.

En realidad, Canseco era el hombre perfecto para dejar el escándalo de esteroides al descubierto, ya que él personifica todo lo que esto representaba: ambición, inseguridad, un discurso moralista falso y codicia. Un deseo de vivir a lo grande en todos los modos posibles. Y, sí, algunos remordimientos de cuán profundo llegó.

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