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New England rompe el déjà vu y se adjudica su 4° título de Super Bowl

GLENDALE -- A lo largo de la semana, no fueron pocos los observadores que señalaron a los Seattle Seahawks y su campeonato del Super Bowl XLVIII como evidencia de que en la NFL --incluso en esta NFL donde todas las reglas están direccionadas hacia la proliferación de yardas aéreas y puntos-- la defensiva gana Lombardis.

Quienes opinaron en ese sentido no se equivocaron, excepto en el equipo.

Los New England Patriots consiguieron una genial jugada defensiva en un momento en que estaban contra la pared, para asegurar el cuarto anillo de Super Bowl de la franquicia, cuando el esquinero reserva Malcolm Butler anticipó el envío de Russell Wilson en la línea de gol con 20 segundos por jugar, para preserva una victoria por 28-24 en el Super Bowl XLIX.

Hablar del cuarto Lombardi en seis apariciones de Super Bowl para los Patriots de Bill Belichick --siempre con Tom Brady como su mariscal de campo-- podría sugerir que el título conseguido esta noche en Glendale, Arizona, es una especie de confirmación en la historia reciente de la franquicia propiedad de Robert Kraft.

No es así.

La victoria de hoy supone, de hecho, una desviación de la historia reciente del club, una nueva senda que se tuvo que encontrar sobre el terreno de juego ante el campeón defensor.

La atrapada acrobática, casi inexplicable, del pase de 33 yardas de Russell Wilson para Jermaine Kearse en la serie ofensiva final de Seattle, cuando colocaron el ovoide en la yarda 5 con 1:06 por jugar, hizo recordar la extraordinaria atrapada que en este mismo estadio logró David Tyree para mantener con vida a los New York Giants, frente a los Patriots, en el Super Bowl XLII.

Repentinamente, la sensación de déjà vu se apoderó de los fanáticos de New England que ayudaron a colmar las tribunas del University of Phoenix Stadium --como minoría, ante los fanáticos de Seattle--, casa habitual de los Arizona Cardinals. Una jugada más tarde, Marshawn Lynch corrió el ovoide para dejarlo en la yarda 1, en una jugada que inmediatamente hizo rememorar el touchdown de Ahmad Bradshaw con el cual los Giants derrotaron a los Patriots en el Super Bowl XLVI, en Indianapolis.

Pero esta noche, la historia no estaba condenada a repetirse.

Butler, quien no participó en la primera mitad, se interpuso en el pase de segunda y gol de Wilson de una manera providencial, para entregar a los Patriots su primer título de la NFL en más de una década. Y es que por más que la franquicia de Belichick se ha mantenido entre la élite de la liga a lo largo de las 15 temporadas de la dupla Belichick-Brady en Foxborough, el Lombardi los esquivó durante varias temporadas que culminaron de manera amarga, incluyendo aquella temporada regular perfecta del 2007 que se encargaron de arruinar los Giants de Tyree, o la temporada previa, cuando cayeron en la antesala del Super Bowl ante los Indianapolis Colts luego de despilfarrar una ventaja de 21-6 a instantes del entretiempo.

En aquellas ocasiones, siempre hizo falta esa jugada clave final que cerrara la puerta de manera definiva a los oponentes.

Esta vez, Butler aportó la jugada decisiva.

"Estaba listo para jugar", declaró Butler a los medios en el vestidor, al término del encuentro. "Estaba ansioso. Estaba en la banca esperando para entrar y estaba listo. Me preparé fuerte esta semana. Simplemente estaba listo para jugar".

Los Patriots requirieron una actuación histórica, si no perfecta de Brady, pero también necesitaron de algo más. Julian Edelman atrapó nueve pases para 109 yardas y un touchdown, mientras Shane Vereen atrapó 11 más, para 64 yardas. Danny Amendola, Rob Gronkowski y Brandon LaFell también atraparon pases de touchdown, y Brady impuso marca de pases completos en un Super Bowl, con 37.

"¿Sabes? Lo que sea necesario", dijo Brady a los reporteros. "Jugamos ante una gran defensiva y ante un gran equipo. Se requirió hasta la última jugada... Una jugada increíble de Malcolm".

Brady se embolsó su tercer premio como Jugador Más Valioso de Super Bowl, igualando a su héroe de la niñez, Joe Montana, en ese rubro, además de colocarse a la altura de Montana y Terry Bradshaw como los únicos mariscales de campo en conquistar cuatro Super Bowls en la historia de la liga.

Nadie podrá descartar a Brady de la conversación por el mejor mariscal de campo de todos los tiempos, se elija a quien se elija. Lo mismo sucede con Bill Belichick cuando la discusión se centra en los entrenadores en jefe.

Sin embargo, esta noche, la jugada más determinante fue realizada por un esquinero novato, no reclutado, procedente de West Alabama, que entró al partido más grande de su vida con 15 tacleadas como profesional.

Esta noche, New England requirió del héroe más improbable para romper con su historia reciente, y ayudar a consolidar el legado de sus dos figuras históricas de mayor peso en la historia del club.