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Argentina y la incógnita de sobrevivir las Eliminatorias sin Messi

Messi se rompió los ligamentos de la rodilla izquierda, y mientras que en Barcelona lloran la ausencia de su máximo ídolo, en Argentina se podría decir que hay una mezcla de desazón y curiosidad por lo que el futuro le depara a la Albiceleste sin su segundo máximo goleador histórico, autor de 49 goles en 105 encuentros con la camiseta de su país.

El doctor de la selección Donato Villani declaró esta semana que “no le cabe duda” de que Messi podría llegar a volver a las canchas antes de lo estipulado.

La pregunta es: ¿Para qué? La selección debería enfocarse en cuidar a su joya más preciada, ya que si no lo hace la incógnita no será si el Mundial 2018 será su último a los 31 años de edad. La verdadera duda será si llegará a este.

El diagnóstico dicta que, a priori, su recuperación sería de seis a ocho semanas, con un proceso de rehabilitación que seguramente pondrá a prueba la paciencia de un jugador que vive y se desvive por tener la pelota en sus pies.

Ese plazo estimado de recuperación encaja con las últimas tres lesiones serias del 10 argentino.

Eso significa que Messi se perdería como mínimo a los partidos por las eliminatorias mundialistas contra Ecuador el 9 de octubre, Paraguay el 13 de octubre, Brasil el 13 de noviembre y Colombia el 17 de ese mes.

¿Acaso Argentina no puede sobrevivir las primeras cuatro jornadas de un torneo de 18 fechas sin él? ¿O quizás Gerardo Martino teme que una derrota ante Brasil sin Messi lo mandará derecho a la guillotina de entrenadores tras la decepción por la Copa América que no ganó?

"Messi resuelve todo. Vos le podés contar el a, b, c del fútbol y él te hace el d, e y f"", Martino declaró este martes.

Si Messi hace lo que cree Villani y se recupera antes de tiempo, el pedirle que haga un viaje intercontinental y juegue dos partidos de alto riesgo en los que sin lugar a dudas lo van a talar a patadas sería una receta para el desastre.

El conjunto albiceleste no tendrá laterales o centrales que inspiren mucha confianza en defensa, pero recambio adelante no le falta. Esta lesión de La Pulga en realidad podría llegar a ser el remedio que cure su Messi-dependencia y potencie al equipo a futuro.

LAS ARMAS DE ARGENTINA SIN MESSI

Messi cuenta con siete goles en 15 partidos con la camiseta de su país desde la final del Mundial 2014 para acá, pero el máximo goleador de esa etapa en realidad es Sergio Agüero con 10 tantos que incluyen dos tripletes a Bolivia.

Es verdad que la presencia de Messi inevitablemente genera espacios para jugadores como el Kun, pero no hace falta remontarse a una época muy lejana para saber cual es el techo argentino sin su superestrella.

Argentina bailó a Alemania con una goleada por 4-2 en Dusseldorf el 3 de septiembre del 2014 y gritó cuatro veces en 30 minutos gracias a la sociedad Di María-Agüero.

Messi es el cable a tierra de Di María, un correcaminos que encuentra su rumbo guiado por La Pulga como en el gol de la victoria contra Suiza en los Octavos de Final del Mundial pasado, y también de Agüero, pero se podría decir que Argentina sufre más la ausencia de alguien como Di María que la de Messi.

Piénsenlo bien. Cuando Di María se lesionó en los Cuartos de Final contra Bélgica y en el arranque de la final de la Copa América contra Chile, Messi perdió toda su magia al tener que ser el que se retrasaba, desbordaba, amagaba, daba el pase y luego escuchaba los reproches de la gente al no meter goles.

Contra Alemania, la responsabilidad por la ausencia de Messi fue colectiva. Di María se desplegó por todo el frente de ataque y así asistió a Agüero (quien vistió la número 10 aquella noche) para el primer gol, desbordó por la derecha para meter el centro del segundo, ejecutó un tiro libre perfecto que derivó en el tercero y metió el cuarto.

Agüero arrastró marcas, Mascherano y Biglia fueron más criteriosos en la distribución de la pelota, y Lamela (candidato a tomar el lugar de Messi en el plantel actual) se sintió cómodo como armador que también llegaba al área.

No es cuestión de que Argentina sea mejor equipo sin su máxima figura, sino que el funcionamiento colectivo se potencia cuando no se depende de un solo jugador y esas lecciones van a servir para cuando vuelva Messi.

Eso es más fácil dicho que hecho. Brasil, por ejemplo, no sabe como jugar sin Neymar y sufre de lo lindo con tres derrotas en sus últimos cuatro juegos sin él.

También vale la pena tener en cuenta que Carlos Tévez todavía no se había reincorporado a la selección en aquel partido contra Alemania, y el tridente Tévez-Agüero- Di María seguiría siendo el más temible de Sudamérica.

Tévez es centrodelantero por naturaleza, pero durante este semestre con Boca Juniors él también ha demostrado que se puede retrasar y jugar de 10 o entenderse a la perfección con un ¨9¨ nato como Jonathan Calleri, así que Agüero puede seguir jugando por adentro sin chocarse con el Apache mientras se crean espacios para Di María.

Ni hablar del potencial de un delantero prometedor como Paulo Dybala, el crack de 21 años recientemente citado por Martino, o el salto de calidad que se espera de Javier Pastore.

LA PACIENCIA ES LO MEJOR

El mejor jugador de los últimos 15 años del fútbol argentino fue forzado a crecer tanto física como personalmente desde chiquito, arrancado de sus raíces argentinas para florecer en España, así que él está acostumbrado a fortalecerse ante la adversidad.

Sin embargo, Messi debe pensar a largo plazo y saber que en el 2018 podría llegar a estar a siete partidos de alzar la copa que más desea y alcanzar al alemán Miroslav Klose como el jugador con más presencias mundialistas de todos los tiempos (29).

Si no se cuida, su físico le pasará factura y así no podría llegar a sobrepasar a Klose o igualar el récord de mundiales consecutivos jugados (5). Aquel es un club exclusivo al que solamente el mexicano Antonio Carbajal, Lothar Matthaeus y Gianluigi Buffon pertenecen. Ninguno de ellos es delantero, Messi sería el primero a los 35 años de edad.

Los deseos y la ambición a corto plazo deben verse limitados por la coherencia a largo plazo. Por el bien de Messi, y por el bien de 40 millones de almas que lo cuestionan pero saben muy bien que ver a un jugador como él poniéndose la camiseta de tu equipo no es cosa de todos los días.