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Bajo la sombra de la "Mano de Dios"

La Copa de América está a punto de echar a rodar el balón, y como en toda gran competición internacional, los aficionados están ávidos de conocer qué jugadores se postulan para ser los mejores del torneo. Entre los líderes de estos equipos están futbolistas de talla mundial como Neymar, Messi, James y Alexis, todos militantes de equipos europeos de gran renombre: Barcelona, Real Madrid, Arsenal…

Entre estos jugadores hay uno que a pesar de ser considerado por muchos el mejor del mundo, aún no ha dejado una huella imborrable en los corazones de hinchas tan fanáticos como son los argentinos: Lionel Messi.

¿Cuál es el motivo por el que Messi sigue en estado de meritaje a los ojos de los aficionados argentinos?

Tres son las circunstancias más importantes que impiden que Lionel Messi sea un mito viviente en su propia tierra: no es producto de las categorías inferiores de los clubes argentinos; no ha conducido a sus hinchas a la consecución de los grandes trofeos internacionales, donde, además, ha fracasado, y no ha conseguido superar al que sí sigue siendo el mito viviente de los argentinos: Diego Armando Maradona.

PRODUCTO DE LA MASÍA CATALANA

Lionel Messi llegó a la Masía con tan sólo 13 años de edad. Allí se puso en manos de los nutriólogos del club para enderezar ese endeble cuerpecillo con el que había llegado. Su clase y talento eran innatos, pero su estado físico era frágil, lo que no le permitía competir con jugadores de su misma edad pero muchos más corpulentos. Al final, y tras una gran inversión del conjunto culé, consiguieron un producto que maravilló al mundo.

El hecho de que sea producto de una cantera no Argentina, hace que la estima de los orgullosos hinchas del país sudamericano no le den todo el crédito que merece, al margen de reconocer que se trata de un jugador de talla mundial, un Top-5, cuando para ellos sería un Top-One si hubieran podido presumir que no sólo nació, sino que se crió en los populosos equipos argentinos. Si eso hubiera sido así, quizá reconocerían que por las venas de Lionel Messi corre la siempre aguerrida sangre argentina, que caracterizó y caracteriza a cientos de futbolistas.

ESCASEZ DE TRIUNFOS DE LA SELECCIÓN ARGENTINA

Sin duda, a Lionel Messi le hubieran perdonado que no fuera producto de la cantera argentina si les hubiera conducido por la senda del triunfo y hubieran conseguido algún entorchado para la selección de su país.

La realidad es, precisamente, la contraria. Con su presencia en las filas de la selección, no sólo no ha obtenido ningún título, sino que sus fracasos han sido constantes, al extremo de que incluso en la última Copa América celebrada en Argentina no consiguió clasificar a su equipo entre los cuatro semifinalistas, en un torneo en que Uruguay se proclamó campeón.

Igual sucedió en el Mundial de Sudáfrica, que fue conquistado por España, y si bien en el último Mundial celebrado en Brasil llegó a la gran final, la selección argentina cayó derrotada por la imperial Alemania.

La afición argentina no puede llegar a entender cómo es que Messi ha recolectado los mayores entorchados a nivel de clubes, en que ha conducido al FC Barcelona a ganar el prestigioso torneo de la Champions League en dos ocasiones, o el Mundial de Clubes, además de salir en varias ocasiones campeón de una liga tan potente como la española. Supercopas de Europa, Supercopas de España, Copas del Rey, cuatro veces elegido Balón de Oro, máximo goleador…

En cambio, a nivel de selección sólo suma fiascos, incluso cuando fue elegido el Jugador Más Valioso del último Mundial, una designación muy debatida, tanto por la prensa como por la afición, que consideraban que había otros futbolistas que lo merecían mucho más, como el colombiano James Rodríguez o el tico Keylor Navas.

COMPARACIÓN CON EL MITO VIVIENTE MARADONA

Cristiano Ronaldo, otro astro del fútbol mundial actual, ha tenido que encontrarse con Lionel Messi, quien en varias ocasiones le ha cerrado las puertas para ser elegido mejor jugador del planeta, pero Messi, a su vez, ha padecido la mala suerte de tener que coexistir con el mito viviente Diego Armando Maradona.

Messi es lo que ahora se conoce como un jugador correcto: sencillo, introvertido, ajeno a las grandes cuestiones sociales, sólo centrado en el fútbol, lo contrario a Maradona, quien tenía la misma personalidad tanto dentro como fuera de las canchas: agresivo, cercano, dicharachero, interesado por cuestiones sociales. Fue el referente de los argentinos sometidos a la dictadura de Videla y el resto de generales. Fue la voz por la que hablaban sus compatriotas.

Fue el espejo en que se reflejaban cuando su estima fue avasallada por los ingleses en el conflicto de las Malvinas. Es por ello que el gran triunfo del Mundial de México 1986, su gol maradoniano, su “mano de Dios”, fue coreada por toda la nación convirtiéndole en héroe nacional.

Cuando paseas por las calles de Buenos Aires, aun hoy encuentras grandes murales de Maradona, pero no de Messi, quien brilla en los videojuegos pero no en los corazones argentinos.