<
>

Estadio Camp Nou Más

BARCELONA -- El Camp Nou, como tal, tiene fecha de caducidad en el FC Barcelona. El nombre, no el escenario. Lo tiene porque la directiva de Josep Maria Bartomeu, con la nueva vicepresidenta económica Susana Monge al frente, trabaja bajo la idea de vender el nombre del estadio a una marca comercial que facilite el tránsito del club en la remodelación del estadio, con el llamado ‘Espai Barça’ al frente.

Lo que hace años se entendía ‘imposible’ y pasó a ser después ‘utópico’ hoy se contempla ya poco menos que necesario en esta batalla por la excelencia… económica.

El club albergaba la idea de unos ingresos de alrededor de 200 millones de euros por vender el apellido del estadio durante diez años, pero en la junta de Bartomeu ha comenzado a ganar fuerza la decisión más drástica y que, probablemente, generará más polémica en el entorno: vender el nombre completo.

Un, pongamos por caso, ‘Pepsico Stadium’ le podría suponer al Barça un ingreso que se confía cercano a los 300 millones por esos diez años de contrato, y en la actual situación financiera del club y a la vista del endeudamiento que se prevee en el proyecto vale la pena, consideran en la directiva, arriesgarse a esa polémica que, avisan, existiría igualmente si solamente se añadiese el nombre comercial al de Camp Nou.

“Habrá críticas. Primero porque eso va unido al club en si mismo y después porque existe una falsa sensación de que mantenerse al margen de esos patrocinios favorece la independencia del club, cuando eso no es cierto” manifestó a ESPN.com Jordi Farré, precandidato a la presidencia del Barcelona y quien desde un principio apostó abiertamente por la venta “total” del nombre del estadio.

El predecesor de Susana Monge en la vicepresidencia económica del Barça, Javier Faus, avisó en su momento de la necesidad de no superar los 200 millones de euros como endeudamiento máximo de la entidad.

El último ejercicio, cerrado el 30 de junio, mostró que la deuda neta había aumentado de los 287 a los 328 millones, una situación incómoda a pesar de las buenas perspectivas existentes en los patrocinios del club.

“Más pronto que tarde se impondrá esa necesidad y será tanto el Barça como el Real Madrid. Y el Atlético, el Valencia y el Sevilla… Los dos más poderosos y los que aspiran a acompañarles en la Champions como protagonistas. Es una fuente de ingresos necesaria y acabará siendo urgente” manifestó el precandidato, favorable como es a la solución que ya se estudia en el seno del club.

Farré trabajó el asunto con un grupo de colaboradores especializados en patrocinios en Estados Unidos y concluyó la necesidad de buscar nuevas vías “para mantener la independencia y el poder del club en el concierto internacional”, para lo cual, la venta del nombre del Camp Nou la entendía como el primer paso a dar.

EL NEGOCIO

Pero el equipo ganador en las elecciones, el dirigido por Bartomeu, no ha perdido el tiempo en las apenas dos semanas que han pasado desde el 18 de julio. La delegación que viajó a Estados Unidos, con el presidente a la cabeza, no solo atendió a los escenarios que visitó para tomar ideas del ‘Espai Barça’, sino que, también, obtuvo información de primera mano acerca de los nombres propiamente dicho de los estadios.

En Santa Clara, California, descubrieron que el acuerdo entre Levi Strauss & Co. y los 49ers apenas suponen 205 millones de euros en un contrato de veinte años (10,25 millones de anuales) mientras que, en Maryland, FedEx no alcanza los 7,5 millones de dólares anuales para dar nombre al estadio de los Redskins.

Son cantidades que se entienden muy menores trasladadas al euro y que no solo quedan alejadas de las que se suponen en el Camp Nou, sino de diferentes estadios de Europa.

Emirates Airlines firmó en 2012 una extensión de su contrato con el Arsenal para dar nombre al estadio hasta 2028 por un montante global cercano a 220 millones de euros, lo que vendría a suponer unos 14 millones anuales, mientras que el Manchester City recibe cerca de 19 de la compañía Etihad Airways cada año hasta 2021. Estas son cantidades as más acordes con los grandes contratos vigentes en Estados Unidos.

De acuerdo a las cifras que se manejan en el Camp Nou, AT&T, al cambio, paga 500 millones de euros por 25 años (20 millones anuales) por dar nombre al estadio de los Dallas Cowboys; Citigroup desembolsa 365 millones por 20 años a los New York Mets (18,2 millones) y los Giants y los Jets se reparten anualmente 16,5 millones de MetLife Insurance.

LA RIVALIDAD

Todo ello, son embargo, se entiende en el Barcelona por debajo de lo que se podría/debería conseguir. Y más fijando los ojos, como siempre, en el Santiago Bernabéu. En noviembre de 2014 el Real Madrid firmó un acuerdo con Microsoft a partir del cual surgieron rumores acerca de si la compañía norteamericana tomaría acompañaría al nombre del estadio.

El ‘Microsoft Bernabéu’ fue una opción sin demasiado recorrido, en aquel momento, pero que dirigió el camino. Y que dio pie a muchas especulaciones entre las que destacó la posibilidad de que Microsoft alcanzase los 25 millones anuales por esa asociación de nombres…

Pero en enero de 2015 los medios británicos descubrieron que el club merengue había llevado a cabo un completo informe según el cual se manejaban unas cifras de negocio muy superiores. ‘ Abu Dhabi Santiago Bernabeu’ o ‘Cepsa Santiago Bernabeu’ le podían significar un contrato de 500 millones de euros en 20 años, lo que significarían esos 25 millones de euros anuales, una cifra superior a la que maneja el Barcelona acompañando el Camp Nou al nombre que se asociase al estadio y menor si Camp Nou desapareciese. En el Real Madrid, lo proclamó hace meses Florentino Pérez, es “imposible” que el nombre Santiago Bernabéu desaparezca. Al menos por ahora…

“Quizá uno espera a que lo haga el otro para arrancar un contrato más valioso. Pero eso puede caer en el error, porque el primero que lo haga, poner nombre, tendrá la ventaja de las cláusulas de ‘obligar’ al comprador a tenerle siempre por encima del rival” desveló el ejecutivo de una de las principales consultorías de Barcelona y que desde el anonimato aseguró que hace meses “han comenzado los movimientos. La atención está en el patrocinio de las camisetas, en la marca de ropa…

Pero el Barcelona, en cuanto se conoció aquel informe del Real Madrid en enero empezó a hacer estudios de mercado acerca de los naming rights”. La nueva junta directiva azulgrana está dando los primeros pasos y sus ‘consejeros’ e ‘ideólogos’ prefieren no provocar una discusión de este calado entre la masa social en estos momentos.

“Hay tiempo de sobras aún” se afirma, explicando en voz baja que, como siempre, Messi y sus compañeros serían, serán, los mejores aliados para los planes de la directiva. Si la nueva temporada mantiene el ritmo de los últimos meses de la anterior y se ganan Supercopas y Mundial de clubs, el anuncio provocará una contestación mucho menor de la oposición que pueda aglutinarse alrededor de Joan Laporta, con o sin él como líder.

“El paso habrá que darlo, falta por decidir el mejor momento”. No será un momento cualquiera. Tal y como ocurrió en septiembre de 2006 cuando la junta de Laporta aprobó ‘manchar’ la camiseta con Unicef o en septiembre de 2011 cuando Rosell la sustituyó por Qatar Fundation, habrá un antes y un después.

Para el aficionado de a pie, el Camp Nou seguirá siendo el Camp Nou, pero a todos los niveles, en prensa, televisión y demás medios… el estadio del Barcelona cambiará de nombre. Aunque hoy, en agosto de 2015, todavía sea difícil hacerse a la idea paseando por los alrededores del coliseo azulgrana.