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Brett Brown y el reto del perdedor

La paciencia es la mayor virtud de Brett Brown con los 76ers Sam Forencich/NBAE/Getty Images

Cualquiera que lea una cita del entrenador de los Philadelphia 76ers, Brett Brown, pudiera pensar que está al mando de uno de los primeros ocho equipos de la conferencia Este y no del peor equipo en toda la NBA.

Después del partido del lunes 15 de diciembre, que resultó en otra derrota ante los Boston Celtics, Brown dijo que "ese no es mi equipo" , refiriéndose al quinteto luchador al que está acostumbrado a ver todas las noches.

No se refería a la columna de victorias y derrotas, pues los Sixers abrieron la temporada con 17 derrotas en fila y al momento tienen el peor récord de la liga con 3-23. Hablaba de que mantenían un juego cerrado y competitivo, pero cuando las cosas no salieron bien por dos o tres minutos se cayeron. Aún con dos victorias en aquel momento, su enfoque además de la posibilidad de victoria es cuán duro compiten, cuánto pueden mantener la dureza mental en cada partido.

Esas son las pequeñas cosas que busca un coach cuando no puede ganar todas las noches. Cuando no puedes anotar al menos un punto más que el otro equipo todas las noches, hay que buscar otras medidas de éxito.

En estos momentos en que el propio comisionado Adam Silver discute el 'tanking' con el caso específico de Filadelfia como punto de partida, hay que echar una mirada a Brown y al reto que tiene con los 76ers, una franquicia histórica y tradicional en la liga que atraviesa por un difícil proceso de renovación.

El reto de entrenar un equipo como los 76ers es el peor de todos. Cerca de ese, está el de tener un equipo que todos los expertos consideran como favorito para campeón. Cuando uno tiene un equipo que todos dan para campeón uno tiene ciertas expectativas y cualquier cosa menor que eso es considerado un fracaso.

Pero cuando uno tiene un equipo que de entrada se sabe que no puede ganar noche a noche, entonces el reto es prepararlo para que al menos compita noche a noche.
En ese proceso, es importante que haya una confianza de la gerencia del equipo hacia al coach y le diga: "Vamos a perder juegos, vas a desarrollar a los jugadores y vamos a ver si podemos hacer la base para tener un equipo ganador en dos o tres años con las contrataciones que hagamos".

Obviamente, uno tiene que tener una garantía de que cuando el resultado explote el coach esté ahí todavía. El problema con muchos equipos perdedores es que cuando contratan a los entrenadores por dos o tres años en esta situación, lo hacen casi de manera interina. Cuando el equipo está listo para explotar y para tener triunfos, ahí despiden al coach y traen otro nuevo. El que se comió el hueso no se come la carne y ese en muchas ocasiones es el riesgo que tienen estos coaches, la injusticia del despido cuando el equipo se convierte en contendiente.

Tengan el talento o no lo tengan, un equipo va a dar el máximo todos los días en busca de la victoria, independientemente del plan de la gerencia. Uno, como coach, no puede hacer otra cosa buscar la victoria todos los días, en contrasentido con los mejores intereses de la gerencia, que quiere que el equipo pierda lo suficiente para que haya más bolitas de ping pong en el sorteo de la lotería.

Por una razón el equipo es tan malo y es porque la gerencia quiso que fuera así de malo. Pero a la misma vez, un coach quiere dar el máximo todos los días para ganar juegos y Brown no es la excepción.

Filadelfia es un equipo sumamente joven, con 24 años de edad promedio es casi un equipo universitario más que un equipo de NBA, y se ha diseñado para que crezcan juntos. La ética de trabajo de los coaches, de los que están a cargo del desarrollo de jugadores, y del jugador en sí es vital para que este plan funcione. El jugador debe ver cada día como un taller, que cada día que vaya a la cancha, vaya a mejorar en algo.

Precisamente, leía en estos días del caso de Nerlens Noel, que ahora mismo estaba trabajando en su desarrollo como jugador ofensivo. Su trabajo es leer la defensa contraria y decidir si se va bien rápido con la ofensiva o si simplemente cuadra con el canasto; si usa movimiento de 'finesse' o si va duro a tratar de chocar. Todavía este muchacho está definiéndose como jugador ofensivo, y ya es un jugador millonario en la NBA. Así como él, seguramente están todos en el mismo barco, tratando de mejorar día a día como jugadores.

Es cuestión de un poco más de tiempo y de tener un poco de suerte en las contrataciones. Noel no pudo jugar el año pasado y este año reclamaron a Joel Embiid quien también perdió la temporada. Son jugadores que son prospectos, de primera línea, pero todo requiere de mucha paciencia de la franquicia y de la mentalidad del jugador.

Brett Brown se mantiene orgulloso de que su equipo, al margen de las victorias y las derrotas, siempre sale a competir. Ha estado trabajando con la mente de los jugadores, tratando de medir lo que es fortaleza mental, aunque es una cosa que no tiene medida. Tratan de ver cómo mejoran su fortaleza mental y a la vez, tratan de disfrutarse el proceso, un proceso que como quiera los tiene jugando en la NBA, enfrentando a veces a Kevin Durant y a LeBron James, de los que algo van a aprender.

Sabe que su equipo no va a ganar todas las noches, pero sabe que hay muchas otras cosas que se pueden hacer y que pueden hacer que la noche sea exitosa.

Brown tiene mucha experiencia para lidiar con ese tipo de situación. Es un entrenador internacional que aunque es americano, se desarrolló en Australia, ha dirigido la selección australiana de básquetbol y estuvo en el banquillo varios años con los Spurs de Gregg Popovich, por lo que sabe lo que es ganar y desarrollar.

Sin duda, sabe lo que hay que hacer para desarrollar un equipo ganador y tiene la mente amplia de conocer los dos mundos del básquetbol. Recientemente firmaron por cuatro años al turco Furkan Aldemir, quien les llegó lesionado pero ya entró en cancha.

Está metido de lleno en el proceso de desarrollar un equipo, pero de nuevo, ojalá que lo pueda disfrutar cuando engrane en algún momento.