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Clásicos de postemporada: los juegos más inolvidables

Estos son los partidos que nunca dejan de verse en la grabadora digital mental que tenemos en nuestras cabezas. Estos son los momentos que quedan congelados en el tiempo, que siempre están ahí, que siempre están listos para volver a aparecer en el momento en que queramos disfrutarlos nuevamente.

Estos son los juegos de béisbol en octubre que nos siguen haciendo temblar de emoción, luego de años, y hasta décadas, de haberse celebrado. Y estos son los hombres que estuvieron allí que nos dieron los clásicos eternos de postemporada en el béisbol: Griffey... Larsen... Gibson... Carter... incluso Steve Bartman. Aquí vamos de nuevo, a disfrutarlos, una vez más. -- Jayson Stark

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JUEGO ENTRE COMODINES

Reales 9, Atléticos 8 (30 septiembre 2014)

Los Reales comprimieron 29 años de drama en una noche de béisbol con las cabras convirtiéndose en heroes en cada dirección y un tipo de juego pequeño que hizo crujir a más de un fanático. Ellos pusieron cuatro toques de sacrificio y se robaron siete bases durante una improbable victoria sobre los Atléticos de Oakland que les tomó 12 entradas. El manager Ned Yost estaba siendo criticado por haber colocado a un abridor novato en relevo en la sexta entrada, que llevó a que le anotaran cinco carreras que le dieron ventaja a los Atléticos 7-3 restando apenas tres entradas. Los Reales se sobrepusieron con el tipo de bateo clave que viene con un equipo que tiene tanta confianza que no tiene idea de la magnitud del momento.
-- Doug Padilla

SERIE DIVISIONAL

JUEGO 1: Filis 4, Rojos 0 (6 octubre 2010)

Él había esperado 13 años para lanzar en este partido, preguntándose que se sentiría tener la pelota en sus manos en una tarde de octubre. Y cuando finalmente tuvo la oportunidad, Roy Halladay supo cumplir con las expectativas. Lanzó el segundo partido sin hits en la historia de la postemporada. Dejó sin inatrapables a un equipo de los Rojos que no había sido dejado sin hits desde 1971. Y se quedó a un boleto de lograr el juego perfecto.

No todo en este mundo vale la pena la espera. Pero la primera salida de Roy Halladay en su carrera en postemporada fue un día en el que el viejo sueño de un hombre se convirtió en el juego más inolvidable de su vida.
-- Jayson Stark


JUEGO 2: Yankees 7, Marineros 5 (4 octubre 1995)

Luego de esperar 18 años por una postemporada, Seattle quedó casi eliminado antes de que se pudiesen cobrar los cheques emitidos por sus camisetas de campeones del Oeste de la Liga Americana. Seattle perdió el Juego 1 en Nueva York a pesar de dos cuadrangulares de Ken Griffey Jr., y entonces perdieron el Juego 2 de forma descorazonadora cuando desperdiciaron otro jonrón de Griffey, dejaron escapar una ventaja en la entrada 12, y perdieron gracias al cuadrangular de Jim Leyritz en la 15ª. (¡La 15ª entrada!) Fue uno de los mejores juegos en la historia de la postemporada, pero lo que más recuerdo fue a los fanáticos de los Yankees lanzandole basura a Jay Buhner y tratando de robarse los monitores de TV en el palco de prensa auxiliar. Ahhh, pero los fanáticos de los Marineros tuvieron su dulce venganza en el Kingdome ...
-- Jim Caple


JUEGO 3: Yankees 3, Orioles 2 (10 octubre 2012)

Alex Rodríguez, el bateador designado convertido en miembro de la banca designado, estaba en el borde del dugout en la novena entrada cuando Mariano Rivera se volteó hacia él y predijo que Raúl Ibáñez la iba a sacar, y cuando su reemplazo convirtió a Mo en profeta y envió el lanzamiento de Jim Johnson en conteo de 1-0 a alguna esquina del estadio de los Yankees, A-Rod celebró como si hubiese sido él mismo el que conectara el batazo. Tres entradas más tarde, Rodríguez estaba de vuelta en el medio del cuento de hadas de alguien más. Ibáñnez envió el primer lanzamiento que recibió de Brian Matusz a las profundidades de la noche en el Bronx, y de repente era oficial: El bateador designado de 40 años necesitó dos turnos y tres pitcheos para convocar los recuerdos de la Serie Mundial del 2001 en el viejo estadio,que estaba al cruzar la calle. -- Ian O'Connor


JUEGO 4: Astros 7, Bravos 6 (9 octubre 2005)

Un aspecto encantador del béisbol es que casi cualquier jugador se puede convertir en un héroe en la postemporada. Solo pregúntenle a los fanáticos de los Astros. Ellos siempre van a recordar el dramático cuadrangular del jugador del cuadro sustituto Chris Burke que terminó el juego de postemporada más largo que jamás se haya celebrado. El partido duró 18 entradas y casi seis horas, y vio como los Astros se recuperaron de un déficit 6-1 y el receptor Brad Ausmus lo empató con un cuadrangular con dos outs en la novena entrada. Una leyenda de 43 años llamada Roger Clemens hacía su primera aparición en relevo en 21 años, lanzando tres entradas en cero. Y entonces Burke, uno de 23 jugadores utilizados por los Astros, conectó el lanzamiento 553 del partido, procedente de Joey Devine de los Bravos, enviándolo por encima de la cerca del jardín izquierdo, para dejar tendidos a los rivales.
-- David Schoenfield


JUEGO 5: Marineros 6, Yankees 5 (8 octubre 1995)

En Seattle, ese hit tiene un nombre simple "El Doble". La línea de Edgar Martínez por la raya del jardín izquierdo le dio la victoria en la serie a los milagrosos Marineros, un equipo que estaba a 12½ juegos del primer lugar a finales de agosto. Algunos incluso dicen que ese doble salvó el béisbol en Seattle. Este equipo adoptó como lema "Rehusarse a Perder", y eso fue lo que hicieron. Joey Cora se embasó mediante toque para sencillo. Ken Griffey Jr. conectó sencillo. Y el adorado Martínez conectó su doble. Mientras Cora anotaba la carrera del empate, el narrador de los Marineros no dijo, "Por ahí viene Joey". Él dijo, "Por ahí viene Joy (alegría, en inglés)". Nunca hubo palabras más apropiadas que esas.
-- David Schoenfield

SERIE DE CAMPEONATO DE LIGA

JUEGO 1: Yankees 5, Orioles 4 (9 de octubre 1996)

Un novato. Un elevado. Un chico con un guante. Así comenzó la dinastía moderna de los Yankees de Nueva York. Los Orioles tenían ventaja 4-3 en la octava cuando el noveno bateador Derek Jeter, con el tipo de swing que lo hizo famoso en su carrera, mandó una pelota a lo profundo del jardín derecho. En la mayoría de los estadios, ese batazo hubiese sido un elevado de out. Pero no en el Yankee Stadium, no con su corto espacio en el derecho, y no con un chico de 12 años con reflejos rápidos en el borde de la cerca. Tony Tarasco estaba listo debajo de la pelota. Jeffrey Maier alargó su mano por encima de la cerca para atrapar la pelota. El árbitro Richie Garcia falló la jugada. Bernie Williams conectó cuadrangular en la entrada 11 para ganar el partido. "De esto se va a hablar por mucho tiempo", dijo Darryl Strawberry luego del partido.
-- David Schoenfield


JUEGO 2: Vigilantes 7, Tigres 3 (10 octubre 2011)

El bombazo de Nelson Cruz en la entrada 11 hacia las gradas del jardín izquierdo - su segundo cuadrangular de la noche - fue el primer grand slam para acabar un partido en la historia de la postemporada (el batazo de Robin Ventura en la Serie de Campeonato de la LN en 1999 fue oficialmente anotado como sencillo) y terminó un partido tan estresante que el relevista de Texas Scott Feldman dijo, "Cuando terminé de observar el juego pensé que mi barba se había llenado de canas". El juego duró 4 horas y 25 minutos, se necesitaron seis lanzadores de Texas, y dejó a la mayoría de los fanáticos en Texas y Michigan sin uñas y en necesidad de utilizar desfibriladores. "Fue uno de los juegos más asombrosos en el que haya participado", dijo el lanzador de Texas C.J. Wilson.
-- Jim Caple


JUEGO 3: Mets 6, Astros 5 (11 octubre 1986)

El manager de los Mets Davey Johnson siempre pensó que Lenny Dykstra trataba demasiado de sacar la pelota del estadio. Pero ese día lo perdonó. Con la serie empatada y Mike Scott anunciado para el Juego 4, los Mets estaban en desventaja ante los Astros 5-4 en la parte baja de la novena. El equipo de Dykstra necesitaba desesperadamente este partido. El cerrador de Houston Dave Smith estaba lanzando. Wally Backman se embasó gracias a un controversial toque en el que parecía que él había corrido fuera de las líneas. Al medirse a Dykstra, Smith le lanzó su confiable bola de tenedor. Pero no le dio resultado. Dykstra la conectó bien y entonces dijo una de las mejores citas en la historia de la postemporada: "La última vez que conecté un cuadrangular para ganar un partido en la parte baja de la novena yo estaba jugando Stratomatic contra mi hermano".
-- David Schoenfield


JUEGO 4: Medias Rojas 6, Yankees 4 (17 octubre 2004)

Antes del juego los reporteros en el juego le preguntaron a Theo Epstein sobre los planes del equipo, asumiendo que Boston perdería la serie y habrían cambios radicales. Epstein respondió como mejor pudo antes de rendirse y decir, "Oigan, esta serie no se ha acabado". Sí, claro. Ningún equipo en la historia se había recuperado de un déficit de 0-3 en la postemporada. Y entonces Kevin Millar le sacó un boleto a Mariano Rivera para abrir la novena entrada. Y entonces el corredor emergente Dave Roberts se robó la segunda. Y entonces Bill Mueller conectó sencillo para empatarlo. Y entonces en la entrada 12 vino el cuadrangular del Big Papi que llegó hasta los asientos y que provocó que un fanático comenzara a gritar, "¡Voy a bailar en las calles y voy a abrazar a los extraños!" Y la serie no se acabó.
-- Jim Caple


JUEGO 5: Cardenales 5, Astros 4 (17 octubre 2005)

"No trates de ser un héroe", se dijo a sí mismo Albert Pujols. "No trates de conectar un cuadrangular de tres carreras". Esas eran las palabras que retumbaban en la cabeza del mejor bateador en el béisbol mientras se acercaba a la caja de bateo. Su equipo tenía dos carreras de desventaja en la novena entrada y a un out de irse a casa. El relevista más imbateable en la Liga Nacional, Brad Lidge, estaba a 60 pies de distancia. Y entonces Albert Pujols ignore sus propias palabras. Logró conectar un slider que no rompió llevándola a lo profundo de la noche, hacia la historia, volando por siempre. Ha conectado muchos, muchísimos cuadrangulares desde ese entonces. Pero la diferencia es que, este no ha dejado de viajar.
-- Jayson Stark


JUEGO 6: Marlins 8, Cachorros (14 octubre 2003)

Es increíble como los fanáticos de los Cachorros le echan la culpa a Steve Bartman por esta derrota. Los Cachorros desperdiciaron una ventaja de 3-0 cuando estaban a cinco outs de su primera Serie Mundial desde 1945 y ¿comoquiera sigue siendo culpa de Bartman por tratar de atrapar un foul que Moisés Alou no iba a poder atrapar de todos modos? El torpedero Alex González falló un rodado que debió haber provocado una doble matanza para cerrar la entrada, ¿y sigue siendo culpa de Bartman? Dusty Baker dejó que Mark Prior hiciera 119 lanzamientos, ¿y sigue siendo culpa de Bartman? Los Cachorros permitieron ocho carreras en la octava entrada, ¿y sigue siendo culpa de Bartman? Ridículo. Todo el mundo sabe que nada de esto fue culpa de Bartman. Fue culpa de esa maldita cabra de 1945.
-- Jim Caple


JUEGO 7: Yankees 6, Medias Rojas 5 (16 octubre 2003)

Le estabas gritando a Grady Little que sacara a Pedro. Yo le estaba gritando a Grady que sacara a Pedro. Todos le estábamos gritando a Grady que sacara a Pedro. Pero a pesar de eso, de forma inexplicable, Grady dejó a Pedro. Pedro estaba exhausto, los Yankees estaban conectando hits por todas partes, la ventaja de tres carreras de Boston estaba en peligro, la temporada se estaba desintegrando, y Grady salió al montículo... y dejó a Pedro para que hiciera algunos lanzamientos más -- 123 pitcheos en total. Ustedes saben el resto. Los Yankees empataron el juego, Aaron Boone le conectó cuadrangular a Tim Wakefield y los fanáticos de Boston pasaron otro frío invierno lamentándose y sacudiendo sus cabezas. Ah, que días aquellos.
-- Jim Caple

SERIE MUNDIAL

JUEGO 1: Dodgers 5, Atléticos 4 (15 octubre 1988)

Esta historia ha sido contada infinidad de veces, pero sigue siendo tan interesante como la primera vez. Durnate una aparición en la novena entrada como emergente ante Dennis Eckersley, un cojo Kirk Gibson separó en la caja de bateo y recordó un consejo que le dio el escucha Mel Didier en una reunión antes de la Serie Mundial. "Tan seguro como que estoy aquí parado respirando, te va a lanzar un slider en conteo de 3-2", le había dicho Didier a los bateadores de los Dodgers. Un swing improbable y una corrida bien coja por las bases más tarde, Gibson le dio a los Dodgers una victoria sorprendente que los catapultó a una sorpresa de proporciones épicas. "Llegó al plato y todo el mundo comienza a caerme encima", recordó Gibson. "Y yo les dije, 'Déjenme quieto, que apenas puedo estar de pie'".
-- Jerry Crasnick


JUEGO 2: Mets 10, Atléticos 7 (14 octubre 1973)

Esta fue la versión del Clásico de Otoño de la "Dimensión Desconocida", un juego marcado por fenómenos extraños pero ciertos. El maratón de 12 entradas, y que duró 4 horas y 13 minutos, en ese entonces un record, tuvo varias pelotas perdidas en el sol de la tarde - dos por un Willie Mays de 42 años, quien logró el hit final y su última carrera remolcada en su carrera; dos errores de los árbitros (una jugada fallida en el plato); una aparición de seis entradas en relevo por el lanzador ganador Tug McGraw; y cinco costosos errores de los atléticos, incluyendo dos del intermedista sustituto Mike Andrews, quien fue despedido de forma injusta por el dueño de los Atléticos Charlie Finley luego del partido (luego fue reactivado por el comisionado Bowie Kuhn). Aunque el juego para muchos no es de su agrado por el estilo en el que se jugó, ciertamente fue memorable.
-- David Kull


JUEGO 3: Medias Blancas 7, Astros 5 (25 octubre 2005)

Antes de ser el héroe en el juego más largo en la historia de la Serie Mundial, Geoff Blum era conocido como un sustituto versátil con un irónico sentido del humor y un corte de cabello algo novel. Cuando no optaba por pintarse el pelo de negro y azul, era posible que Blum se lo pintara de blanco solo por diversión. Todo cambió la noche del Juego 3 de la Serie en el Minute Maid Park, cuando Blum elevó su perfil con un cuadrangular solitario en la entrada 14 ante Ezequiel Astacio para darle la delantera a los Medias Blancas y colocarlos a las puertas de su primer título en 88 años. Fue un momento surreal para un jugador tan acostumbrado a un rol secundario. "El techo estaba abierto", dijo Blum, "y las estrellas estuvieron alineadas de la forma correcta esta noche".
-- Jerry Crasnick


JUEGO 4: Azulejos 15, Filis 14 (20 de octubre 1993)

Todos recordamos el cuadrangular de Joe Carter para ganar la Serie en el Juego 6, pero este juego fue el más loco y desesperante en la historia de la Serie Mundial, en el que ambos equipos se combinaron para 29 carreras y 32 imparables. Detrás de los dos jonrones de Lenny Dykstra, los Filis tenian ventaja de 14-9 al llegar a la parte alta de la octava entrada. Larry Andersen fue reemplazado con un out luego de permitir un sencillo, un boleto y un doble. Entra Mitch Williams, y acto seguido los Azulejos lograron sencillo, boleto, ponche, sencillo, y finalmente, un triple de dos carreras de Devon White. Y ahora ustedes saben la razón por la que los fanáticos de los Filis sabían lo que venía cuando Williams entró a proteger otra ventaja en el Juego 6.
-- David Schoenfield


JUEGO 5: Yankees 2, Dodgers 0 (8 de octubre de 1956)

Don Larsen no era un gran lanzador de Grandes Ligas. Terminó con 81 victorias, 91 derrotas, y dio casi tantos boletos como ponches. Larsen no esperaba abrir el Juego 5 ante los Dodgers, no después de haber sido sacado en la segunda entrada del Juego 2. Pero Casey Stengel le dio la pelota, y, en un día mágico de otoño, Larsen tuvo un control perfecto, su slider se movió mejor que nunca y los dioses del béisbol se posaron a su lado. En la segunda entrada, el rodado de Jackie Robinson rebotó en el antesalista Andy Carey justo hacia las manos del torpedero Gil McDougald. Larsen llegó a conteo de tres bolas con un solo bateador, y terminó con 97 lanzamkentos. Su pitcheo final fue un strike cantado en el bateador emergente Dale Mitchell. Yogi Berra saltó a sus brazos. Perfección.
-- David Schoenfield


JUEGO 6: Cardenales 10, Vigilantes (27 octubre 2011)

Así fue como iba a terminar el Juego 6 de la Serie Mundial de 2011. Con un hombre llamado David Freese conectando un cuadrangular que nunca dejará de volar. Con fuegos artificiales explotando en la noche. Con sus compañeros corriendo hacia el plato para reunirse con el hombre que acababa de salvar su temporada. Con gran parte de los 47,325 seres humanos con suerte que conformaron la mayor asistencia en la historia del Busch Stadium limpiándose las lágrimas de felicidad. Pero este fue meramente el cuadro final en lo que pudo haber sido el juego de Serie Mundial más grandioso en la historia. Quizás no importen otros juegos de béisbol de octubre que ustedes vean en su vida. Van a tener mucha, mucha dificultad para demostrar que haya otro juego mejor que este - porque un cuadrangular en entradas extras para acabar un partido fue casi un guión secundario, a la vista de un equipo que pudo regresar de la muerte. Dos veces.
-- Jayson Stark


JUEGO 7: Piratas 10, Yankees 9 (13 octubre 1960)

Fue un juego en el que la delantera cambió de manos cuatro veces, siendo la más dramática de todas con el único cuadrangular en la historia para dejar tendido a un rival en un Juego 7 de una Serie Mundial. Fue un partido entre los Piratas de cuello azul y subestimados, de una ciudad de cuello azul llena de fábricas de acero, y los glamorosos Yankees de Mickey Mantle, Yogi Berra y Whitey Ford. Fue un juego en el que, de forma extraña, no hubo un solo ponche (la única vez en la historia de la Serie Mundial). Sí tuvo 19 carreras y 24 hits y fue disputado en apenas 2 horas y 36 minutos. Estuvo lleno de decisiones de los dirigentes que se prestan para ser cuestionadas, hits clave y héroes improbables, lanzadores que trabajaron con dolores, y jugadas extrañas y arriesgadas. Esa tarde en el viejo Forbes Field en Pittsburgh, dos equipos decididos jugaron un juego para la historia.
-- David Schoenfield


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