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Los Pumas, con otra confianza

BUENOS AIRES -- Un año atrás, en la vuelta de Los Pumas de Sudáfrica, las sensaciones eran las peores. En el resultado, un abultado 73-13 en Soweto había masacrado la ilusión en el inicio del Rugby Championship. En el juego, poco había quedado para destacar. O nada. El equipo estaba quebrado. 17 de agosto de 2014, otro es el sentimiento. El seleccionado regresa con una derrota de Pretoria, es verdad. Pero un 13-6 que bien podría haber sido empate o incluso triunfo argentino. Y para lo que viene, la confianza es diferente.

Fue el mejor partido de Los Pumas en tierras sudafricanas desde que ingresaron al torneo con las potencias del Sur en 2012. El más parejo y el único en el que por momentos se dominó al rival. Sí, a los Springboks en su casa. En aquel 27-6 de Ciudad del Cabo, dos años atrás, nunca habían estado a tiro en el encuentro. Menos en 2013. El sábado, en cambio, siempre estuvieron cerca y atacando en el final para lograr la igualdad. Animándose. Yendo al line como una fortaleza, algo impensado meses atrás. Y contra Sudáfrica, reyes en esa formación. Todo eso con un try en contra a los dos minutos que en otro momento podría haber desembocado en un descontrol y goleada.

La lluvia fue un factor determinante. Por momentos se hacía imposible jugar y siempre un factor climático así empareja. Pero lo más importante de la tarde en el Loftus Versfeld para Los Pumas fue la actitud y el agua en eso no tuvo nada que ver. En ataque, con Nicolás Sánchez un poco más parecido a ese desfachatado de Pampas XV, y en defensa, con un abanderado joven como Tomás Lavanini, un gigante que tira todo sin importar tamaño del rival, tests ni camiseta. Con un capitán focalizado como Agustín Creevy, y con jugadores que están en un nivel altísimo y entre los mejores del mundo en su puesto como Juan Fernández Lobbe y Marcelo Bosch.

Se vio un equipo. Y no es poco decir. Se tuvo que cambiar un intérprete clave en la previa como Juan Martín Hernández a último momento por lesión y entró Santiago González Iglesias, alquien que nunca había jugado a ese nivel, y nada desentonó. Con los cambios a lo largo del encuentro, tampoco. Tuvo que salir Martín Landajo, el 9, y Tomás Cubelli lo pudo reemplazar también sin inconvenientes. El equipo jugó a lo mismo. Intentó lo mismo.

Hay un libreto. Y los jugadores confian. La mayoría ya trabajó con Daniel Hourcade mucho tiempo y eso es fundamental para plasmar el juego en la cancha. Sobre todo la nueva columna vertebral del 2, 9, 10 y 15. El entrenador les da una confianza que antes no tenían con la camiseta Puma. Todos saben que pueden entrar y rendir. Y los que no, porque hace tiempo están en Europa como Marcos Ayerza, Juan Leguizamón, Horacio Agulla y los mencionados Fernández Lobbe y Bosch, son los que le dan ese salto de calidad al plan.

Escuchar que los jugadores están disconformes con una nueva derrota y "calientes", también es saludable. Porque como vienen diciendo hace tiempo están cansados de perder dignamente. Y es lógico. Ahora, tienen que dar ese otro paso que es el más difícil: ganar. Pero que en Pretoria estuvieron cerca.

En Salta hay otra oportunidad. Y la confianza, es otra. No por el resultado, sino por el juego. Por cómo se rindió en el line y en el scrum, por la vocación ofensiva, por la seguridad defensiva y en el uno a uno, por la actuación en los rucks. Sudáfrica vendrá con todo. Y difícilmente vuelvan a estar tan flojos como en el debut. Pero también fue mérito Puma y no hay que sacárselo. Ojalá llegue ese primer triunfo argentino, que cambiará la historia y el futuro.

Y hablando de futuro, también la batalla bajo la lluvia de Pretoria trajo buenas noticias. Se empieza a ver el recambio que se necesitaba. Hay nuevas caras y otras no tanto, pero con un rol diferente, que los hizo subir de nivel como Creevy o Joaquín Tuculet, capaz el caso emblema. Hay un equipo.

El camino es el correcto. Se vio en la cancha. Ahora, tienen que seguir creciendo. Y volver a demostrar en 80 minutos que se puede. La victoria así, va a estar más cerca.