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México pierde diez millones de dólares por Mundial de natación

Mexsport

MÉXICO -- México está muy cerca de ahogar el Mundial de Natación. Cuarenta meses después de que el Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de Natación eligiera por unanimidad a Guadalajara para ser la alberca del mundo en 2017, el país se encuentra a sólo horas de anunciar oficialmente su cancelación.

El anuncio de la sede se dio el 15 de julio de 2011, un día antes de que comenzara el Mundial acuático de Shanghai. En México, Kiril Todorov, presidente de la Federación de Natación, hizo el anuncio con la boca llena de proyectos. "Es un hecho histórico sin precedentes que puede servir para que le demos un nuevo impulso a las actividades acuáticas en México".

Ese era el plan inicial. Ya con la alberca puesta, la Federación Mexicana contrató al alemán Dirk Lange para implementar un sistema nacional de natación. Lange había sido el responsable de que los nadadores alemanes ganaran 16 títulos mundiales y 32 europeos y había reestructurado el sistema de natación de Sudáfrica, que ganó dos oros y una plata en Londres 2012. Era el nombre que México necesitaba para reflotar un deporte que había tenido sus últimos logros en las décadas de los sesenta y los setenta.

Los objetivos se trazaron el 1 de diciembre de 2011: Lange firmó un contrato de cuatro años como director técnico nacional. La primera parte de su trabajo consistiría en una asesoría de 100 días, previa a los Olímpicos de 2012; la segunda sería la elaboración de un plan de trabajo que llevara, por lo menos, tres semifinalistas y un finalista en Guadalajara 2017.

Todo sonaba bien, pero no para México, el país de los proyectos cortos. Lange fue despedido el 7 de septiembre de 2012, sólo nueve meses después de su llegada. Entre los diagnósticos del alemán se resaltaba la mala técnica y las deficientes salidas y vueltas, que impedían a los nadadores nacionales acceder a semifinales. Lo cierto también es que se enfrentó al resto de los entrenadores locales, que decían que, además de no conocer el idioma, no conocía el medio nacional. Todorov, el mismo que firmó su contratación para revivir el deporte, lo despidió con las siguientes palabras: "por cuestiones de pagos de sus honorarios se decidió acabar el contrato y ahora estamos en negociaciones para traer al entrenador español Jordi Murio".

Pero el entrenador Murio tampoco llegó.

No importaba. Aquellos primeros meses eran todo optimismo. Kiril Todorov se ufanaba: "Es un mensaje de confianza no sólo en lo técnico, sino en la capacidad logística, de organización y demás. La comunidad internacional nos dio su voto de confianza y debemos sentirnos muy orgullosos".

Casi cuatro años después el orgullo quedó bajo la alfombra. Con la cancelación se perderán los ocho millones de dólares que el gobierno mexicano dio a la Federación Internacional para ganarse el derecho a organizar el evento y dos millones más que se depositaron como garantía.

Al final la discusión fue económica: faltaban 90 millones de dólares y los recortes del gobierno federal indicaban que no había fondos para financiar la construcción de una alberca temporal para 10 mil aficionados y la logística del evento.

Sin embargo, el problema iba más allá del dinero. Hasta hoy, mil 240 días después de que se otorgó la sede, no se había nombrado un Comité Organizador, como lo exigía la FINA y los preparativos ni siquiera habían comenzado. México se perderá un Mundial de Natación que parecía que podía ser un salvavidas para un deporte que no respira hace muchos años. Pero el Mundial también se ahogó.