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Ubaldo Jiménez causa estragos en LN

DENVER -- Ubaldo Jiménez tiene tal vez la recta más fulminante de las Grandes Ligas.

Es una recta de 100 millas por hora que hace toda clase de efectos, indescifrable para los bateadores rivales.

A sus 26 años, el abridor dominicano de los Rockies de Colorado se ha consolidado esta temporada como un pitcher de élite, quizás el mejor en las mayores.

Pero si uno escucha a Jiménez, cuya voz es casi como un susurro cuando habla, pues aún no se ha visto lo mejor.

"Todavía estoy aprendiendo a lanzar", insistió Jiménez en una entrevista en la que hizo una expresión de que hablaba bien en serio. "Hay varios aspectos que necesito pulir".

Tal declaración debe infundir más miedo a los bateadores de la Liga Nacional, que contra Jiménez acumulan un promedio de .207. El dominicano también tiró el primer juego sin hits de su franquicia en Atlanta el mes pasado.

"Es uno de los mejores del momento. Pero dentro de años va a ser el mejor de todos", pronosticó su compatriota Carlos Gómez, jardinero de Milwaukee.

"Yo no sé si seguirá lanzando en 97, 98, 100. Seguirá siendo un pitcher que tira entre 93 y 96, lanzamientos que rompen bastante, y eso no se ve todos los días", agregó.

El derecho, cuyo nombre en Estados Unidos es pronunciado en diversas formas, comparte el liderato de victorias en las mayores con siete. Su única derrota fue el 9 de mayo en Los Angeles cuando los Dodgers le exprimieron el jugo a sus dos hits en siete innings para vencer 2-0 a Jiménez.

Ha hecho ver muy mal a varios de los toleteros más temibles del circuito, entre ellos Adrián González y Andre Ethier.

"Tiene un sinker de 98 millas", contó maravillado el campocorto de Washington Ian Desmond. "Ya es duro hacerle contacto a una recta de 98, ahora ya te imaginas con un pitcheo que repentinamente te rompe en tus manos. Es algo bien impresionante. No tengo idea de cómo era Nolan Ryan, pero un sinker de 98 es durísimo de batear".

La trayectoria de su recta es diversa, pero lo que no cambia es que su receptor Miguel Olivo no tiene que mover su guante al trabajar con un reportorio de seis pitches.

"Ahora mismo puedo localizar mis lanzamientos donde quiero y cuando quiero", dijo Jiménez con un tono tímido.

"Su repertorio es de consola de videojuegos", comentó Aaron Cook, su colega de rotación en los Rockies. "Me toca llevar la cuenta de sus juegos porque lanzo dos días después de él. Estoy viendo el juego por televisión en el clubhouse, y ahí está tirando rectas de cuatro costuras, de dos costuras, un slider, el split, la curva y el cambio".

Luego que los Filis de Filadelfia fueron sorprendidos usando binoculares en el bullpen para robarle las señales a Olivo, Jiménez ahora se cuida de revelar lo que el catcher pide para el sexto pitcheo. A Olivo le sobran dedos con los demás pitchers.

La clave para Jiménez este año ha sido el control en su recta.

En el pasado se confundía cuando ocasionalmente los bateadores le adivinaban la dirección. Ahora lo hace con precisión y eso lo ha transformado en un pitcher intratable.

"Lo principal ha sido la ubicación de mi recta", dijo Jiménez. "Antes no podía lanzarla a donde quería. Ahora la puedo ubicar y trabajar adentro y afuera, bajito, donde quiero. Me siento fenomenal en el montículo, como si pudiese sacar out a cualquier bateador. No importan quien sea el que esté en el plato".

El tener dominio de su recta es lo que le ha permitido que sus demás lanzamientos (curva, splitter y cambio) sean más dañinos.

"Ahora nadie se puede poner a esperar una recta de 95 porque todos los demás pitcheos son de strike", comentó el zurdo de los Rockies Jeff Francis.

Lo que más le gusta al manager de los Rockies Jim Tracy es que la cuenta de pitcheos de Jiménez ya no se dispara tanto y puede lanzar más allá del séptimo inning.

¿A qué se debe el cambio?

"Más que nada es ya tengo dos años de experiencia en las mayores. Lo lógico era que iba a mejorar", declaró Jiménez. "Estoy aprendiendo. Con el paso de los años uno mejora".