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¡Qué bronca!

Inter festejó... ¿suerte? AP

BUENOS AIRES -- El Internacional de Porto Alegre es el equipo con más suerte que vi en mi vida. Con un gol le alcanzaba para pasar a las semifinales y faltando dos minutos lo consiguió.

Es casi imposible analizar a un equipo como el Inter. Un equipo que gana los partidos de forma inexplicable, siempre jugando de mal en peor. Da la sensación que el técnico uruguayo Fossati no entiende nada de fútbol o no ve la realidad o es, en el peor de los casos, un adelantado en materia futbolera.

Pero eso no es lo más llamativo: siempre pasa algo paranormal a favor del Inter. Ya le sucedió con Banfield, fue goleado en Buenos Aires y clasificó con mucha suerte en Porto Alegre y siempre fiel a esta época de su historia: jugando mal.

Con Estudiantes le pasó exactamente lo mismo. Jugó mal los dos partidos, hizo dos goles importantes a segundos del final y con eso le alcanzó...

Todas estas palabras son al cohete, queridos lectores. El Inter no tiene explicación. No se sabe a qué juega. Casi día basan más su juego en D'Alessandro que tampoco es el jugadorazo que supo ser en su etapa en River Plate.

Ante semejante engendro de equipo brasileño. ¿De qué otra forma podemos explicar lo que pasó anoche en cancha de Quilmes?

No me conformo con la frase hecha de que son cosas del fútbol, "que el fútbol desgraciadamente es así" o, que ganan loas que juegan mal.

¡El fútbol no es así, no es injusto y rara vez ganan los peores! Ocurre que el Inter tiene una fortuna increíble pero a su suerte la ayudó mucho Estudiantes de La Plata.

Estudiantes que jugó bien, que tuvo la contundencia de siempre, pero no toda la que necesitó. Estudiantes dominó todo el partido, dando cátedra de fútbol y convirtió dos golazos para la euforia de su hinchada.

¿Qué mas hay que hacer para ganar un partido? Estudiantes lo hizo todo, pero gracias a estas estúpidas reglamentaciones no pasó a la semifinal porque un gol de visitante vale doble?

Hay que cambiar esta norma, es ridícula. Muchos se benefician o se perjudican injustamente por una regla que va mas allá de lo que un equipo puede hacer adentro de la cancha.

A quién le cabe la menor duda de que Estudiantes es el justo merecedor de pasar a la próxima ronda y el Inter debió quedarse afuera.

No sangro por la herida. Pero hay que ayudar al fútbol, señores. Hay que dictar reglas convincentes y equitativas. Hay que protestar, participar y juzgar si es necesario, cuando una ley o una simple regla deportiva está mal, hay que decirlo.

¿Por qué no lo dijimos antes? Bueno, este es el tiempo de decirlo. No antes, cuando todavía nada había sucedido, una regla pierde su valor cuando acontecen acciones que perjudican.

Si vamos al plano meramente deportivo. Fue un partido entretenido. Sorprende la participación equivocada que tuvo en los dos goles el Pato Abondanzieri. Y en el triste episodio del final donde terminaron agarrándose a puñetes como seres primitivos.

No puedo explicar al Inter, así como Borges jamás fue capaz de explicar la prosa de Stevenson y ese cuento maravilloso de Nataniel Hawtorne. "Wakefield", es la historia de un hombre que, un buen día, decide largarse de su casa, sale a comprar y no regresa nunca más, sin embargo está cerca: se queda viviendo 50 años a la vuelta de su casa.

Eso es el Inter, un equipo impredecible, muy ligado a los acontecimientos paranormales. Un equipo que tiene algo de brujería, un equipo que no es un equipo, que desaparece de pronto del campo de juego, pero está ahí, al acecho, debajo del humo o a la vuelta de nuestra casa, dispuesto a vacunarnos.

Jugar contra el Inter es una experiencia de la cual deben tomar nota los demás equipos de la Copa. Se los advierto, de todo corazón.