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Buenos Aires, cuna del fútbol

BUENOS AIRES -- Hace unos días tuve la suerte de conocer a Andreas Brehme, de paso por Buenos Aires. Como todos saben, Bhreme fue el que hizo el gol de Alemania en la final del 90. Goycochea esa vez no pudo con el penal esquinado muy bien pateado por el lateral derecho.

Eso fue hace más de 20 años y nadie se acuerda de él. Sin embargo, me envió un mail en inglés, contándome que estaría en Buenos Aires. Hoy, este jugador se dedica a pilotear helicópteros de una famosa marca de zapatillas.

"Oye, Cucu -me dijo en un castellano aprendido en España- quiero que demos una vuelta en helicóptero por la ciudad. Buenos Aires es la gran cuna del fútbol mundial".

Acepté la invitación de toda gana y en un par de horas ya estaba sentado en el asiento del copiloto del helicóptero.

- Cucu querido, dime ¿dónde están esos famosos potreros llenos de talentos?

- En algunos barrios, querido Andreas...vayamos para el lado de La Boca, cerca del Riachuelo. Es ese hilo de agua que se ve allá abajo.

- Ah, realmente grandioso. ¡Un precioso arroyo se ve desde acá arriba!

- ¿Estás ciego, Andreas? No ves que es un rejunte de mugre...

- Ah, bueno, no te enojes.

Andreas hizo girar el helicóptero en el aire y enfiló para abajo a todo lo que da. Rápidamente divisamos unos negritos jugando en un terrenito, meta patear la pelota, a su alrededor estaba lleno de bolsones cartoneros. Eran delgados y casi no tenían fuerza para pegarle a la pelota.

- ¿Por qué le pegan tan débil a la pelota?, me pregunta el alemán.

- Porque tienen hambre, querido Andreas...

- Ahh, eso en mi país se exterminó hace décadas...

El "ahhh" pelutodo del alemán ya comenzaba a molestarme. "Vayamos para otro barrio mas cool", me dijo y giró su aeronave para el lado de Mataderos.

- Ey, Cucu, mirá como juegan estos niños en ese campito. ¡Ahí veo a varios Maradonas amontonados, pidiendo cancha..." Es increíble la calidad de jugadores extraordinarios que hay en este país...

- Sí, es una cuna de futbolistas...

El helicóptero comenzó a fallar. Estábamos a mas de 3000 metros de altura. "XZ", me copia, "XZ", me copia, estoy cayendo en picada, decía el alemán ya un poco desesperado.

- Ey, Cucu querido, tomemos cada uno el paracaídas y saltemos antes de que nos estrellemos.

- Pero...Andreas, me estás cargando, ¿no? No sé tirarme en paracaídas...

- Es en serio, te tirás no más, adiós Cucu...

Y se lanzó al vacío, dejándome encima del helicóptero. Cuando salté, escuché varios gritos de gol que provenían del campito de Mataderos. Mi paracaídas quedó enganchado a una antena gigante de esas de teléfonos celulares.
Desde esa altura pude ver el partido completo de los chicos en el potrero, gran técnica, gran habilidad, gran altura...