Jim Trotter 9y

Bryce Petty nunca perderá la fe en convertirse en un estelar de la NFL

BRISTOL -- Bryce Petty se muestra confiado y cómodo cuando ingresa a la sala para iniciar una serie de entrevistas en el campus de ESPN. Porta un traje oscuro, una camisa blanca y una súper sonrisa. Estrecha la mano con firmeza, su humor es serio aunque relajado.

Es la misma clase de comportamiento que desplegó durante sus reuniones con los Saints, Chargers, Packers, Rams, Cowboys y Jets, entre otros equipos, a lo largo de los últimos dos meses. Y aunque puede haber preguntas incómodas sobre el tipo de jugador que será una vez reclutado --el pasador con récords de Baylor está proyectado para la segunda o tercera ronda-- no hay dudas sobre el tipo de persona que será.

"Sin falsedad, él se enfoca en la fe, la familia y el fútbol americano", dijo el gurú de mariscales de campo George Whitfield, cuyos pupilos incluyeron a Petty esta primavera en San Diego. "Siempre es revelador quién es la primera persona en salir y visitar a los muchachos mientras entrenan. El primer visitante de Bryce fue su entrenador de estudio de Biblia de sus años en Baylor, un caballero de 62 años llamado Chris Wommack, quien se quedó siete días".

En palabras de Petty, "yo y [Wommack] hemos lidiado con mucho, en términos de mi crecimiento fuera del campo y, por casualidad, mi crecimiento dentro de él. Fue divertido tenerlo allí y que viera lo que hago y obtener su opinión, porque estuve lejos de casa durante un periodo largo por primera vez".

Ambos se conocieron en enero del 2012, cuando Petty comenzó a asistir a clases de Biblia en la casa de Wommack. Antes de eso, Petty siempre mantuvo la fe y el fútbol americano en laterales distintas. Se enfocó en cada uno por momentos específicos, pero rara vez de forma simultánea.

"De alguna forma llevó a Dios al campo, en el sentido que no sólo es una oración antes del juego", dijo Petty sobre Wommack. "Ahora, realmente rezo antes de cada centro, como, 'Aquí vamos, Dios'. No es una cosa larga e interminable, pero es importante para mí porque me exijo demasiado. Soy un perfeccionista y he lidiado con eso por siempre; el miedo al fracaso es algo que siempre me ha obstaculizado como atleta. Tener ese tipo de paz mental gracias a una oración antes del centro, es como decir, 'Estamos bien. Vamos a jugar. Buena o mala jugada, Dios se encarga. Hay un propósito en todo esto'".

Esa presencia calmante le ayudó a convertirse en uno de los mariscales de campo más productivos del colegial las últimas dos temporadas, cuando lanzó para 8,055 yardas y 61 touchdowns. El pasador de 6'3" y 230 libras llevó a los Bears a dos campeonatos consecutivos de la Big 12 y terminó 21-4 como titular, fijando 31 récords de la escuela en el proceso.

Con todo y eso, muchos visores lo consideran un enigma por el agrado de ellos en los brazos fuertes y la habilidad de hacer todos los envíos, pero se preguntan si puede florecer en una ofensiva de estilo profesional.

El éxito no llegó fácilmente. Petty se comprometió con Tennessee antes de su temporada senior de preparatoria, pero el coach de los Volunteers, Phil Fulmer, fue despedido dos meses antes del día nacional de firmas. El nuevo coach, Lane Kiffin, le recomendó a Petty buscar otro programa, lo que llevó al nativo de Midlothian, Texas, a firmar con Baylor.

Pero incluso entonces, Petty pasó un semestre en una universidad junior a petición del coach de los Bears, Art Briles. Más adelante recibió la redshirt como freshman y vio poco tiempo de juego como reemplazo las siguientes dos campañas. Al final, pasaron 1,756 días desde su último inicio en preparatoria hasta su primero en colegial. Incluso para alguien tan confiado como Petty, era difícil no dudar sobre el futuro.

"¿Un momento de duda? Hubo varios momentos", recuerda Petty. "Hubo muchas sesiones de desahogo entre esos días. Pero todo se reduce a mi personal de apoyo, mi familia y Chris Wommack, quien es muy importante para mí. Simplemente me dijeron que Dios tiene un plan con todo, así que sólo se trataba de esperar mi turno y romperme la espalda y mantener esa meta en mí. En la sociedad moderna es muy usual que si las cosas no funcionan de inmediato, pasas a lo siguiente. Pero hay demasiado por ganar y aprender a través de la paciencia y el trabajo duro".

Con el draft a una semana de distancia, Petty debe ser paciente otra vez. No es fácil. Los equipos quieren saber si él es capaz de hacer la transición desde un sistema abierto que rara vez utilizaba reuniones o centros detrás del liniero. Él les dice que sí pero sabe que no hay manera de convencerlos realmente sino hasta que pise el campo y lo haga.

"Estoy meditando como atleta, diciendo, '¿Qué es lo que debo hacer?'", comparte. "Quiero gritar: 'sólo reclútenme, después relájense y observen'. Mi meta es hacer que ese club que sí me reclutó se emocione con la decisión y los otros 31 equipos se den cuenta que se equivocaron. El equipo que me tome obtendrá a alguien apasionado, un tipo que adora el fútbol americano, a sus compañeros y al vestidor. Encima de todo, obtendrá a alguien con una pasión quemante y el deseo por ser el mejor. Eso es importante en este deporte. Simplemente trato de convencerme que no importa cuándo salga, sólo importa lo que haga una vez allí".

^ Al Inicio ^