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Suns, el fracaso de un trío de ases

LOS ÁNGELES -- La idea que propuso la gerencia de Phoenix Suns, con Ryan McDonough a la cabeza, de contar con un trío de ases en la posición de armador acabó por no funcionar. El experimento llegó a prometer por lo innovador de la idea en una liga de tendencias variadas, sin embargo, el tiempo ha demostrado que los Suns llevaron al límite el propósito de acumular 'bajitos' sin equilibrar en posiciones interiores. Ese desequilibrio y la imposibilidad de encajar las piezas a su antojo adelantaron la desazón.

Las fisuras se abrieron esta temporada, cuando Goran Dragic vio que su productividad se redujo sobremanera. No estaba cómodo tras la adquisición de Isaiah Thomas y el jugador que se había convertido en el buque insignia de la ofensiva de los Suns, el llamado a ser el heredero del legado que Steve Nash dejó en la franquicia, acabó por marcharse dando un portazo y sin mirar atrás. Si por Dragic hubiera sido, las cosas en su posición podrían haberse quedado como estaban la campaña anterior, cuando junto a Eric Bledsoe casi mete a los suyos en playoffs.

El argumento de McDonough tras la adquisición de Thomas a comienzos de esta campaña siempre fue el de seguir construyendo un plantel aspirante al campeonato, pero su idea se fue al traste porque no contó con un detalle muy significativo: el ego y la incomodidad que ese movimiento podía provocar.

Si ponemos en contexto, el fichaje del gerente general se llevó a cabo sin consultar a un Dragic llamado a liderar al equipo. Y aquí entra la disyuntiva típica de qué es lo que debería hacer un directivo a la hora de configurar una plantilla. ¿Debería consultar los movimientos con su jugador franquicia como han hecho otros gerentes en el pasado? (Véase el peso que tuvo Kobe Bryant a la hora de construir equipos); o por el contrario ¿debería actuar por cuenta propia llevando su idea hasta el final?

DRAGIC, EL PERJUDICADO

La disyuntiva es harto complicada y, en este caso, el propósito de McDonough de crear una de las líneas exteriores más dinámicas y certeras de la liga acabó siendo un fracaso. El tiro le salió por la culata. Lo que estaba llamado a convertirse en una de las alternativas más atractivas -por bizarra- de la liga acabó por convertirse en descontento y poca productividad. Dragic no encontró la comodidad de otras temporadas y su juego lo acabó notando. De contar con un máximo de temporada el año pasado en el que alcanzó 20.3 puntos por juego, bajó a 16.2 ppj en hasta febrero de la presente campaña (40.8 por ciento en lanzamientos de tres frente a 35.5 por ciento este año.

Además de su bajada en las puntuaciones, también participó menos en las ofensivas de su equipo. Alcanzó 53.8 toques de balón esta campaña, 16 menos que en la 2013-14, según datos de ESPN Stats and Info. El sistema de juego de los Suns obligó a que quedara más escorado cuando el juego que siempre se ajustó más a su medida fue el de jugar por el centro y penetrar.

El divorcio se produjo a las puertas de la ventana de traspasos de febrero. Dragic indicó su malestar y la gerencia le llamó egoísta. Punto y final. El base esloveno acabó marchándose a Miami Heat y el también armador, Brandon Knight, recaló en los Suns procedente de Milwaukee Bucks. La gerencia de Phoenix se ampara en su orgullo y en los números de su nuevo jugador para justificar que el cambio Dragic-Knight es una actualización en cuanto a calidad.

Es cierto que el recién incorporado cuenta con un balance más holgado de puntuación (17.8 ppj frente a 16.2 ppj) y asistencias (5.4 apj ante 4.1 apj) esta campaña y mejor eficiencia de jugador -PER- (18.6 contra 16.7). Pero decir que el cambio ha sido para mejor es aventurarse a hablar antes de la cuenta. Los números que ha registrado Dragic esta temporada con los Suns son el fruto de la incomodidad, del desencanto y la desmotivación. No se encontró con su mejor versión porque no encajó bien el sistema de trío magnífico que se le impuso desde arriba.

Por más que McDonough busque justificarse, lo cierto es que este sistema ha fracasado. Buena prueba de ello es su desintegración. Junto a Dragic, también se han deshecho de Thomas, quien se marchó a Boston Celtics para precisamente vencer a su anterior equipo el lunes. Los Suns han vuelto a sus orígenes, sin embargo, por el camino de la experimentación han perdido a un jugador que podría haber liderado este proyecto por más tiempo.

Craso error el no haber sabido mantener contento a Dragic, un base de calidad que entiende el básquetbol en toda su extensión y con una proyección internacional que no tienen otros.