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El veradero legado de Pat Tillman

BRISTOL -- La revitalizada campaña para hacer que Pat Tillman ingrese en el Salón de la Fama, sin duda, nace de un lugar con buenas intenciones. Las heroicas decisiones de vida de Tillman y su trágica muerte simbolizan muchas cosas para mucha gente. Su carácter e intenciones han sido intachables.

Los comentarios sobre la inducción de Tillman en Canton surgen de vez en cuando, y ha sido un tema en la blogósfera de nuevo últimamente. El Salón de la Fama de Fútbol Americano Universitario lo indujo en diciembre y lo honrará en su festival anual de la consagración en South Bend, Indiana, la próxima semana. Sin embargo, después de que el gobierno de los Estados Unidos de América socavó las bases de la verdadera historia de cómo Tillman murió en un campo de batalla en Afganistán en el 2004, y después de que la familia de Tillman tuvo que presionar tenazmente hasta que se llegó a la verdad, parte de mí se ve en medio de esta corriente de debate dentro del fútbol americano sobre su "valor" para el Salón de la Fama del Fútbol Amerciano Profesional y pienso lo siguiente: si es así como recordaremos a Pat Tillman, por favor, ¿podemos dejarlo en paz? ¿Antes de que todo lo que él representaba se vea arrebatado de nuevo?

La última cosa que la historia de Tillman necesita es otra narración falsa sobre su vida. Una historia como la suya no tiene necesidad de adornos. Se alistó porque quería ayudar a luchar contra Osama bin Laden y el terrorismo. Fue un héroe, puro y simple, un atleta millonario y un hombre profundamente filosófico que dejó su novia de la secundaria con la que se acababa de casar y renunció a su ascendente carrera en la NFL a los 25 años para convertirse en un soldado de élite del Ejército poco después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Incluso ahora, siete años después de la muerte accidental de Tillman por el disparo uno de sus compatriotas durante una emboscada en Afganistán, es difícil exagerar los sentimientos profundos que aún evoca, sobre todo entre las personas que lo conocieron personalmente. Glen Lacroix conoció a Tillman durante una conversación que duró siete horas poco antes de su muerte. Un hombre realizado en su propio derecho, Lacroix --un ex sargento del Ejército de 38 años que realizó un trabajo de inteligencia encubierto en zonas de combate y fue herido dos veces durante las campañas en Irak y Afganistán-- habló con Tillman pocas semanas antes de su muerte acerca de la posibilidad de continuar los trabajos de inteligencia algún día.

"Tengo dos héroes en mi vida", Lacroix dice ahora. "Mi padre es uno. Y Pat Tillman es el otro. Eso es todo".

Sin embargo, hacer que Tillman ingrese en Canton es algo que empalidece muchas otras maneras más significativas de recordarlo. Si alguien realmente quiere honrar la memoria de Tillman, ¿por qué no empezar con algunos de los programas que la Fundación Pat Tillman dirige para ayudar a los veteranos militares y sus familias? Lacroix es una de las muchas personas que la fundación ha tocado. (Más sobre esto en un minuto).

Tal como lo señala el querido amigo de Tillman y ex entrenador en jefe de los Arizona Cardinals, Dave McGinnis, Tillman fue un All-American en Arizona State y una autentica elección para el Salón de la Fama Universitario. Pero Tillman no tuvo tiempo en sus cuatro años de carrera en la NFL como un destacado profundo de los Cardinals para establecerse plenamente como material de Canton antes de decidir alistarse.

McGinnis, ahora entrenador asistente senior de los Tennessee Titans, hace hincapié en que nadie debería atreverse de decir qué es lo que Tillman podría pensar sobre el esfuerzo por inducirlo en el Salón.

"Pero", McGinnis dice, "lo que sé de mi estrecha relación con Pat Tillman es que nunca actuó pensando en los honores o la fama. Jamás".

También sabemos por las cosas que Tillman escribió y dijo antes de morir, que se mostró inflexible sobre la noción de un trato especial debido a que sintió el llamado al servicio. Él y su hermano Kevin (que se alistó con él y sobrevivió a la misma emboscada en la que Pat murió) se negaron a conceder entrevistas antes de partir hacia la guerra. Pat firmó los papeles diciendo que no quería un funeral militar con todos los honores. Le dijo a un soldado compañeros que uno de sus temores era que el gobierno de los Estados Unidos hiciera un desfile con su cuerpo por las calles para exacerbar los sentimientos contra los enemigos de los Estados Unidos. Y tenía razón. Lo intentaron.

Junta todo lo anterior y el debate en curso sobre las habilidades deportivas de Tillman parece trivial. Y la forma en la que Tillman está siendo destacado por una distinción que ninguno de los 22 jugadores de la NFL que murieron con anterioridad en la batalla recibió parece ser exactamente lo que Tillman dijo que no quería.

McGinnis dice que cuando piensa en Tillman, lo que le viene a la mente es la "integridad. La honestidad. La valentía. La convicción". Puede contar historias como entrar en la oficina de relaciones públicas de los Cardinals el día que ocurrieron los ataques del 9/11 y encontrar Tillman obsesionado con la cobertura "con los ojos fijos como haciendo un agujero en la pantalla del televisor". McGinnis recuerda el día siguiente, cuando Tillman arrancó una bandera de los Estados Unidos en una página impresa en el Arizona Republic y la pegó con cinta adhesiva en una sala de reuniones del equipo. Recuerda cuando Tillman se le acerco meses después para decirle que estaba por rechazar un contrato de 3.9 millones de dólares para alistarse.

El entrenador todavía puede a ver Tillman cuando los visitó antes de un partido de los Cardinals en el 2003 en Seattle. Tillman acababa de regresar de su primera campaña de combate en Irak y estaba a punto de ser enviado a Afganistán. Tuvieron una larga y emotiva charla y se abrazaron después del partido. Entonces, tal como me dijo McGinnis hace unos años, la primera vez que hablé con él: "Esa fue la última vez que vi a Pat".

Otra cosa que me dijo McGinnis en ese entonces es algo que nunca olvidaré, y sonó muy parecido a algo que Lacroix dijo el miércoles: "No conociste a Pat Tillman", dijo McGinnis. "Pero te hubiese agradado.

Quería mucho a Pat Tillman".

Lacroix dice ahora, "me niego a decir que Pat Tillman era" porque todavía está vivo para mí, y en mí". Es otro ejemplo de cómo el impacto de Tillman va mucho más allá del fútbol y sigue siendo una fuerza activa profunda y dinámica. Si alguien realmente quiere lanzarse a hacer algo importante en honor a Tillman, ayudar a su fundación u otros programas de veteranos sería un lugar excelente para empezar. No Canton. Los genios de las promociones y los que manejan el dinero en la NFL podrían volver a evaluar si el dinero que gastan en los desfiles aéreos con los aviones militares en partidos importantes --que cuestan 500,000 dólares cada uno, según un informe del Washington Post durante el Super Bowl de este año-- podría ser mejor invertido. El costo de un desfile representa más de la mitad de los 900,000 dólares que la Fundación de Pat Tillman les está dando este año a sus becados militares. Hasta el momento, hay 171.

Lacroix fue dado de baja del ejercito por cuestiones médicas en diciembre de 2005, y en parte gracias a la ayuda financiera de la fundación, ahora está a un año de terminar su licenciatura en psicología en la Universidad de Arizona. Después de eso, tiene la intención de obtener su doctorado en terapia física, ya que, "Cada vez que resulté herido, fue uno de esos casos en los que tratan la mente y tratan el cuerpo, pero no lo hacen al mismo tiempo". También es director de estudiantes del centro de estudios y recursos del programa de Educación y Servicios de Transición de Veteranos de UA. Y ahora se dirige a la Cumbre del Legado de tres días que la Fundación Tillman celebrará este fin de semana en el campus principal de la Universidad de Maryland y en las inmediaciones de Washington, D.C.

Lacroix --un hombre inteligente, apasionado y comprometido con una fuerte lealtad con los equipos deportivos en su ciudad natal de Boston-- es el tipo de hombre del que Tillman estaba hablando cuando enfatizó que él se consideraba a sí mismo como cualquier otra persona que elige servir a su país.

Lacroix sabe por experiencia propia que las necesidades de los veteranos que regresan y las de sus familias son enormes, pero a menudo la financiación es insuficiente. Puede ser difícil para ellos reintegrarse en la comunidad, es difícil pagar la universidad o encontrar trabajo en esta economía, y es muy difícil librarse de los fantasmas de la guerra. Pero no utilices la palabra "no se puede" en torno a Lacroix. Parte del mensaje que va a llevar al Congreso este año --a todos, en realidad-- es su firme convicción de que esta generación de veteranos que regresan puede igualar los logros de los veteranos de la Segunda Guerra Mundial.

"Se los conoció como 'La Gran Generación', y lo que dio lugar a eso fue la GI Bill", dijo Lacroix. "Si tenemos la oportunidad, podemos crear una 'Gran Generación' una vez más. Pero necesitamos más recursos y oportunidades educativas para nuestros veteranos".

Suena como el tipo de comentario para fomentar la conciencia que Tillman hubiese hecho si estuviera con vida. En abril del 2002, poco antes de unirse al Ejército, Tillman se sentó en su computadora y escribió unas palabras con el fin de explicar su decisión de alistarse. Más tarde aparecieron impresas en el libro de Jon Krakauer en 2010: "Donde los hombres alcanzan la gloria: La odisea de Pat Tillman". Vale la pena leer la pieza completa, pero parte de lo que Tillman escribió es esto: "Muchas de las decisiones que tomamos en nuestra vida son relativamente insignificantes, mientras que hay otras que cambian tu vida... En algún lugar dentro de nosotros oímos una voz, e intuitivamente sabemos la respuesta a cualquier problema o situación en la que nos encontramos. Nuestra voz nos conduce en la dirección de la persona que deseamos llegar a ser...

Durante gran parte de mi vida he tratado de seguir un camino que creía importante. Los deportes encarna muchas de las cualidades que considero significativas: el coraje, la tenacidad, la resistencia, etc... Sin embargo, estos últimos años, y especialmente después de los acontecimientos recientes [como el del 9/11], he llegado a apreciar lo superficial e insignificante que es mi papel. Ya no estoy satisfecho con el camino que he estado siguiendo. Ya no es importante... Mi voz me está llamando en una dirección diferente".

Recuerden a Tillman por esto.

¿No es suficiente?